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Las miradas perdidas de los pequeños de Tacloban

Esta entrada ha sido escrita por nuestro compañero en Filipinas, Edwin Horca.

Desesperación es la única palabra que tengo para describir las escenas que he visto en Tacloban. Allí fue donde nací y allí he vuelto como parte del equipo de emergencias de Save the Children. Fue muy duro volver a mi cuidad natal sabiendo lo que había ocurrido y que quizás había perdido familiares de los que no tenemos ninguna información.

La situación en Tacloban es desesperante. Los niños, niñas y sus familias afectados por una de las peores tormentas que se recuerdan llevan ya cinco días sin comida ni agua, sin un sitio donde vivir y sin suministros médicos."

La desesperación está provocando saqueos, la gente sólo piensa en sobrevivir. La situación está fuera de control y podría comprometer la entrega de ayuda y la seguridad del personal humanitario. Por toda la ciudad se está llegando a pedir a los niños que se unan a los saqueos.

He visto niños acurrucados sobre lo poco que les queda. Otros simplemente están ahí, quietos, con la mirada perdida. Sus ojos cuentan historias de horror y desesperanza. Son fuertes, pero la situación está sobrepasando a un pueblo al que los desastres naturales no dan respiro.

Save the Children lleva allí desde el viernes y durante los últimos días ha sido extremadamente difícil llegar a los niños y niñas afectados y a sus familias. Estamos poniendo en marcha actividades para que los niños puedan jugar, distraerse y ser niños de nuevo. Pero el transporte de materiales de ayuda sigue siendo un gran problema.

Las carreteras sólo son accesibles en moto o a pie. La zona está llena de postes eléctricos, árboles y escombros que deben ser retirados con urgencia para que podamos llevar la ayuda a los cientos de miles que la necesitan. Las autoridades locales están esforzándose en facilitar la entrega de ayuda, hay mucha gente trabajando día y noche sin descanso en condiciones extremas.

El mundo aún no ha comprendido la magnitud de este desastre. Los esfuerzos de ayuda se están centrando en áreas pequeñas, pero densamente pobladas y aún nos queda mucho camino por recorrer. Las necesidades son acuciantes también en áreas de la isla a las que aún no hemos podido llegar, pero trabajaremos sin descanso para garantizar que todos los niños y niñas afectados reciban el apoyo que necesitan.