Delegación vasca visita una de las cinco Barnahus de Dinamarca

Paredes que sirven de lienzo en blanco para disponer aleatoriamente las creaciones infantiles en forma de dibujo o de diminutas mariposas que dejan sus visitantes; murales en homenaje a París y a su torre Eiffel; juguetes con colores llamativos colocados con mimo en las baldas de las diferentes estancias; ambiente relajado, infantil, confiable… Así es la Barnahus de Naestved, que ha abierto sus puertas a la delegación vasca que está visitando la ciudad danesa para conocer en profundidad este modelo de atención integral a niñas, niños y adolescentes víctimas de abusos sexuales. Nadie puede imaginar que en este inmueble de aspecto inocente policías, psicólogos y psicólogas, forenses y fiscales, entre otras personas, trabajan por atender y dar respuesta a estas víctimas menores de edad.

Euskadi trabaja desde finales del pasado año en la implantación del modelo Barnahus y en la apertura de una casa-piloto en Vitoria-Gasteiz. Para ello, el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco cuenta con la colaboración de Save the Children y de un equipo motor, compuesto por una representación de todos los ámbitos implicados, que ha mantenido ya numerosas reuniones de trabajo y que ahora acude a Dinamarca con el objetivo de obtener información y compartir experiencias con sus colegas daneses.

“Ver in situ cómo es una Barnahus es muy importante, porque podremos replicar estos modelos de éxito en el pilotaje de Vitoria-Gasteiz”, ha dicho la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, que encabeza la expedición. Asimismo, la consejera ha reconocido que “con la apertura de nuestra primera Barnahus, Euskadi se situará entre las sociedades más avanzadas de Europa en la gestión, prevención y tratamiento de ese tipo de violencia sexual, siguiendo la recomendación de las Naciones Unidas y del Consejo de Europa”.

La delegación vasca viaja a Naestved con una apretada agenda de dos jornadas en las que se incluye una visita a la casa Barnahus de la localidad y numerosas entrevistas con las personas responsables de las diferentes áreas de atención del programa. El objetivo del viaje es obtener la información más detallada posible y solventar las dudas que pudieran generarse en la implantación del modelo en Euskadi. 

La violencia sexual constituye una de las peores formas de violencia que sufre la infancia. En Euskadi se estima que uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes ha podido sufrido violencia sexual, que supone graves repercusiones para su desarrollo. Sin embargo, cuestiones como la atención que reciba la víctima, así como la respuesta y apoyo proporcionados por su entorno, determinarán, entre otros factores, el efecto que esta violencia. 

Su efectividad está basada en la evidencia. Diversos estudios indican también que la Barnahus contribuye a agilizar la intervención judicial y a incrementar el número de arrestos y enjuiciamientos llegando a duplicarse y hasta triplicarse en algunos países. Múltiples estudios empíricos que han demostrado que este modelo ayuda a reducir la victimización secundaria y mejora el trato hacia el niño, niña y adolescente y su familia.   

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