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El deporte, una simple distracción saludable o una herramienta de desarrollo social para los niños

Esta entrada ha sido escrita por Thomas Ubrich @thomasubrich, investigador y analista social en @SaveChildrenEs

La situación es una paradoja: mientras que los beneficios de la actividad física en la salud son bien conocidos apenas 6 de cada 10 europeos raramente practican, o nunca, una actividad física o deporte. Una situación que pesa en la salud de los individuos así como su desarrollo social más amplio.

La prevalencia del sedentarismo en Europa es alta y España es uno de los cuatro países más sedentarios de la Unión Europea. En el caso de las niñas, niños y adolescentes, la situación es aún más preocupante. Aproximadamente un 35% de la población escolar española es sedentaria (realiza actividades físico-deportivas menos de dos horas semanales), alcanzando el 46% de las chicas frente al 24% de los chicos. Según la Organización Mundial de la salud, un 35,2% de las niñas y niños de entre 6 y 9 años tiene sobrepeso (la mayor prevalencia de los países analizados por el estudio) y, según la Asociación Española de Pediatría, una de los principales motivos que lo estaría causando esta situación (aunque no el único) estaría relacionada con el sedentarismo.

Entre los hábitos sedentarios más frecuentemente realizados por los niños, el informe de Save the Children, Iluminando el futuro, señala el número de horas delante de la televisión, el ordenador o el tiempo dedicado a los videojuegos como elementos que están influyendo negativamente en este aspecto además de ser los hábitos más difícilmente modificables.

En consonancia con el Día internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, que se celebró ayer 6 de abril, apuntamos que la práctica habitual de deporte es fundamental para la lucha contra el sedentarismo y es uno de los elementos no académicos clave en el crecimiento, desarrollo físico, mental, social y educacional de las niñas, niños y adolescentes.

En este sentido, si es verdad que la educación física escolar es fundamental para promocionar la práctica habitual de deporte, en ningún caso es suficiente. La promoción de la actividad física y del deporte debe hacerse también fuera de la escuela, por ejemplo a través de las actividades extraescolares que son un importante complemento a la formación dentro del aula. Sin embargo, muchas de estas actividades quedan supeditadas al poder adquisitivo de las familias. Cuando éstas no pueden asumirlos, se agrieta el principio de igualdad de oportunidades y de la gratuidad de la educación. Es más, su impacto es especialmente negativo para los niños de familias más vulnerables. La situación socioeconómica de las familias no puede condicionar de manera determinante el acceso de los niños a los conocimientos, competencias, habilidades y relaciones que les aporta la educación. Es innegable que un alto porcentaje de sedentarismo entre las niñas y niños puede incidir en la pobreza educativa en cuanto se obstaculiza el desarrollo de sus capacidades, habilidades, talentos y aspiraciones.

Las características socioeconómicas de las familias no pueden afectar que los niños y niñas puedan disfrutar de su derecho a participar al juego y a participar libremente en la vida cultural y en las artes. Garantizar el acceso a la educación, contemplando el proceso educativo en su perspectiva más amplia, supone que las políticas públicas deben ser transversales y abarcar aspectos tales como el acceso a los conocimientos, la salud, el deporte, las actividades culturales y de ocio y en general a todo aquello que contribuye a la formación y al desarrollo personal.

Invertir en educación es invertir en infancia. Súmate a nuestra petición al Gobierno Estatal y a los Gobiernos Autonómicos para que apuesten por la educación.