"Solo tenía una camisa y una falda cuando vine”

Lena, 8 años, asiste a un espacio seguro de Save the Children que abrió la semana pasada cerca del centro colectivo de “Dopomoga Dnipra”, cerca de la ciudad de Dnipropetrovsk, donde una gran cantidad de refugiados ucranianos están viviendo. El centro abre cinco días a la semana desde las 9 de la mañana a las 5 de la tarde. Lena vive en el centro de “Dopomoga Dnipra” con su madre de 27 años, Valeriya, desde hace cinco años. No tiene padre.

Actualmente va a la escuela más cercana al centro. La educación es gratuita y no tuvo problemas en conseguir plaza en una clase. Su madre trabaja en la cocina del centro colectivo. Muchos de los refugiados que viven en el centro colecivo trabajan de una forma u otra en el centro.

Está en tercer curso. Cuando llegaron, al principio, no iba a la escuela. Pero cuando vivían en su casa tampoco podía ir a la escuela por culpa de los bombardeos, lleva cerca de medio año sin ir al colegio. Tenía que haber vuelto a la escuela en octubre, pero era imposible volver con los bombardeos. No había electricidad, agua o gas en la ciudad. Decidieron irse cuando una bomba cayó cerca de su casa.

Aquí las cosas van bien. Me gusta el ambiente del cole. La gente nos ayuda con ropa, el uniforme de la escuela… solo tenía una camisa y una falda cuando vine”

Lena.

Cuando empezamos a hablar con ella se mostraba abierta y colaboradora. Pero cuando hablábamos de su pasado solo abrazaba a su madre y se mantenía en silencio.

Mi asignatura favorita es la literatura. El profe que vienen al espacio seguro de Save the Children me ayudan con los deberes. Generalmente con mates, hacemos sumas. El profe viene los lunes, miércoles y los viernes. Con eso es suficiente”.

Su madre está sorprendida tanto con la ayuda recibida como con los resultados que su hija está teniendo en la escuela, aunque - medio en broma, medio en serio - le dice que debe mejorar su inglés. 

La vida en el centro no es sencilla. La mayoría recibe solo las donaciones que se hacen al centro. Desde Save the Children estamos facilitándoles dinero en efectivo para que puedan, como en este caso, comprar ropa de invierno.

Queremos volver a casa, pero sigue sin haber electricidad, gas y en ocasiones tampoco agua en nuestra ciudad. Tampoco tenemos mucha libertad para irnos a otro sitio o trabajar en otro lugar. Los refugiados somos los que tenemos que cuidar del centro colectivo. Siempre hay algo que hacer: cocinar, repartir la ayuda humanitaria, etc."

Lena no pudo traer sus juguetes de casa, pero ahí tiene algunos para jugar. Hay muchos tipos de puzzles y juguetes, aunque lo que más le gusta es pintar. Va al centro despues de clase y se pasa todo el tiempo aquí hasta que los profesores se van. Mis mejores amigos son los profes que vienen aquí. 

Me gustan los juegos que hacemos en los espacios seguros. Imitamos los movimientos de otros animales- como osos o gatos. Lo que más me gusta es moverme como un gato.”

Nuestros equipos en terreno estám planificando una respuesta centrada en el apoyo psicológico incluyendo los espacios seguros. En estos espacios los niños tienen la posibilidad de aprender, jugar y recibir apoyo emocional para evitar también el riesgo de abusos, violencia y explotación. En dichos centros los padres son siempre invitados para que realicen actividades dirigidas con sus hijos.

En un futuro queremos abrir bibliotecas móviles con sistema de préstamo de juguetes y libros. El personal de Desarrollo Infantil también llevará estas actividades dirigidas a las escuelas y centros con niños. Porque creemos que donde un niño necesite apoyo, es donde nosotros tenemos que estar.