5 de junio: Día del medioambiente | Los niños y niñas españoles nacidos en 2020 sufrirán el doble o el triple de fenómenos climáticos extremos que sus abuelos

Save the Children publica la segunda edición del informe “Nacidos en la crisis climática”. En este nuevo análisis, la organización evalúa qué pasaría con la infancia si la temperatura global aumentara 1.5°C, 2.7°C y 3.5°C. La organización advierte de cómo la pobreza aumenta el riesgo de sufrir más los fenómenos climáticos extremos.

Informe completo: https://resourcecentre.savethechildren.net/pdf/Born-into-the-Climate-Crisis-2_Spanish_2025.pdf 

Resumen ejecutivo: https://resourcecentre.savethechildren.net/pdf/Born-into-the-Climate-Crisis-2_child-report_Spanish_2025.pdf 

Madrid, 4/06/2025. "Sin precedentes, algo nunca visto". Esta es la conclusión de una investigación de Save the Children junto con la Universidad Vrije de Bruselas sobre cuántos fenómenos climáticos extremos -como olas de calor, pérdidas de cosechas, crecidas de ríos, sequías e incendios forestales- enfrentarán en su vida los niños y niñas nacidos en 2020.

En España, los niños y niñas de Aragón (el 97% sufrirá al menos un fenómeno climático extremo al año), Catalunya (96%) y La Rioja (94%), seguidos de los de la Comunidad Valenciana (93%) son los más expuestos a los fenómenos climáticos extremos.    

El estudio de Save the Children presenta tres posibles escenarios de cómo puede llegar a ser el calentamiento global en 2100. Una línea analiza qué ocurriría si se logra alcanzar el objetivo acordado por los países que forman parte del Acuerdo de París - que el aumento de la temperatura media global no supere los 1,5°C -, qué sucedería si la temperatura media global aumenta en 2,7°C -el compromiso que los países han alcanzando hasta ahora-, o si no se toman medidas efectivas y el aumento alcanza los 3,5°C. 

Teniendo en cuenta los compromisos adquiridos por los países, así como las tendencias en las emisiones, en este momento vamos camino a un aumento de 2,7 °C de la temperatura media global. Si este escenario se hace realidad, en España significaría que el 94 % de los niños y niñas nacidos en 2020 se enfrentarían a una exposición sin precedentes a las olas de calor, en comparación con el 26 % de los nacidos en 1960. Esta cifra se reduciría al 65 % de los niños y niñas si se cumple el objetivo del Acuerdo de París. 

Ante un futuro incierto 

La investigación muestra no solo el futuro al que nos enfrentamos sino también la diferencia del impacto del cambio climático entre los nacidos en los años 60 y en el 2020: el 24 % de los niños y niñas nacidos en 2020 sufrirían sequías—frente al 8 % de los nacidos en 1960—, el 10 % presenciarían pérdidas de cosechas—frente al 4 %—, y el 20 % experimentarían incendios forestales—en comparación con solo el 3 % de los nacidos en 1960. En otras palabras: las probabilidades de estar expuesto a fenómenos climáticos extremos se duplican o triplican para los niños nacidos en 2020 en comparación con sus abuelos. 

“Aunque sus abuelos experimentaron las olas de calor, las inundaciones, las sequías o los incendios forestales como sucesos excepcionales y poco comunes, las nuevas generaciones tendrán que enfrentarse a estos fenómenos con una frecuencia, intensidad y duración cada vez mayores”, explica Carmela del Moral, responsable de incidencia social y política en Save the Children. 

En España, acabamos de vivir un episodio de calor extremo fuera de lo común para esta época del año: las temperaturas de la semana pasada batieron récord en algunas ciudades, como en Zaragoza que se alcanzó los 37,5 grados y en Jerez de la Frontera rozando los 40°C, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). "Este calor inusual solo nos vuelve a mostrar la necesidad de actuar para mitigar los efectos de la crisis climática, y especialmente en la infancia, la más vulnerable”, dice del Moral. 

En Valencia, con la dana que arrasó gran parte de la provincia a finales de octubre del pasado año, la falta de adaptación y preparación tuvo consecuencias catastróficas. La infancia se vio gravemente afectada por alteraciones en el ámbito educativo, y muchas familias sufrieron pérdidas de ingresos y viviendas, lo que causó un enorme sufrimiento emocional y mental. 

La pobreza, un factor determinante 

Las niñas y niños en situación de pobreza son los más expuestos a sufrir las consecuencias de este calentamiento global. Esto se debe a que las poblaciones más vulnerables viven en zonas más impactadas por los eventos climáticos extremos, además de tener una menor capacidad de adaptación. Por ejemplo, en zonas de ingresos más bajos, las escuelas y los hogares, donde los niños y las niñas pasan la mayor parte del tiempo, pueden no haber sido diseñados para hacer frente a las olas de calor, o incluso que no estén conectados a la electricidad y al agua, y es poco probable que tengan aire acondicionado. 

En España sucede lo mismo: los niños y niñas con menos recursos sufrirán más las consecuencias de la crisis climática, de acuerdo a otro estudio de Save the Children sobre la exposición al clima de los niños y niñas por su nivel de renta. Esta investigación enseña que la infancia de Andalucía (39%), Murcia (37%) y Extremadura (35%) serían las más impactadas por la crisis climática y la pobreza, una doble vulnerabilidad. “Esta realidad expone a niños y niñas a mayores riesgos para su salud física y mental, reduce su acceso a servicios esenciales como la educación, por el posible cierre de colegios ante una ola de calor, y limita sus oportunidades de desarrollo presente y futuro”, detalla la experta de la organización. 

En Aragón, Catalunya y La Rioja —las comunidades más afectadas por el cambio climático—, al sumarse el factor de pobreza, el porcentaje de niños y niñas afectados por ambos factores se reduce a 25%, 26% y 20%, respectivamente. La pobreza es un factor clave para determinar el grado de exposición de la infancia.

Todavía hay esperanza 

“Si presionamos a los líderes políticos y a la comunidad internacional para que dé un paso adelante y limite el calentamiento global a 1,5 °C, como se acordó en el Acuerdo de París, 58 millones de niñas y niños en el mundo —casi la mitad de las 120 millones de niñas y niños que nacieron en 2020— no se enfrentarían a una exposición sin precedentes a los fenómenos extremos durante toda su vida”, detalla del Moral. 

Save the Children pide, además, planes de adaptación al cambio climático que tengan perspectiva de infancia y que se dé prioridad a una financiación climática que beneficie a la infancia, proteger el derecho de la infancia a vivir en un planeta seguro y sano y que sea escuchada y pueda participar en las decisiones climáticas que afectan a su futuro. “Aún tenemos la oportunidad de proteger el planeta y protegernos entre nosotras. El futuro de la infancia está en juego. La acción inmediata es un imperativo moral y una obligación legal”, concluye la responsable de políticas de infancia de la organización.