Demolición de escuelas, viviendas
e infraestructuras vitales en Cisjordania

  

Durante el pasado año, más de 840 edificios han sido derribados o incautados en Cisjordania por parte de las autoridades israelíes, obligando a al menos 518 niños, niñas y a sus familias a abandonar sus hogares. Se trata del peor dato desde 2016 en cuanto a niños y niñas palestinos desplazados en Cisjordania.

Solicitamos al gobierno israelí que anule todas las órdenes de demolición de escuelas, viviendas e infraestructuras vitales, de acuerdo con sus obligaciones internacionales.

Las consecuencias de las demoliciones para la infancia

Las demoliciones en todos los territorios ocupados han afectado a más de 2.600 niños y niñas. Las familias afectadas han perdido sus hogares, sus medios de vida y se han visto obligadas a buscar refugio en casa de amigos o familiares y nuevos ingresos para intentar rehacer sus vidas. Además, su situación se ha visto agravada por el impacto económico de la COVID-19. Los niños y niñas se enfrentan no solo a la destrucción de sus casas, sino también de infraestructuras vitales de agua y saneamiento, así como sus colegios.

No podemos salir de nuestras casas por las tardes y por las mañanas debemos permanecer siempre cerca de casa. Hay un asentamiento cerca y en la carretera principal, el ejército y los colonos siempre van y vienen. Han dado muchos avisos de derribo a mucha de la gente que vive aquí. Me siento mal y estoy cansado, temiendo que yo también me puedo quedar sin casa".

Fareed, estudiante de 4º de primaria de una comunidad dedicada a la agricultura en Cisjordania

La demolición continúa 

A pesar de la promesa de las autoridades israelíes de detener la demolición de viviendas durante el brote de COVID-19, la destrucción ha continuado. Sólo en noviembre, 73 personas, entre ellas 41 niños y niñas, fueron desplazadas tras el incidente más grave de demolición de los últimos cuatro años. Tampoco se ha cumplido la suspensión de derribar viviendas habitadas en Jerusalén Este, anunciada el 1 de octubre de 2020 por parte de las autoridades israelíes.

Además de perder sus hogares, hay 53 escuelas que corren el riesgo de ser destruidas en Cisjordania y Jerusalén Este, algo que afectaría a unos 5.250 niños y niñas según nuestras estimaciones. Diala estudia sexto de primaria y teme no poder volver a la escuela debido a la presencia militar en su pueblo: "todos los días viene el ejército israelí al pueblo. El otro día vinieron porque querían destruir nuestra escuela y empecé a tener miedo. Mi esperanza es convertirme en maestra, pero no hay muchos maestros aquí…".

Un ataque al derecho a la educación

Según la ONU, los desalojos forzosos como consecuencia de las demoliciones son un factor clave en la creación de un entorno coercitivo y tienen un impacto negativo en los derechos humanos. “Las demoliciones que se están produciendo en Cisjordania están dejando a los niños, las niñas y a sus familias sin hogar y sin infraestructuras vitales. Derribar una casa, una escuela u otra infraestructura vital, especialmente durante una pandemia, destruye su derecho a la educación y a tener un hogar. Ataca su futuro, su salud, su seguridad y su bienestar”, señala Jason Lee, responsable de Save the Children en los territorios palestinos ocupados.

Israel tiene el deber de proteger los derechos de los niños y niñas. Instamos al gobierno de Israel a que anule todas las órdenes de demolición existentes de escuelas, viviendas e infraestructuras vitales, de acuerdo con sus obligaciones internacionales. Si no lo hace, dejará a más niños y niñas sin hogar ni educación, lo que se sumará al impacto que la pandemia ya está teniendo en sus vidas. En cuanto a los colegios, son un salvavidas para los niños y niñas, especialmente en las zonas más vulnerables de Cisjordania, y nunca deberían ser un objetivo.