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la justicia reconoce que omar, un niño migrante,
sí era menor de edad cuando llegó a españa

Omar (nombre ficticio) llegó a España en patera cuando tenía 15 años. “Decidí venir a España para buscarme la vida y ayudar a mi familia. En Gambia vivía bien, tenía una vida normal y estaba estudiando, pero todo cambió cuando mi padre falleció y las cosas empezaron a complicarse”. 

Cogió una embarcación en Gambia con un pasaje que le pagó su hermano. El primer intento fracasó: la patera se perdió en el mar, pasaron un día a la deriva y tuvieron que regresar. En su segundo intento logró alcanzar Canarias. “Estuvimos siete días en el mar”, dice Omar en una entrevista con nuestros compañeros de Las Palmas. No recuerda con precisión la fecha en que huyó, si fue en septiembre u octubre de 2022, solo que “salí un domingo y llegué un domingo”. 

Al llegar a Canarias fue trasladado a un centro de menores. Allí le realizaron pruebas médicas para determinar su edad: “me miraron la boca, la muñeca, los brazos y los ojos”. Querían comprobar si tenía menos de 18 años mediante pruebas óseas, una técnica muy cuestionada por su falta de fiabilidad. De hecho, han sido desaconsejadas por su alto margen de error y por el riesgo de aplicarlas sin seguir el protocolo adecuado, según ha dictaminado el Tribunal Supremo. 

El Comité de la ONU ha advertido que el método puede tener un margen de error de hasta cuatro años y recuerda que, mientras la edad no esté determinada, debe presumirse la minoría de edad y garantizar la protección correspondiente, ya que la determinación correcta es crucial para acceder a los derechos que la ley reconoce a los menores. 

La primera vez que denunció, Omar perdió el caso y tuvo que recurrir la decisión. Ahora, en esta segunda denuncia, la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria ha concluido que Omar debió ser tratado como menor desde su llegada. El fallo pone énfasis en la necesidad de justificar adecuadamente la fiabilidad de los documentos de identidad antes de recurrir a pruebas médicas y reitera que estas técnicas no pueden aplicarse de forma indiscriminada.

Un laberinto lleno de obstáculos

Al principio, cuando el pasaporte llegó, la Fiscalía aceptó el documento y determinó que el joven era menor de edad, incluso con las pruebas médicas en su contra: “en menos de un mes, desde que me hicieron la prueba ósea, llegó mi pasaporte. Desde el centro de menores, me dijeron que no sabían qué edad había dado la prueba ósea, por lo que iban a entregar el pasaporte a la policía”, cuenta el joven. 

Meses después, un oficio policial ponía en duda la autenticidad de los pasaportes gambianos: la administración concluyó que, en realidad, era mayor de edad en enero de 2024, aunque la tutela no se interrumpió formalmente durante todo este periodo. Omar estuvo bajo tutela de la Dirección General de Infancia de Canarias durante casi 17 meses, desde octubre de 2022 hasta febrero de 2024. 

A este joven gambiano le arrebataron no solo su derecho a ser tratado como un niño y estar protegido, sino también un techo, comida y la posibilidad de estudiar: “Me dijeron que no podía regularizar mis papeles y que tenía que abandonar mis estudios.” 

Salió del centro de menores sin nada, ni un lugar donde dormir. Le hablaron del Espacio Seguro de Save the Children y aquí fue acompañado por nuestros compañeros de Canarias, y el abogado Fran Morenilla, para regularizar su situación en España y lograr que se reconociera su minoría de edad en el momento de su llegada. 

Ahora, que la justicia ha reconocido que merecía la protección que la ley dispensa a los niños y niñas migrantes, Omar señala que “ha sido un gran alivio. Solo quiero regularizar mi situación lo antes posible y seguir estudiando la formación profesional de grado básico de fabricación y montaje. Estaba muy contento porque me gustaba aprender una profesión”. 

Una justicia a la altura de la infancia migrante 

La sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas recuerda que, en estos casos, debe primar “el interés superior del menor, especialmente cuando se trata de personas extranjeras en situación de vulnerabilidad”. La resolución se alinea con la doctrina del Tribunal Supremo y la jurisprudencia constitucional, reforzando la protección jurídica de los menores migrantes en España. 

Ahora que las cosas empiezan a irle bien, Omar nos recuerda: “todo lo que deseo es empezar a trabajar y hacer lo que he venido a hacer: trabajar y ayudar a mi familia.”