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participación infantil:
Cuando la infancia habla, la democracia respira

En clase, en casa o en la plaza, los niños, niñas y adolescentes juegan, aprenden y no se les escapa nada: ven la basura que se acumula en sus calles, oyen en casa que el dinero no alcanza, se inquietan con las noticias de la guerra y del cambio climático y sienten la presión constante de las redes sociales. Tienen mucho que decir sobre todo lo que les afecta, pero a menudo, cuando levantan la mano para hablar, sus palabras acaban en un cajón.

No es suficiente invitar a los niños y niñas a opinar si sus ideas no se traducen en acciones concretas. La falta de espacios y apoyos reales para para que niños y niñas se expresen condena a esta generación a la marginalidad cívica y siembra una incertidumbre que erosiona los valores democráticos.

Además, vivimos un tiempo de incertidumbre global que hace que se reduzca la diversidad de voces, el debate público se crispe y se cuestione el espacio para las soluciones colectivas basadas en la cooperación y la empatía. En medio de ese ruido, la infancia suele quedar fuera y lo que piensan los niños y las niñas se ve como algo secundario frente a las decisiones de las personas adultas. Sin embargo, expresarse, hablar, ser escuchados no es un gesto simbólico, es la base sobre la que se construye la democracia del mañana y se refuerzan unas instituciones capaces de resistir las crisis. Su voz es uno de los pilares del futuro que heredarán.

la pobreza también silencia

Existen mecanismos como los consejos locales de infancia, presupuestos participativos con partidas para jóvenes y foros juveniles. Un ejemplo es el programa ‘Parlen els nens i nenes’ (Hablan los niños y niñas) del Ayuntamiento de Barcelona, que preguntó a niños y niñas mediante encuestas qué les gustaría cambiar en su ciudad, e incorporó algunas de sus ideas en el plan municipal. Y es que cuando se otorgan poder real y recursos, la participación infantil se vuelve tangible.

No obstante, la pobreza también supone un bloqueo para los niños y niñas más vulnerables sean escuchados. Como lo es no tener recursos para transporte, no tener dispositivos digitales adecuados, con familias sin acceso a información comprensible o sin tiempo debido a largas jornadas laborales, numerosos niños y niñas quedan excluidos. Es revelador que mientras el 88% de menores de entornos acomodados participa en extraescolares, solo el 64% de sus pares vulnerables lo hace, según datos del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030. Aunque las asignaturas extraescolares no suponen en sí mismas un espacio de escucha a la infancia, si son los primeros “laboratorios” en los que niños y niñas adquieren habilidades que les ayudarán a hacerse oír en el futuro. Esta exclusión temprana limita el desarrollo de habilidades de deliberación y liderazgo, y fomenta la desafección institucional.

Sin medidas proactivas, estos espacios seguirán siendo dominio de quienes ya gozan de privilegios, ahondando la brecha de oportunidades. Una solución efectiva, por ejemplo, es crear consejos itinerantes que lleguen a escuelas, centros sociales y plazas, evitando que la participación quede circunscrita únicamente a la sede municipal. De igual modo, es necesario asignar presupuestos específicos que financien transporte, dispositivos y traducciones para las familias de esos niños y niñas. Complementar estos esfuerzos con mediadores culturales y digitales en los barrios permite difundir información en formatos comprensibles para niños y niñas de todos los orígenes y, sobre todo, a sus familias, porque cuando la familia está informada es mucho más fácil que los niños y niñas puedan participar en este tipo de foros. Un buen ejemplo es el programa Casals Baobab del Ayuntamiento de Barcelona en el barrio barcelonés de Nou Barris, donde talleres codiseñados por la infancia han resultado en la mejora de parques y espacios públicos, duplicando la asistencia de menores vulnerables a actividades comunitarias.

 

proyecto piloto para transformar los mecanismos de participación infantil

En esta línea de, Save the Children lidera el proyecto europeo de gran escala, Redes de Participación Infantil Inclusiva (ICPNs en sus siglas en inglés). En España pretende coordinar proyectos como los que hemos mencionado para que puedan aprender unos de otros y ampliar su impacto. El objetivo es crear una red de cooperación que conecte y refuerce los espacios locales, autonómicos y estatales, garantizando la inclusión de las voces de los niños y niñas en situaciones de mayor vulnerabilidad.

Para responder directamente a este desafío, desde Save the Children] España, hemos impulsado el Espacio Kairós. Se trata de una plataforma digital pionera que nace con la ambición de ser el Centro de Buenas Prácticas de referencia sobre participación infantil en Cataluña, España y Europa.

Nuestro objetivo con Kairós es crear un punto de encuentro práctico donde niños, niñas, profesionales y administraciones públicas puedan encontrar herramientas, compartir experiencias de éxito y descubrir recursos útiles. De esta forma, nuestro trabajo se centra en convertir la aspiración de una participación inclusiva en una realidad tangible y colaborativa para todos

Escuchar a la infancia es una inversión democrática. Su participación fortalece la cohesión social, anticipa futuros más justos y previene la exclusión. Dar voz real a niños y niñas hoy es construir una democracia más fuerte mañana.