LO QUE PIDEN LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS:
un planeta más limpio y adultos que escuchen
Nora y Annabel dicen que quieren un mundo “más limpio”, “menos contaminado” y que “se cuide”. Ana pide que no se contamine más para que “los animales no se extingan”, Tamara que se “protejan las playas”, Julián, Yourssef y Malak “que se acaben las guerras” y Bryana que “termine el maltrato animal y que nadie pase hambre”. Su amiga Julia querría cambiarlo para “que la gente fuera más feliz”, Sandra “que nadie viva en la calle” y Sarah "que no hubiera gente mala”.
Estas son algunas de las respuestas que nos han dado 25 niñas y niños de entre 10 y 12 años, participantes de nuestros programas, cuando les hemos preguntado por sus inquietudes, sus deseos de cambiar el mundo y lo que quieren ser de mayores, con motivo del Día Mundial de la Infancia, que se celebra este 20 de noviembre.
Sus mensajes apenas se escuchan en las cumbres o encuentros políticos, a pesar de que los niños y niñas son quienes van a heredar este planeta. Hace solo unos días comenzó la COP30, la cumbre por el clima de Naciones Unidas, con pocas esperanzas: los compromisos alcanzados siguen lejos de lo que la infancia necesita para vivir en un planeta seguro.
LA INFANCIA, EN EL CENTRO de la escucha
Annabel expresa que ojalá “los adultos no estuvieran tan ocupados”. Neyeri, Sarah y Diana “que sean amables, buenos y no maltraten”. Diana desea “que no hubiera pedófilos” y Zoe “que no hagan abusos sexuales”.
Escuchar activamente a niñas, niños y adolescentes es una responsabilidad. Cuando los adultos prestamos atención real a lo que sienten, piensan y necesitan, no solo fortalecemos su autoestima y su participación, sino que también construimos sociedades más justas y preparadas para el futuro. Como dice Lucía: “si no nos escuchan, no nos entienden”.
Neyeri y Dani sueñan con viajar a nuevos lugares, que el mundo sea más divertido y Pamela tener un portátil. Lucía quiere hacer ballet, Tamara alcanzar sus metas, Sandra tener hermanas y Ana que cada día aprenda algo nuevo.
Casi todos estos niños y niñas dicen que les hace feliz estar con su familia, que estén todos bien, alegres y que los amigos y amigas estén siempre con ellos. Quieren vivir en casas con piscina y con patio o jardín. Algunos añaden que también les gustaría que su casa tuviera un campo de fútbol, vivir en una ciudad con flores, en la playa o en la montaña cerca de un lago.
sus derechos y su futuro están en juego
Nunca en los últimos 20 años la infancia ha estado tan amenazada como ahora. Millones de niños y niñas en todo el mundo viven entre bombas, pasan hambre o sufren las consecuencias de la crisis climática.
En España, uno de cada tres niños y niñas vive en situación de pobreza; los fenómenos climáticos extremos afectan ya entre el doble y el triple a quienes nacieron en la década de 2020 respecto a sus abuelos; y, además, niños y niñas migrantes siguen enfrentándose a un auténtico laberinto burocrático para regularizar su situación y acceder plenamente a sus derechos.
La infancia no vive con los ojos cerrados al mundo que les rodea, saben lo que quieren y quieren ser parte del cambio que el mundo necesita. Quieren ser médicas, costureras, profesoras, bailarinas, policías, dentistas, arquitectas… quieren ser escuchadas y, algunas, también millonarias, como cantaba la Rosalía.

La voz de los niños y las niñas no es un complemento: es fundamental para tomar decisiones que les afectan hoy y que marcarán su vida mañana.