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Siria: los niños necesitan desesperadamente su educación

Esta entrada ha sido escrita por nuestras compañeras en Líbano, Mona Monzer y Rakan Diab.

Más de dos años después de que la violencia se instalase en Siria, la guerra civil continúa devastando vidas, destruyendo especialmente la vida de los niños y las niñas del país. “Muchos de ellos se encuentran profundamente traumatizados y han sido testigos de cosas horribles”, explica Nada, compañera del equipo de educación en Save the Children Líbano.

Pero además de la exposición al trauma, a estos niños y niñas se les está negando la educación. Esto significa que se les está excluyendo de la seguridad de un ambiente de aprendizaje y que su futuro se está viendo peligrosamente comprometido. La infancia está siendo especialmente difícil para todos estos niños y niñas que han sufrido el desplazamiento; si además de no estar en su país, tampoco pueden ir a la escuela, no podemos saber como será el paso a ser adultos. Las tasas de asistencia al colegio varían notablemente de un sitio a otro pero sabemos que más de 200.000 niños y niñas sirias no están recibiendo ninguna educación.

Cuando la situación de la seguridad es inestable, las familias sirias se muestran muy reacias a enviar a sus hijos a nuestras clases”

“Me han contado incluso que a algunos niños les da vergüenza porque no tienen ropa suficiente y siempre llevan lo mismo a la escuela, o que no tienen comida y que siempre tienen hambre. Por eso faltan a clase”, explica Nada.

Estamos respondiendo con programas educativos para niños y niñas que han huido de Siria así como para niños y niñas de las comunidades locales de acogida. Las clases ayudan a los niños sirios a cubrir los huecos en una educación que ya está siendo demasiado irregular. En Bekaa, al norte de Líbano, “hemos llegado a más de 150 niños y niñas en cada escuela”, apunta Nada. “Sin embargo, el mayor reto que nos queda es el transporte, es muy costoso y en muchos casos la situación de inseguridad hace muy difícil llegar a los niños.”

Lo especialmente positivo es que tanto los niños libaneses como los niños sirios están yendo a las clases de apoyo y la interacción entre ellos está siendo muy positiva. Los padres están muy felices de que sus hijos vayan a la escuela. En uno de los colegios en los que trabajamos se ha establecido incluso un comité de padres y madres; en las reuniones, los padres comparten información sobre el descenso en la asistencia a la escuela y explican que la falta de ingresos está forzando a muchas familias a enviar a sus hijos a trabajar.

Los padres también asisten a sesiones de sensibilización sobre parentalidad positiva y les ofrecemos herramientas para ayudar a sus hijos e hijas a superar el trauma y el estrés psicológico."

A pesar de la importancia del trabajo, la falta de financiación continúa bloqueando la respuesta. “Sin unos presupuestos establecidos por falta de fondos no podemos contratar a más profesores o empezar a establecer más escuelas”, explica Nada. “Obviamente esto afecta al desarrollo de nuestro programa. Necesitamos asegurar fondos para mantener nuestro trabajo y nuestras actividades.”

La educación no puede parar.