- Más de 1,2 millones de refugiados sirios y 1,9 millones de desplazados internos han regresado a sus lugares de origen.
- El 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, 7,5 millones de niños y niñas necesitan ayuda humanitaria y 2,4 millones de niños y niñas siguen sin ir a la escuela

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Damasco, 4 de diciembre de 2025. La población siria que regresa a sus hogares llenos de esperanza un año después del fin del conflicto afirma que están luchando por reconstruir sus vidas en medio de infraestructuras destruidas, acceso limitado a escuelas y atención sanitaria, y una economía en colapso, según Save the Children.
Desde que el conflicto de 14 años terminó el 8 de diciembre del año pasado, más de 1,2 millones de personas refugiadas sirias y 1,9 millones de desplazados internos han regresado a sus lugares de origen. Sin embargo, muchos se encuentran con sus barrios en ruinas, sus casas reducidas a escombros y el 38% de los hospitales y una cuarta parte de todas las escuelas total o parcialmente destruidos.
Para agravar la destrucción, Siria se enfrenta a una grave crisis económica. Los puestos de trabajo son escasos, el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y los restos sin explotar de la guerra siguen poniendo en peligro vidas humanas.
En la actualidad, 16,7 millones de personas —casi tres cuartas partes de la población, entre ellas 7,5 millones de niños y niñas, necesitan ayuda humanitaria.
Nour, de 42 años, regresó a Siria hace dos meses después de pasar 14 años en el Líbano. Ella y su marido trajeron a sus hijos, Hassan, de 8 años, y Zahra, de 6, de vuelta a la casa familiar en una localidad de la zona rural de Damasco que fue fuertemente bombardeada durante el conflicto. “Me quedé muy impactada al ver la destrucción cuando regresamos. Es como empezar de nuevo”, dice en un centro infantil apoyado por Save the Children. “Pero estamos de nuevo con nuestra familia, estamos en casa. Solo espero que las cosas mejoren con el tiempo. Realmente necesitamos ayuda para reconstruir Siria. Quiero que mis hijos tengan una buena educación y un futuro mejor”, añade.
Alrededor del 90% de los edificios de la ciudad quedaron destruidos, y ahora solo quedan escombros y esqueletos de edificios. Los tanques de agua rojos colocados en los tejados marcan los pocos edificios que están habitados o en reconstrucción.
Una de las iniciativas de reconstrucción es la escuela Al Dabbass, una escuela secundaria para niñas de entre 11 y 18 años. Save the Children y su socio local, Action for Humanity, están rehabilitando el edificio, que lleva sin utilizarse desde noviembre de 2012. Se espera que la escuela vuelva a abrir a principios del próximo año y acoja a unos 1.000 alumnos, lo que supone un paso fundamental, ya que algunas escuelas locales funcionan en doble turno y acogen hasta 70 alumnos y alumnas por clase.
En toda Siria, 2,4 millones de niños y niñas siguen sin ir a la escuela y muchos necesitan apoyo psicosocial urgente tras años de desplazamiento y violencia.
Zainab, de 46 años, cuenta que su hija de 8 años sigue tan traumatizada por los ataques aéreos del pasado que se esconde cada vez que oye un avión. “Está constantemente enferma por el miedo y le sangra la nariz por el estrés”, explica. “Necesitamos mucho más apoyo, como cualquiera que esté pensando en volver”, afirma.
En Alepo, Lina, de 23 años, regresó este año con su marido y sus tres hijos después de pasar ocho años en Turquía. Embarazada de seis meses, no sabe dónde dará a luz debido a la falta de atención sanitaria accesible. “Cuando regresamos, me sorprendió mucho ver lo grave que es la situación. Hay muchos daños en Alepo. Solo tenemos electricidad seis horas al día”, dice. Y añade: “A mis hijos les ha costado adaptarse, pero al menos pueden volver al colegio. No me arrepiento de haber regresado, este es mi hogar, pero quizá sea demasiado pronto para que muchos regresen. No hay suficiente ayuda para los que ya estamos aquí”.
A pesar de los importantes retos, se están produciendo algunos avances.
En un hospital materno-infantil cerca de Idlib, la Dra. Hind dice que los abortos espontáneos relacionados con el trauma de los ataques aéreos han disminuido de 33 al mes a menos de 15 desde que terminó el conflicto. La Dra. Hind, de 35 años, que perdió a dos hijos durante el parto en la guerra, ahora tiene dos hijos pequeños. “Ahora podemos hacer planes para el futuro. Antes no podíamos”, cuenta. “Solía hablar con mi marido sobre dónde irían los niños si moríamos. Pero ahora volvemos a tener esperanza”, explica.
Rasha Muhrez, directora de Save the Children en Siria, afirma: “Durante los 14 años de conflicto, más de la mitad de la población, más de 13 millones de personas, se vieron desplazadas. Muchas quieren volver a casa, pero se encuentran con la devastación y la falta de servicios básicos. Debemos garantizar que las personas puedan regresar de forma segura y que los niños y niñas tengan acceso a la educación, la atención sanitaria y la protección. La infancia debe estar en el centro de la reconstrucción de Siria. Este año, la financiación humanitaria para Siria se ha recortado en un momento en el que la inversión es crucial, tanto para satisfacer las necesidades inmediatas a medida que el país se estabiliza como para reconstruir los sistemas educativos y los medios de vida a largo plazo. Instamos a la comunidad internacional a que no se olvide de Siria. La crisis está lejos de haber terminado”, sentencia.
Save the Children en Siria
Save the Children trabaja en Siria desde 2012, prestando apoyo a las familias desplazadas directamente y a través de socios locales.
Gracias al Convenio de Emergencias de la AECID, Save the Children, en colaboración con la ONG local Bahar, ha puesto en marcha una respuesta humanitaria en las gobernaciones de As-Sweida y Dar’a para atender a 6.000 personas afectadas por la reciente escalada de violencia. La intervención se centra en la protección infantil, el apoyo psicosocial y el acceso a agua y saneamiento, mediante la gestión de casos de protección, la creación de Espacios Amigables para la Infancia, la distribución de kits de SMAPS (Salud Mental y Apoyo Psicosocial) y kits de higiene y la reparación urgente de instalaciones WASH (agua y saneamiento) en escuelas y refugios.
El 80% de la población a la que apoyamos son personas desplazadas internas y el 20% pertenece a comunidades de acogida, incluyendo niñas, niños, mujeres, hombres y personas con discapacidad. Esta acción busca mitigar los riesgos de violencia, separación familiar y reclutamiento infantil, y garantizar condiciones básicas de dignidad y seguridad en un contexto de crisis prolongada.