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Etiopía: Código rojo

No estamos ante un año normal en Etiopía, nos encontramos ante un código rojo como consecuencia de la peor sequía que se recuerda en los últimos 50 años.

Después de dos años sin que caiga una sola gota, el fenómeno climatológico de El Niño ha hecho que la situación en Etiopía se deteriore rápidamente. La sequía está teniendo un efecto devastador en las cosechas dejando a más 10 millones de personas, de los cuales casi 6 millones son niños, en riesgo de hambruna.

Millones de familias han perdido los ingresos y las reservas de comida que tenían. Millones de niños tienen hambre, sed y están en riesgo de caer en desnutrición crónica. Pero esta sequía es un problema que va más lejos del hambre y la falta de agua. Muchos niños y niñas han dejado de ir al colegio para apoyar a sus familias. Esto implica una mayor desprotección y vulnerabilidad al contagio de las enfermedades.

Dando la voz de alarma

La siguiente cosecha se recogerá en julio de este 2016, pero los efectos de El Niño hacen dudar sobre la calidad de la misma. La seguridad alimentaria es una de las mayores preocupaciones. La atención sanitaria no debe cesar, incluso se debe trabajar más que nunca en detectar y tratar los casos de desnutrición que se produzcan antes de caer en una gran emergencia. En Save the Children estamos haciendo todo lo posible por concienciar a las comunidades internacionales sobre la situación y sobre la importancia de actuar ahora para prevenir un desastre humanitario.

Nuestra respuesta

Estamos trabajando en el 70% de las zonas más afectadas por la sequía distribuyendo agua, alimentos, medicinas y cubriendo las necesidades básicas de las familias que han perdido sus ingresos, con especial foco en el aumento de ayuda alimentaria que se necesite. Debemos tratar los casos de desnutrición, transportar agua, ayudarles a salvar el ganado y los cultivos. También es fundamental apoyar a las familias para que sus hijos puedan seguir asistiendo a la escuela durante la crisis.

Previniendo la desnutrición

Emmet* (foto de abajo) y su esposo van al centro de salud de Mender en la región de Afar, en Etiopía con su hijo Tita*, de un año. Viven a tres horas andando del centro de salud, donde estamos apoyando al Gobierno de Etiopía a tratar a los niños y familias que sufren desnutrición. Tita fue atendido en el centro y le dieron a Emmet suministro para dos semanas de Plumpynut, un alimento terapéutico que hará que Tita se vaya recuperando.

Tenemos muchos problemas. Hay escasez de agua, no quedan vacas ni cabras. Muchas de las nuestras murieron por la sequía. No tenemos más remedio que vivir en el pueblo. Hemos venido aquí para trabajar en la fábrica local de azúcar. Tita* se puso enfermo hace cuatro semanas. Ahora está mejorando poco a poco, pero cuando estaba enfermo no hacía más que perder peso. Ahora no está ganando mucho, pero al menos no pierde más"
 

Se estima que 400.000 niños y niñas están en riesgo de padecer desnutrición severa, que puede ocasionar retraso en el crecimiento y retraso mental. Por eso nuestro foco está en identificar, tratar y dar seguimiento a los casos de desnutrición severa, como el pequeño de abajo, que está recibiendo tratamiento en el Centro de Salud de Sire, mantenido por Save the Children. También ayudamos en la prevención, detección y tratamiento de otras enfermedades que suelen venir asociadas como en sarampión, la meningitis, la fiebre del dengue y la sarna. Repartimos cestas de alimentos ricos en aporte nutritivo a los que más lo necesitan y ofrecemos formación a los trabajadores de salud comunitarios para explicarles las causas de la desnutrición y cómo proporcionar los cuidados necesarios para salvar vidas.

Mejorando los medios de vida

Ayan*, de 41 años, es madre de seis niños. Han tenido que abandonar su hogar por la sequía. La familia tenía 170 animales con ellos - cerca de 100 ovejas y cabras, 50 vacas y 20 camellos. Ahora solo tienen 17, tres vacas, tres ovejas, siete cabras y cuatro camellos. Les estamos apoyando dándoles pienso y alimento para los pocos animales que les quedan.

Antes, cuando había sequía, buscábamos los pastos más verdes. Pero ahora no hay otro sitio donde ir. Todos los sitios donde podríamos haber ido, han sido destruidos, ya no queda pasto. La única opción que nos queda, después de haber perdido casi todo nuestro ganado, es ir a zonas urbanas, como el pueblo de Isadora, y esperar a que distribuyan alimentos"
 

Nuestro ganado ha fallecido y el que queda ha perdido todo su valor por el mal estado en el que está. Nadie va a comprarlo, tienen miedo a que si lo compran, puedan morir mañana. Solo tenemos maíz. La mayoría de las cosas que tenemos es gracias a las ONGs, Save the Children y el Gobierno. Pero no van a llegar a todo el mundo"

Familias enteras han perdido sus ingresos y las reservas de alimentos, dejando la vida de millones de personas, especialmente de los niños, pendiendo de un hilo. Estamos protegiendo los medios de vida de las personas, haciendo que los agricultores sean capaces de recuperarse ante esta sequía. Animamos a las comunidades afectadas a buscar nuevas formas de generar ingresos, a involucrarse en otros proyectos como la reconstrucción de pozos o el mantenimiento del agua. También distribuimos semillas, alimentos para el ganado y herramientas para los agricultores. Ellos necesitan empezar a reconstruir sus medios de vida.

