
- Según los últimos datos del Ministerio del Interior del año 2023, el 78,82% de los casos de violencia sexual digital las víctimas eran menores.
- Save the Children presenta un informe que analiza las formas de explotación sexual que afectan a la infancia y la adolescencia en la red.
- La organización recuerda que niños, niñas y adolescentes también se desarrollan en Internet, por lo que este tiene que ser un lugar seguro para la infancia, garantizando que se cumplen sus derechos.
- 395 denuncias por delitos informáticos a menores fueron registradas por la Ertzaintza en 2024, reflejando la dimensión del problema en el entorno digital.
Testimonio: https://bit.ly/3GrZw3Y
Totales Catalina Perazzo para TV: https://bit.ly/4eugxHe
Bilbao, 8 de julio de 2025. Save the Children ha publicado hoy Redes que atrapan. La explotación sexual de la infancia y la adolescencia en entornos digitales, un nuevo informe que ha realizado en colaboración con la Asociación Europea para la Transición Digital en el que analiza las formas de explotación sexual que afectan a la infancia y la adolescencia en la red. El documento analiza cómo Internet, las redes sociales y las tecnologías no sólo facilitan la captación y la exposición a los riesgos relacionados con la explotación sexual, sino que también pueden ser el medio en el que se cometen estas violencias contra niños y niñas, y permiten su perpetuación.
Según los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior, en 2023 se registraron en Euskadi 67 denuncias por delitos cibernéticos sexuales contra niños, niñas y adolescentes. “Estas cifras representan solo la punta del iceberg, ya que la mayoría de los casos no llegan a conocerse, en parte por la ausencia de denuncia y en parte por las dificultades en la detección, que aumenta cuando estos hechos tienen lugar en el entorno online”, señala Charo Arranz, Directora de la sede de Save the Children en Euskadi.
De hecho, este informe, que cuenta con una encuesta que se ha realizado a más de 1.000 jóvenes de entre 18 y 21 años en la que se les ha preguntado por sus percepciones y conductas online durante la adolescencia, muestra cómo la práctica totalidad de los chicos y chicas encuestadas (el 97%) afirmó haber sufrido algún tipo de violencia sexual en entornos digitales cuando eran menores de edad.
La organización señala entre los principales tipos de violencia sexual digital el contacto por parte de personas adultas con fines sexuales (grooming); el sexting sin consentimiento o la difusión no autorizada de contenido íntimo; mientras que por otra parte distingue las formas de abuso y explotación sexual online, incluyendo el consumo, producción y la difusión de material de abuso sexual infantil (la mal llamada “pornografía infantil”); la sextorsión, en la que los niños, niñas y adolescentes son coaccionados, chantajeados o amenazados para enviar material íntimo o sexual; el uso de herramientas de IA para crear este tipo de contenido y la exposición involuntaria a contenidos sexuales.
“Se trata de un fenómeno complejo ya que las distintas formas de violencia o explotación que se analizan no constituyen fenómenos aislados: en muchos casos, están conectadas entre sí, forman parte de un mismo proceso o se dan al mismo tiempo, por lo que un niño o una niña puede ser víctima de varias de ellas a la vez”, señala Arranz.
Uso de la Inteligencia Artificial
Estos materiales pueden también estar creados mediante herramientas digitales a partir de imágenes reales de niñas y niños: son los llamados deepfakes o ultrafalsificaciones. Aunque constituyen por sí solos una forma de violencia, debido al daño que suponen para la dignidad, el bienestar y la seguridad de la infancia afectada, cerca del 70% de los y las jóvenes no señala como un riesgo percibido durante su infancia la manipulación de fotos o vídeos mediante IA.
Además, la organización señala que 1 de cada 5 jóvenes afirma que alguien ha compartido con otras personas imágenes creadas con IA para mostrarle desnudo, siendo menor de edad, y sin consentimiento.
Lucía López, educadora de Save the Children en Alicante, detectó un caso de este tipo en los programas que la organización desarrolla: “Una adolescente de 12 años me comentó que estaba siendo amenazada por una persona que le decía que, si no reenviaba a todos sus contactos un vídeo con contenido sexual que le había llegado a su teléfono, publicaría unas fotos de la niña desnuda, creadas con IA. La niña aseguraba que nunca había reenviado fotos suyas con ese tipo de contenido, pero sentía que ella había propiciado esa situación y que era culpa suya”.
Dinámicas de captación para la explotación sexual en red
La investigación de Save the Children aborda las principales formas de captación a la infancia y la adolescencia con fines de explotación sexual. Entre ellas se encuentra el grooming que, basándose en la manipulación, el engaño y la coacción, busca obtener materiales digitales de contenido sexual, generar encuentros sexuales en el ámbito digital o en el físico, o involucrar al niño o niña víctima en redes de explotación. En esta misma línea, el informe #DerechosSinConexión revelo que el 15% de los menores en Euskadi contactaría a través de desconocidos por la red, y un 18,8% aceptaría tener un encuentro físico con ellos, llegando al 35,6% que afirmo que, en determinadas circunstancias lo haría.
