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El uso militar de escuelas y universidades durante los conflictos armados

Las escuelas y las universidades son usadas por los grupos armados, ejércitos oficiales, fuerzas multinacionales e incluso fuerzas de paz con fines militares como centros de detención o interrogatorios, cuarteles, bases de operaciones, depósitos de armas y municiones, puestos de observación y de tiro o directamente como plataforma para reclutar a los combatientes en estos conflictos. La ocupación de estos centros educativos por parte de los soldados, si bien a veces es total, lo habitual es que se produzca en una parte de estos: sus aulas, un piso entero, el patio, etc. De este modo exponen a los estudiantes a los posibles ataques y a otro tipo de violencia y en los peores casos se han provocado daños o destrucción de escuelas. Lo más dramático es cuando el uso de las escuelas tiene como resultado que niñas y niños mueran o resulten heridos.

Estos días se celebra en Oslo una importante Conferencia Internacional en la que se adoptarán las “Directrices para prevenir el uso militar de escuelas y universidades durante los conflictos armados”. Todas las regiones del mundo a través de 60 Estados han confirmado su participación, entre ellos España. El Gobierno español ha estado muy activo durante los últimos meses participando en el grupo de Estados encargados de redactar la “Declaración sobre Escuelas Seguras”, que es el instrumento a través del cual los países ratificarán las Directrices.

La finalidad de la “Directrices para prevenir el uso militar de escuelas y universidades durante los conflictos armados” es fomentar que las fuerzas y los grupos armados actúen con moderación en el uso militar de establecimientos educativos y mitiguen el impacto que esta práctica puede tener para la seguridad y la educación de los estudiantes. Su redacción final se ha logrado tras dos años de consultas con gobiernos, fuerzas armadas, organizaciones de la sociedad civil y organizaciones internacionales en todo el mundo.

En épocas de conflicto armado, la seguridad en las escuelas y universidades puede transmitir a los alumnos información vital y mitigar las secuelas psicosociales de la guerra, además de proteger a niñas y niños de la posibilidad de trata y reclutamiento por grupos armados. A largo plazo, una educación equitativa y de calidad fomenta la paz y la reconstrucción después de un conflicto, y ayuda a que los jóvenes adquieran las aptitudes y la formación necesarias para progresar en el plano personal y contribuir a la prosperidad de su comunidad.

Desde Save the Children damos la bienvenida al apoyo expresado por el Gobierno Español a las Directrices desde su presentación en diciembre de 2014 antes Naciones Unidas, y espera que este apoyo se mantenga firme en la conferencia internacional de Oslo, y que el Gobierno español exhorte a todos los Estados a sumarse a la ‘Declaración sobre Escuelas Seguras’, ya que se trata de un problema de magnitud global que amerita una respuesta global.