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El difícil camino de solicitar el asilo o la reubicación

Después de meses viviendo bajo el sonido de las bombas una mañana tomasteis la decisión más dura de vuestra vida. Ya no había futuro para vuestra familia en esa ciudad que os vio nacer y que fue vuestro hogar generación tras generación. No queríais que vuestro hijo mayor creciese pensando que la violencia es parte del día a día, y tampoco que el más pequeño diese sus primeros pasos en unas calles plagadas de escombros.

Una noche cogisteis lo poco que podíais cargar con vosotros y comenzasteis vuestro viaje hacia Europa con la esperanza de reencontraros allí con familiares y amigos que salieron meses atrás abriendo el camino. Un hermano espera ya en Alemania, un viejo amigo en Suecia y muchos, muchos vecinos, en Grecia.

Algo de ropa, la documentación y unas viejas fotografías fueron el ligero equipaje que pudisteis cargar porque los niños son pequeños y hay que llevarlos en brazo durante la mayor parte del trayecto.

Después de atravesar la frontera de vuestro país con la tristeza de no saber si algún día será posible el viaje de vuelta, tocó sortear los peligros de ponerse en manos de las mafias para navegar un mar a oscuras que os llevó hasta tierra europea. Los niños lloraron durante la travesía porque tenían miedo y frío. Vosotros susurrasteis palabras de consuelo para calmar su llanto y, de paso, evitar el vuestro.

Tocar tierra fue un milagro, lo sabéis porque conocéis a otros que nunca llegaron. El viaje aún continuó durante semanas y hubo nuevas etapas que superar. Caminasteis, cogisteis un ferry y encadenasteis varias rutas de autobús. Y de pronto la frontera se cierra y una valla se interpone en vuestro camino. Estáis en Idomeni, al norte de Grecia, y podéis ver al otro lado de la valla y las concertinas la tierra que os han prohibido pisar.

Esta es la historia de miles de familias como esta que llegaba exhausta caminando al campo de refugiados de Idomeni hace un par de semanas cuando apenas estaba amaneciendo. Ahora esperan en Grecia con la esperanza de que la frontera se abra.

  • Cuando parece que lo más difícil ya ha pasado, llegan las barreras y las dificultades para solicitar el asilo o la reubicación. Sin un punto de información oficial en el campo donde una persona hable tu idioma, lo único que circulan son rumores y ofertas de los traficantes ofreciendo planes desesperados a un alto precio para seguir el viaje. 

    Aquellas personas que terminan por saber que existe una Oficina de Apoyo al Asilo Europeo se encuentran con nuevas trabas. La primera, que para la mayoría de las personas atrapadas en Grecia ahora mismo la única manera de hacer esta solicitud es a través de un número de skype disponible 1 hora al día. Es decir, necesitan tener un teléfono con batería (imagina la dificultad del acceso a la electricidad en estas circunstancias), una conexión a internet y la suerte de que ese número no comunique cuando llaman. En el caso de las miles de personas que malviven en los campos de refugiados, que las tres variables se alíen a su favor, es una especie de milagro. Y así lo manifestaban en Idomeni con esta pancarta.

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Si consiguen que ocurra el milagro, la llamada es contestada y no se corta la conexión, hay que enfrentar el siguiente obstáculo: poder comunicarte con la persona que contesta. Hay mucha gente en los campos como el de Idomeni que apenas hablan unas palabras de inglés, y pocas personas que puedan hacer de intérpretes o mediadores.

Imaginemos que tienes la suerte de que personal de alguna de las organizaciones que como Save the Children trabajan en el campo de Idomeni, o voluntarios griegos y de otros países europeos que acuden a diario para ayudar, consigan dominar tu idioma, el griego o el inglés y servirte de traductor. El proceso únicamente podrá continuar si tu origen te identifica como originario de Siria, Eritrea, Irak o Somalia. El resto de nacionalidades no tienen derecho a solicitarlo y únicamente tienes la opción de pedir el asilo.

Mientras todo esto sucede, las mafias siguen paseando por el campo y ofreciéndote otras rutas alternativas que, según ellos, te permitirán llegar a Alemania o Suecia con los tuyos. Para que una vez allí, puedas solicitar el asilo y esperar los meses que harán falta hasta que se resuelva tu petición en un lugar donde otros seres queridos te arropan y te acompañan.

Si además hablamos del caso de los miles de niños refugiados que viajan solos, en su mayoría adolescentes, es probable que jamás cuenten con el acceso a ninguna de estas informaciones. Casi todos desconocen cuál es el procedimiento que han de seguir para solicitar el asilo ni los derechos que les protegen en una situación como la que están viviendo.  Ellos son los más vulnerables de esta crisis y los que más protección necesitan.

Una oportunidad para cambiar esta situación

Hoy jueves 21 de abril tendrá lugar en Luxemburgo el Consejo de Justicia y Asuntos de Interior. Es una reunión en la que participarán los ministros de interior de los 28 países que forman la Unión Europea y, para nosotros, una oportunidad para cambiar la realidad que están viviendo miles de refugiados.

En el campo de refugiados de Idomeni, en la frontera con la Antigua República Yugoslava de Macedonia, 4.000 niños y niñas permanecen atrapados con sus familias, mientras que en Lesbos hay más de 1.000 niños detenidos en condiciones deplorables, muchos de ellos no acompañados. Los niños están durmiendo al aire libre en el suelo helado con mantas porque no tienen otro sitio donde hacerlo, ya que las instalaciones están sobresaturadas. Esta situación es extremadamente peligrosa y pone en peligro su bienestar físico y psicológico, especialmente en el caso de los niños y niñas que viajan solos. Por eso instamos al Gobierno español a cumplir con los compromisos asumidos ante la Unión Europea, incrementando de manera significativa e inmediata el número de plazas a disposición de los programas de reubicación y reasentamiento, y destinando los recursos necesarios para la acogida e integración de las personas refugiadas en España.

En este Consejo de Justicia no solo se hablará del asilo que los refugiados tienen derecho a solicitar, sino que se hablará de las políticas migratorias que está implementando Europa, como el pacto que la UE firmó con Turquía por el cual expulsa a los refugiados a territorio turco a cambio de 6.000 millones de €. Desde Save the Children denunciamos que este pacto vulnera la legalidad internacional y manifestamos nuestro completo rechazo porque no contempla ninguna medida de atención especial para los menores de edad, tanto los que viajan con sus familias como los no acompañados, por lo que los niños y las niñas siguen siendo los más desprotegidos. Las condiciones en las que miles de niños refugiados están viviendo ponen en riesgo su salud y vulneran gravemente sus derechos.

Un cambio de políticas

España tiene que liderar un cambio de políticas para dar respuesta a esta crisis de refugiados. Éstas deben estar orientadas a gestionar los medios y recursos de los Estados Miembros para garantizar que las personas refugiadas reciben protección en la Unión Europea, de acuerdo con el derecho internacional.

Te pedimos que unas tu voz a la nuestra, firma nuestra petición.

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