Proyecto fotográfico “Adolescentes en zonas de guerra”.

8M: "Adolescentes en
zonas de guerra”

  

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, desde Save the Children lanzamos el proyecto fotográfico “Adolescentes en zonas de guerra”. 
Tres reconocidas fotógrafas, Lynsey Addario, Alessandra Sanguinetti y Esther Mbabazi, han viajado respectivamente a Afganistán, Gaza y Uganda para retratar a seis adolescentes y escuchar sus voces. Además, cada una de ellas ha querido escribir un breve poema para dar a conocer su situación y expresar sus sentimientos. 

A continuación, podéis conocerlas a través de las maravillosas tomas que les han hecho y apreciar su valentía.

Fotógrafa Lynsey Addario - Afganistán

Golmina

Golmina tiene 12 años y es de la provincia de Kunduz, Afganistán. Ella y su familia huyeron de su hogar hace tres años debido a los continuos enfrentamientos y a la inseguridad. Ahora viven a las afueras de Kabul.

El poema de Golmina:

Escuché el sonido de bombas y balas.
Olí un mal olor amargo.
Sabe muy amargo.
Veo cadáveres y gente llorando.
Sentía que podría perderme a mí misma y a mi familia.
Esperaba una vida mejor y feliz.
Tenía miedo de las balas y del conflicto.
Recuerdo las guerras y los cadáveres.

 

Shabana

Shabana tiene 14 años y es de la provincia de Nangrahar, Afganistán. Ella y su familia se mudaron a Kabul para escapar de la violencia que había llegado hasta su casa.

El poema de Shabana:

Todas las noches oía disparos y balas.
Olí y sentí balas por todas partes.

Vi a gente armada entrar a nuestras casas a la fuerza.
Explotaron bombas y granadas cerca de nuestras casas.

Fui testigo de la peor cara de la guerra. Sentí como si hubiera perdido la vida por completo.
Ya no sabía lo que era normal.

Quería ir a algún lugar lejos de todo.
Todavía puedo verlo en mi cabeza el día que le dispararon a mi hermano.

 

Fotógrafa Alessandra Sanguinetti - Gaza

Rania

Rania tiene 16 años y vive con su madre y su padre en una de las zonas más pobres de Gaza. Sus padres la sacaron de la escuela cuando tenía 12 años porque ya no podían permitirse sus estudios, y con solo 14 años querían que se casara con un hombre de negocios saudita, que tenía casi la misma edad que su padre.

El poema de Rania:

Nos despertamos con el sonido de bombas y explosiones.

Comencé a escuchar balas de los aviones de combate y tanques, así que salimos corriendo.

Mi padre solía trabajar como sastre en una fábrica, pero fue bombardeada y desde entonces comenzó mi sufrimiento y el de mi familia. 

Mis hermanas se casaron a los 16 años, dejaron la escuela para poder aliviar el sufrimiento de papá.

Mi vida perdió su propósito y su significado. 

Me ayudaron en los Centros Familiares a recuperar mi infancia y mis estudios. 

Se sentaron con papá y mis tíos y finalmente le convencieron de olvidarse de casarme.

Comencé a sentir que tenía desafíos que enfrentar, pero también sueños que cumplir.

 

Hania

Hana tiene 14 años y es de Gaza. En 2014, cuando tenía solo ocho años, perdió a su madre y cuatro hermanos jóvenes en un ataque aéreo.

El poema de Hana:

Soy una chica palestina.
Escucho las noticias sobre nuestra causa.
Respiro el hermoso aroma de mi familia.
Veo el sufrimiento real.
Pruebo el sabor de la libertad.
Siento nuestro dolor olvidado.
Me imagino una vida asombrosa.
Temo una verdadera catástrofe.
Recuerdo a mi madre y hermanos, y la luz de mis ojos.
Extraño una vida feliz.

 

Fotógrafa Esther Ruth Mbabaz - Uganda

Lydia

Lydia tiene 16 años y huyó a Uganda tras la violencia y la inestabilidad en la República Democrática del Congo. Violada por rebeldes, quedó embarazada y ahora tiene un hijo de seis meses.

El poema de Lydia:

Escuché personas muriendo, muchas.
Olí la buena comida que preparaba mi mamá y era dulce.
Vi muchas personas muertas en el Congo.
Sentí muchas cosas.
Espero que Dios me ayude en todo.
Temí cuando los soldados disparaban a la gente.
Todo lo que recuerdo es ver personas muertas en el Congo.
Extraño a mis Padres.

 

Helen

Helen, de 15 años, y su hermana Rita, de 9 años, vivían en el Congo con sus padres, donde dice que "la vida iba bien". Pero cuando estalló la guerra a principios de 2018, su familia se vio obligada a huir. Helen recuerda a hombres con machetes arrasando su aldea, "cortando" a los hombres y violando a las mujeres.

El poema de Helen:

Escucho los sonidos de personas que corren y gritan.
Veo derramar la sangre de personas cortadas por machetes y fuego.
No tengo apetito para comer.
Temo no volver a ver a mis hermanos que están en el Congo.
Me acuerdo de mis hermanos.
Extraño a mis Padres.
Huelo el humo de las casas quemadas.