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No se pierde nada por soñar e intentarlo

Kyla, de 12 años, vive en uno de los barracones temporales que el gobierno ha construido para los desplazados por el tifón Haiyan(Yolanda) en Estancia, Filipinas.

Kyla vive con su abuela. El tifón destrozó su casa y su barca, por lo que la madre de Kyla tuvo que emigrar para encontrar trabajo. Poco a poco van recuperándose, ahora tienen una pequeña tienda, y aunque no venden mucho porque la mayoría de la gente de la comunidad apenas tienen recursos ya que lo perdieron todo trás el tifón, con lo que consiguen de la tienda y el dinero que manda la madre tienen suficiente para cubrir sus necesidades y pagar los estudios de Kyla.

Yo vivía junto al mar. La casa de mi abuela era más grande que donde vivimos ahora y al lado vivía nuestra tía. Nos hemos tenido que mudar aquí porque nuestra casa fue arrasada por el tifón el año pasado. El mar se puso negro por el vertido de petróleo. Los peces muertos aparecían en la playa. Nos fuimos a casa de mi tía y vimos cómo el tejado de nuestra casa se derrumbaba. Mi abuela lloró mucho porque habíamos perdido nuestra casa. También perdimos nuestra barca. Yo lloraba porque había visto gente muerta. Tenía miedo de que apareciesen en mis sueños porque nosotras habíamos sobrevivido.

Vivimos en una cabaña durante una semana y después nos trasladaron a la “ciudad de las tiendas de campaña”. Recuerdo pasar la Navidad en el campamento. Nos los pasamos muy bien porque había actividades de Navidad. Hubo música, concursos.”

Para los niños, porque éramos muchos, organizaron concursos de baile y canciones y un montón de juegos. Yo participé en el concurso de canciones y gané 1.000 pesos (19 euros) que mi abuela utilizó para comprar la cena de Nochebuena.
El responsable de nuestra comunidad siempre prepara juegos para los niños. Hay un montón de dulces y propinas, ¡es una fiesta! Pero este año habrá muy pocos juegos. He oído que no hay presupuesto porque todo el mundo tiene problemas de dinero.

La Navidad es importante para nosotros, por eso cuando nos enteramos hace unos meses, estábamos un poco decepcionados. Los chicos más mayores del grupo pensaron en recaudar nuestro propio dinero para los premios. En los últimos meses Save the Children nos ha estado enseñando cómo cultivar verduras en el huerto así que pensamos en cultivar nuestro huerto y vender luego las verduras en el mercado para Navidad. Nos dieron herramientas y nos enseñaron también cómo hacer nuestro propio fertilizante orgánico. Tenemos calabazas, kimbombós, berenjenas, coles chinas y rábanos.

Además del huerto, el personal de Save the Children nos enseñaron sobre protección, nuestros derechos y lo que es la reducción de riesgos en emergencias. ¡Nos encantan los monitores! Son simpáticos y siempre tienen actividades preparadas para nosotros. A veces pienso que si Yolanda no hubiese venido, mamá no se habría ido fuera. Pero no puedo decirle que no lo haga, sólo puedo mantenerme a salvo y cuidar de mi hermano pequeño de 3 años, Ryan. Además hay mucha gente que nos ayuda, así que no puedo estar triste todo el tiempo.

Hace poco me he apuntado a un concurso de grupos para hacer el mejor árbol de Navidad. Si ganamos, conseguiremos 2.000 pesos. Ahorraré una parte para la bicicleta de mis sueños y el resto se lo daré a mi abuela para que lo guarde. El cumpleaños de Ryan es el 24 de diciembre, cumple 4 años, sería genial si le podemos preparar una tarta y comprarle un juguete. Le encantará. Mi sueño puede esperar. No estoy cien por cien segura de que nuestro árbol gane pero no se pierde nada por soñar e intentarlo.