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"Aquí hay hambre, no voy a ocultarlo"

En Mauritania llueve cuatro meses al año. Generalmente de junio a septiembre. Durante esos meses se cosecha y todo lo que se recolecta debe durar el resto del año. Algo que generalmente no pasa, y varios meses antes de recoger los nuevos cultivos, las reservas de alimentos se han terminado. Los precios en el mercado suben. Las familias pasan hambre. Los niños y las niñas se enfrentan a la desnutrición.

Esto no siempre ha sido así. Los más mayores de las comunidades cuentan que toda la zona era verde, que los animales pastaban. Había elefantes y leones. Pero ahora no se puede cultivar nada y los animales se mueren de hambre y sed.

La grave crisis alimentaria que sufrió Mauritania en 2012 debido a las fuertes sequías sigue afectando a las familias más vulnerables que siguen luchando por recuperarse desde entonces. En los últimos cinco años, las continuas sequías han dejado a casi medio millón de mauritanos en una situación de crisis alimentaria.

Aquí hay hambre, no voy a ocultarlo"

Bitu, líder comunal

Bitu tiene 27 años y 6 hijos. Su marido lleva dos años trabajando en la capital porque en su pueblo no tenía de qué vivir. A veces manda dinero, pero ya ni eso. Ella se hace cargo de todo en casa. 

El hecho de no tener agua hace que su vida sea mucho más difícil. Se levanta a las cinco de la mañana para ir al pozo e intenta conseguir 20 litros. A veces no vuelve a casa hasta el mediodía. No porque esté lejos el pozo sino porque hay mucha gente esperando. A veces los niños han tenido que ir a la escuela sin desayunar porque ha sido imposible para ella llegar antes.

Los meses que no hay lluvia se nota que la vida es más difícil.

Antes en la escuela había comedor y los niños comían ahí, pero ya no. Tengo que ponerle a mi hijo una cuerda en el pantalón porque se le cae".

Bitu, líder comunal

transferencias de efectivo

Justo en los meses en los que la situación es más complicada, gracias a los fondos de la ayuda humanitaria europea (ECHO) ponemos en marcha un programa en la región de Brakna, una de las cuatro regiones más pobres de Mauritania con una tasa de pobreza superior al 40% de la población. En las zonas rurales estas tasas son muy superiores, llegando casi al 70%.

Este programa llega a 1.450 familias a través de transferencias de efectivo, ya que Mauritania sigue dependiendo en gran medida de las importaciones de alimentos y está expuesto a las subidas de precios en un contexto de pobreza a gran escala.

 

Este sistema de transferencia de efectivo beneficia a la economía local y la reactiva creando un efecto en cadena de beneficiarios. Esta forma de contribuir empodera y dignifica a las personas beneficiarias ya que les da capacidad de decidir qué artículos quieren comprar.

Doy gracias porque la ayuda llegue ahora, es cuando más lo necesitamos".

Bitu, líder comunal

Con el efectivo que reciben tienen dinero para comprar leche, arroz, aceite y otros productos básicos que dan un respiro a las familias que peor lo están pasando.

La lucha contra la desnutrición

Durante la misma época vamos a distribuir harina enriquecida a más de 780 niños de 6 a 24 meses de edad y a más de 1.300 mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. Estas harinas se añaden a agua hirviendo y crean una pasta que ayuda a completar la alimentación de muchos niños y niñas evitando que sufran desnutrición.

Además, de cara a detectar los casos de desnutrición cuanto antes, se realiza una monitorización de los niños y niñas. La medición es sencilla, nuestros compañeros en terreno utilizan el MUAC y miden el contorno del brazo de los niños. 

Cuando se detecta en un niño un caso de posible desnutrición, se le deriva a un centro médico lo antes posible. 

Llegando hasta el último niño

Estamos presentes en Mauritania desde 2006 implementando programas de protección infantil a través de socios locales en las ciudades de Nouakchott y Nouadhibou. Desde 2012 con la deteriorada situación en la crisis del Sahel, iniciamos una nueva línea de actuación para paliar las consecuencias de la sequía y el cambio climático que afectan gravemente a la vida de los niños y las familias en las regiones de Gorgol y Brakna.

Gracias al apoyo de la ayuda humanitaria europera (ECHO) seguiremos trabajando en terreno hasta asegurarnos que todos los niños en Mauritania van a sobrevivir, aprender y estar protegidos.