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Elecciones presidenciales en Burundi, desnutrición infantil en los campos de refugiados

Los casos de malnutrición en el campo de refugiados de Nyarugusu, en la frontera entre Tanzania y Burundi, están llegando a niveles preocupantes. La unidad especializada en tratamientos de desnutrición severa se encuentra totalmente desbordada con nuevos casos. En un solo día, pueden llegar cerca de 30 niños con desnutrición que suelen sufrir otras enfermedades como malaria, neumonía, gusanos, anemia o diarrea. Hasta el momento se han registrado al menos cuatro muertes por desnutrición.

El número de niños que tienen que asistir a los programas de alimentación de emergencia crece de manera exponencial. Esto se está produciendo porque muchas familias están huyendo de la escalada de violencia que se se está produciendo en Burundi por las elecciones presidenciales que se se celebrarán hoy martes 21 de julio. Se estima que 25.000 personas han huido al campamento que está en la frontera con Tanzania en el último mes, esto hace que haya un total de 78.000 refugiados de Burundi, una quinta parte son niños menores de cinco años.

Juliette* huyó de Burundi con sus cuatro hijos conforme la escalada de violencia se hacía más intensa en Burundi. Ella y su joven familia llegaron el 29 de junio a campamento de Nyarugusu. Sus hijos tienen 6, 4, 3 años y la más pequeña, Elise*, solo tiene cinco meses. El viaje a Tanzania fue muy duro, la milicia les robó el poco dinero que tenían y, cuando llegaron, no tenían nada, ni dinero ni pertenencias, solo la ropa que ella y los niños llevaban puesta.

Poco después de llegar, la hija pequeña de Julitte, Elise, enfermó. A mediados de julio fue ingresada en la clínica terapéutica de alimentación del campamento. El diagnóstico era malnutrición. Estaba vomitando y tenía diarrea. La propia Juliette también estaba enferma y era casi imposible. amamantar a Elise.

"Me siento culpable porque no puedo amamantarla, no tengo leche porque estoy enferma, tengo una infección en el pecho y no paro de toser por las noches. La están tratando con leche y medicinas, pero es muy pequeña de tamaño. Lloro mucho pensando el dolor que debe estar pasando".

Si el número de niños que sufre desnutrición sigue creciendo, las instalaciones médicas del campo van a ser incapaces de atenderlos a todos. Las familias de refugiados que llegan al campamento de Nyarugusu llegan en malas condiciones. El camino hasta llegar allí es treméndamente estresante y se necesitan más clínicas móviles urgentemente.

También se están intensificando la tensiones entre los nuevos refugiados y los que llevan más tiempo, muchos de ellos provienen del este de la República Democrática de el Congo y llegaron en 1996 después del genocidio de Ruanda y su consecuente inestabilidad en la región.

Se están produciendo numerosos enfrentamientos por elementos básicos como la comida, el jabón, las cacerolas o las mantas. Muchas escuelas del campo se están utilizando como casas para refugiados, algo que hace temer que posiblemente no habrá espacio para las clases cuando sea el momento de volver al colegio.

El campo de Nyagurusu está preparado para 50.000 personas, pero previamente a la crisis de Burundi, ya estaba ocupado por 30.000 refugiados congoleños. Juliette y sus hijos duermen en el suelo, en unas tiendas de campaña. Están deseando volver a casa cuando acabe la violencia en su país.

Si hubiera paz me gustaría volver a casa, pero no sé cuándo pasará eso ni si tendré cuatro hijos que llevar conmigo de vuelta. Tengo miedo cada día"

Más de 1650.000 personas han huido de Burundi a países vecinos como República Democrática del Congo, Ruanda, Tanzania y Uganda desde el 25 de abril. Save the Children lleva trabajando en Tanzania desde 1994.

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