Llevando agua limpia

Por culpa de la gran sequía que están sufriendo en Etiopía, miles de mujeres y niños pasan más de seis horas diarias buscando agua limpia en algún pozo que no esté seco. Estamos proporcionando suministros de agua a las familias que se encuentran en las zonas más críticas. Es imprescindible asegurar que puedan acceder a agua limpia, para eso debemos rehabilitar las fuentes de agua que estén en mal estado y crear fuentes nuevas cuando sea necesario. Las familias deben ser capaces de mantener hábitos de higiene pese a la situación que están viviendo, por eso estamos haciendo campañas de información y sensibilización.

Hassen* (en la foto de arriba) es padre de nueve hijos que nacieron y se criaron en Denkarone en la zona de Sitti, región de Somalia. En esa zona hay decenas de familias desplazadas que tuvieron que dejar sus tierras de pastoreo por culpa de la sequía. Hassen es también presidente del comité de gestión del agua de la comunidad, que se puso en marcha para garantizar la distribución equitativa del agua que llega diariamente en un camión gracias al apoyo de Save the Children.

Si no tuviéramos el agua que llega en camiones a nuestra comunidad tendríamos que caminar dos o tres horas de ida y dos o tres horas de vuelta. Habría que ir a la orilla del río y, con suerte, puede que encontráramos agua en alguno de los pozos que están excavados a mano. Te tienes que levantar muy temprano para hacer esto. Sin embargo los pozos son peligrosos, se suelen colapsar y el agua está sucia. Ahora, gracias al agua de Save the Children, tenemos agua limpia para beber"

Nunca en mi vida he visto una sequía como esta. Incluso los ancianos en nuestra comunidad dicen que nunca han sido testigos de algo así. Se puede ver en las caras de mis hijos la falta de leche y carne fresca. Han perdido mucho peso. No pueden ir a la escuela porque no hay suficiente comida y no pueden concentrarse. Antes de la sequía mis hijos jugaban con otros niños y tenían mucha energía. Se les veía felices, ya no"

Priorizando la educación

En las zonas más afectadas hay cerca de 1,2 millones de niños que han perdido su derecho a la educación porque las escuelas están cerradas. Esta falta de acceso puede tener un impacto alarmante en la infancia, no solo a corto plazo, también a largo plazo. Conforme las necesidades básicas crecen, tanto estudiantes como profesores tienen que dedicar más tiempo a buscar agua, cuidar el ganado o conseguir alimentos. 

Nuestro objetivo es aumentar el acceso a la educación en todas las edades. Para eso debemos asegurar que todos los niños en edad escolar y sus profesores tienen acceso a agua para poder beber y para la higiene básica. Si somos capaces de conseguir que alumnos y maestros cuenten con lo básico, podremos asegurar que van a continuar la formación de los niños y las niñas. 

Protegiendo a la infancia, cueste lo que cueste

Los niños afectados por la sequía son más vulnerables a la falta de protección y se ven expuestos al abuso, el abandono, la violencia o la explotación laboral. Muchos niños se ven obligados a abandonar la escuela y en ocasiones a trasladarse con sus familias debido a la falta de alimentos y agua. Esto aumenta el riesgo a la explotación laboral, como es el caso de Zeit* y sus cinco hijos. Ellos antes iban a la escuela, pero la familia perdió la granja de mijo que tenían y los niños tuvieron que dejar la escuela. Ahora trabajan como obreros y pastores.

En Save the Children queremos reducir los riesgos que este tipo de trabajos encarna, aumentar la conciencia y darles la capacidad de recuperarse. Los niños tienen que estar preparados para afrontar la situación que están viviendo, por eso estamos construyendo espacios seguros donde los niños, desplazados o que viven en zonas afectadas, puedan ser simplemente niños.

Necesitamos tu ayuda

Lo que está pasando en Etiopía no es la situación normal, es un código rojo. La vida de millones de niños está en peligro. Llevamos 70 años trabajando en Etiopía y respondiendo a los problemas de desnutrición en esa región desde hace un siglo. Ya estamos en terreno salvando vidas, nuestra experiencia y conocimientos hace que estemos preparados para marcar la diferencia en Etiopía. Pero no podemos hacer esto sin ti. Si puedes, dona.
 

Ayuda a los niños de Etiopía.

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