niño en zona de guerra Yemen

Cinco años de guerra en Yemen

12 millones de
de niños y niñas en peligro

  

Yemen cumple cinco años de guerra y las consecuencias en la salud mental de toda una generación de niños y niñas son devastadoras. Algunos están al borde de la depresión, como revela una nueva encuesta realizada por nuestra organización a 1.250 niños y niñas de entre 13 y 17 años, padres, madres y cuidadores adultos sobre su bienestar mental.

Tras cinco años de conflicto en Yemen hay 24 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria, y más de la mitad niños y niñas. Además, a su condición de fragilidad se añade el temor a un brote de Covid-19, lo que ejercería una presión aún mayor sobre sus servicios de salud, ya saturados, y la labor de las organizaciones humanitarias, que está siendo obstaculizada.

La población infantil está pagando un alto precio por el conflicto de Yemen. Al menos 800 menores han sido asesinados y más de 1.200 han sufrido lesiones o mutilaciones. Además, dos millones han sido desplazados. Unos 10,3 millones de niños y niñas padecen inseguridad alimentaria y en los últimos tres años casi 1,2 millones han enfermado de cólera, difteria o dengue.

La condición de la infancia en Yemen

El bloqueo humanitario es lo que más daño está provocando en Yemen y se trata de una clara estrategia bélica contra la población civil. Esta situación crítica está provocando que en este momento haya 310.000 niños y niñas en desnutrición aguda severa, el más grave de los estados del hambre, que conlleva la muerte si no se atiende de forma urgente. La falta de abastecimiento ha elevado a 20 euros el coste del litro de suero.

Ante esta situación, hemos querido saber cómo está afectando al bienestar emocional de los niños y niñas. Nuestra encuesta revela que más de la mitad de los menores entrevistados dicen sentirse tristes y deprimidos y muchos registran signos de ansiedad como palpitaciones, dolor de estómago, sudoración excesiva en las manos y temblores cuando sienten miedo o preocupación. Además, alrededor de uno de cada cinco entrevistados asevera tener siempre miedo.

Es imprescindible que todas las partes en el conflicto se pongan a trabajar hacia una solución política y pacífica. Los niños y las niñas con quienes hablamos están aterrorizados. Están demasiado asustados para jugar afuera. Mojan la cama cuando escuchan aviones volando por encima o caen bombas. Es evidente que una solución política es la única forma sostenible de poner fin a esta terrible guerra y detener tanto sufrimiento. Los gobiernos con influencia sobre las partes beligerantes deben usar su poder para sentarlas en la mesa de negociaciones. Aquellos que continúen vendiendo armas a las partes en lucha deben saber que están alimentando esta guerra, y la historia los juzgará. Nadie puede alegar que no sabía.

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cambia la vida de
niños y niñas yemeníes

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Miedo a las armas explosivas y los francotiradores

En nuestra encuesta, la de mayor magnitud realizada desde el inicio de la guerra, mostramos también que:

•    El 38% de los cuidadores informan de un aumento en las pesadillas de los niños y las niñas.
•    El 18% de los niños y las niñas informaron de que siempre se sienten apenados, el 51% que a veces se sienten así.
•    El 16% de los niños dicen que nunca o rara vez pueden relajarse.
•    El 36% de los niños y niñas informaron de que no pueden expresar con alguien de su entorno si están tristes o se sienten mal.

Los resultados de nuestra encuesta también indican que los niños, niñas y adolescentes enfrentan una crisis de salud mental y viven con el temor constante de ser atacados por armas explosivas o fuego de francotiradores.

El derecho violado a sentirse seguros

Eyad, de 14 años, que vive en Saada, en el noroeste del país, perdió un ojo después de ser alcanzado por la metralla durante un ataque aéreo. Ha perdido la motivación por estudiar, tiene problemas para leer y escribir y sus notas se han resentido. Así cómo Abed, de 10 años, también de Saada, perdió a sus dos hermanos cuando el hospital donde trabajaba su padre fue alcanzado por un ataque aéreo. Su vida ha cambiado por completo desde que murieron sus hermanos. 
 

Si no se aborda esta crisis, toda una generación sufrirá consecuencias a largo plazo. Estar sometidos al estrés de la guerra les pone en riesgo de tener problemas de salud mental y afectará a su salud a largo plazo, pues serán más vulnerables a enfermedades crónicas o afecciones cardíacas, entre otros.

Según los datos más recientes, solo dos psiquiatras infantiles están disponibles en todo Yemen y solo hay un profesional de enfermería de salud mental por cada 300.000 personas. Los niños y las niñas tienen derecho a sentirse seguros y a un bienestar mental saludable. 

 

Desde Save the Children hemos trabajado en la abertura de 50 ‘Espacios Seguros para la Infancia’ donde los niños y las niñas pueden jugar e interactuar y desarrollar sus habilidades cognitivas. Casi 250.000 menores han pasado por estos espacios desde el inicio del conflicto. 
Además, organizamos sesiones de resiliencia con grupos de niños y niñas y trabajamos con especialistas y cuidadores que necesitan un apoyo mental más específico.