En 2023, el Ministerio del Interior registró 71 denuncias por hechos relacionados con el grooming, lo que supone un incremento significativo respecto a las 31 denuncias registradas el año anterior. Las víctimas fueron, en su mayoría chicas, 56 denuncias interpuestas por ellas frente a 15, por parte de los chicos.
La encuesta confirma también la variedad de vías de contacto usadas por los explotadores: a través de redes sociales como Instagram (68%) o X (44%), aplicaciones de mensajería como WhatsApp (48%). Cabe destacar también el contacto a través de juegos online y streaming (44%).
El intercambio de material puede también derivar en formas de coacción o chantaje. En la encuesta, un 26% de jóvenes indicó que, siendo menores de edad, fueron presionados para enviar contenido íntimo o sexual; un 20% sufrió amenazas o chantajes para mostrar contenido erótico o sexual; y casi el mismo porcentaje fue amenazado o chantajeado con la difusión de materiales de contenido sexual en los que aparecían. Por género, las chicas reportaron con mayor frecuencia haber sido presionadas para enviar este tipo de contenido: un 28,5% frente al 18,4% de los chicos.
Datos recientes de la Ertzaintza
En 2024, la Ertzaintza recibió un total de 395 denuncias por delitos informáticos hacia menores, 136 a menores de 14 años y 259 a menores de entre 14 y 17 años, de los cuales 137 contra la libertad (amenazas, coacciones y acoso), 52 fueron por delitos contra la libertad sexual (contactar con menor de 16 años con fines sexuales, acosos sexuales, acoso sexual, exhibicionismo, corrupción/pornografía de menores y agresión sexual), 31 contra la intimidad y el derecho a la propia imagen (descubrimiento y revelación de secretos y acceso ilegal informático) y 151 contra el patrimonio y el orden socioeconómico (estafas, daños y extorsión).
Este último tipo de delito es de los más frecuentes entre los denunciados, según los datos facilitados por la Ertzaintza. Sin embargo, el desconocimiento de la infancia sobre cómo actuar ante estas situaciones es alarmante. Según el informe #DerechosSinConexión de Save the Children, casi 7 de cada 10 adolescentes vascos entre 14 y 18 años (un 68,5%) no sabe o no está seguro de poder identificar una estafa online o un caso de phishing. A la falta de conocimiento se suma que solo el 52,4% dice estar informado sobre cómo protegerse frente a estos fraudes en Internet.
Campaña #DerechosSinConexión
Este informe se publica en el marco de la campaña #DerechosSinConexión con la que Save the Children reclama un entorno digital seguro para la infancia y la adolescencia.
Save the Children considera fundamental fomentar la investigación para identificar factores relacionados con los agresores, con el fin de diseñar estrategias de prevención y detección de la violencia contra la infancia. Además, solicita la puesta en marcha del Registro Unificado de Violencia contra la Infancia, recogido en la LOPIVI, con datos accesibles y desagregados. En este sentido, la Ley vasca de Infancia y Adolescencia (LIA) señala la necesidad de que el Sistema Vasco de Información coordine el suministro de datos al Registro Central. En el ámbito educativo, ambas leyes, LOPIVI y LIA, establecen la obligatoriedad de incorporar figuras como la coordinación de bienestar en centros escolares y el delegado de protección en educación no formal, incluyendo formación específica en violencia sexual digital. También se destaca la importancia de formar al profesorado y reforzar su deber de notificación ante sospechas de violencia.
Se propone además incluir de forma transversal en el currículo educativo la educación digital sobre el uso seguro de tecnologías, así como la educación afectivo-sexual integral desde edades tempranas, aunque esta última no fue incorporada en la normativa vasca. Save the Children subraya la necesidad de desarrollar campañas dirigidas a menores y familias para alertar sobre los riesgos de la explotación digital, como la iniciativa “La mejor red de control parental eres tú”.
La organización también reclama servicios especializados e integrales para víctimas enfoque de infancia y entorno digital, incluyendo canales confidenciales de denuncia, acompañamiento psicológico, jurídico y atención sanitaria especializada. En el ámbito judicial, se pide una respuesta adaptada a la violencia sexual digital, con la creación de secciones especializadas en Euskadi y formación específica para jueces y magistrados. Además, se debe implementar el modelo Barnahus en los tres territorios vascos, integrando los casos de violencia sexual digital.
Por último, se insiste en la implementación efectiva de las leyes vigentes y en la aprobación de la futura Ley Orgánica de protección de menores en entornos digitales. Save the Children destaca la necesidad de que las empresas tecnológicas asuman responsabilidad social, mediante mecanismos efectivos de verificación de edad, sistemas de moderación, transparencia algorítmica y mejora en la detección y retirada de contenidos perjudiciales.