¿QUÉ ESTÁ PASANDo
En SUDÁN?
Desde 2023, Sudán vive en una guerra civil que ha provocado una de las peores crisis humanitarias y la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo. Cada 10 segundos, un niño es obligado a dejar su hogar, la hambruna se expande por todo el país y se estima que 16 millones de niños y niñas en Sudán necesitan ayuda humanitaria urgente.
La situación en el norte de Darfur, ubicada en el oeste del país, ya era crítica desde que comenzó el conflicto pero en las últimas semanas la escalada de violencia se ha incrementado.
El campamento de personas desplazadas de Zamzam —que anteriormente albergaba a más de 500.000 personas— en Darfur se encuentra actualmente sumido en una hambruna. Alrededor de 400.000 personas fueron desplazadas por la fuerza, mientras que se estima que unas 100.000 permanecen en el campamento completamente aislado. Se teme que las condiciones sean catastróficas.
La ONU ha descrito la situación del país como una crisis humanitaria de proporciones “devastadoras”. A pesar de este gran nivel de necesidad, esta crisis no está recibiendo la atención mediática y financiera que merece. Los enfrentamientos continúan y cada día se arrebatan las vidas y los derechos de los niños y niñas en Sudán.
¿QUÉ HA SUCEDIDO EN EL FASHER?
El Fasher, ciudad de la región de Darfur, fue tomada la semana pasada por las Fuerzas de Apoyo Rápido. Es hoy uno de los epicentros de esta guerra y el lugar donde la vida de los niños y niñas corre mayor peligro. Llevan más de 500 días bajo asedio, sin alimentos suficientes, sin atención médica y sin una salida segura.
La ONU ha declarado la hambruna en esta ciudad y alrededor de 130.000 niños y niñas permanecen atrapadas. Hay casos de niños, niñas y mujeres que están muriendo por malnutrición. La situación puede empeorar en las próximas semanas o meses, con más personas que podrían morir por no tener acceso comida.
Las personas que han conseguido escapar han relatado historias de violencia, como ataques por parte de hombres armados, robos y asesinatos. Nuestros compañeros y compañeras nos cuentan que han visto como madres e hijos e hijas han caminado durante días para recorrer los 70 km que les separan de la pequeña ciudad de Tawila, sin alimentos, agua ni suministros básicos.
Alrededor del 75% de los que huyeron de El Fasher fueron a Tawila, donde la población aumentó en más del 40% y ahora acoge a 800.000 personas desplazadas.
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS HUMANITARIAS?
El acceso humanitario está severamente limitado porque las rutas de ayuda están bloqueadas o inseguras. Para nosotros es casi imposible acceder y verificar lo que está pasando en El Fasher. Una de nuestras principales preocupaciones es la carretera que conecta El Fasher con Tawila, conocida como la carretera de la muerte por ser una tierra de nadie llena de guerrillas y grupos armados que están matando a todas las personas que intentan salir de El Fasher.
Los impedimentos burocráticos con los que nos encontramos, tanto de parte de las FAR como del Ejército, para llegar a las zonas más vulnerables de Sudán, incluso de forma transfronteriza, dificulta nuestro trabajo con los incontables puntos de control y riesgos de seguridad para los transportistas y trabajadores humanitarios.
La crisis no se detiene en las fronteras: más de 2 millones de personas han huido a países vecinos como Chad o Sudán del Sur, que también sufren una gran crisis humanitaria.
¿Y LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS SUDANESES?
Sudán enfrenta actualmente una de las peores crisis educativas del mundo: más de 14 millones de los 17 millones de niños y niñas en edad escolar del país siguen fuera de la escuela, lo que representa cerca del 90 % de toda la población escolar.
El 80% de las escuelas del país permanecen cerradas y 3.200 de ellas están siendo utilizadas como refugio para familias desplazadas. Otras han sido destruidas por bombardeos o abandonadas debido a que estudiantes y docentes se han visto obligados a huir por la inseguridad.
La infancia sudanesa han sido testigo de la destrucción de sus hogares, hospitales, parques infantiles y escuelas a causa de bombardeos, saqueos y ocupaciones. Muchos han perdido a sus seres queridos y han sido víctimas de una violencia indescriptible, quedando privados de necesidades básicas como alimentos, refugio y atención médica. Y también su derecho a la educación, porque la educación en contextos de emergencia o conflicto es lo único que puede devolver a los niños y niñas el derecho a serlo.
¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO?
En Save the Children hemos ampliado nuestras operaciones en Tawila y Jebel Marra desde que comenzó el asedio en abril de 2024 para satisfacer las necesidades de los niños y niñas y sus familias. Hemos llegado a más de 224.000 personas desplazadas:
- En Tawila y en todo Darfur septentrional tenemos en funcionamiento cuatro centros de salud y una clínica móvil, mientras que en Jabal Marra tenemos en funcionamiento siete centros de salud y tres clínicas móviles.
- Hemos creado Espacios Amigables en Tawila para brindar apoyo psicosocial, alimentos y atención médica a la infancia desplazada de El Fasher.
- Estamos proporcionando refugio de emergencia, alimentos, agua y materiales de higiene a familias desplazadas.
También desde Save the Children pedimos a la comunidad internacional que exija un alto el fuego inmediato y un paso seguro de los civiles que huyen de El Fasher. La organización pide que se garantice el acceso seguro y sin obstáculos de la ayuda humanitaria a todas las zonas afectadas, que aumente drásticamente la ayuda humanitaria y la financiación para el norte de Darfur y se responsabilice a todas las partes, en virtud del Derecho Internacional Humanitario, de los ataques contra niños, niñas, civiles, trabajadores humanitarios e instalaciones humanitarias.
En Save the Children seguiremos estando aquí, presentes, para proteger a los niños, a las niñas, que aprendan y sobrevivan.