Informe de Save the Children: Los problemas de salud mental crecen entre los niños que sobreviven en Siria y el daño psicológico podría ser irreversible

INFORME COMPLETO: https://www.savethechildren.es/sites/default/files/imce/docs/heridas-invisibles.pdf

MATERIALES-FAMILIAS DENTRO DE SIRIA - IMÁGENES PARA TV, FOTOGRAFÍAS Y CASOS: http://storycentral.savethechildren.org.uk/?c=45191&k=a06128778e

MATERIALES -FAMILIAS REFUGIADAS EN JORDANIA - IMÁGENES PARA TV, FOTOGRAFRÍAS Y CASOS: http://storycentral.savethechildren.org.uk/pages/search.php?search=%21collection44734&k=0073d81076

• Los datos obtenidos revelan que el 84% de las personas adultas y casi todos los niños afirman que los continuos bombardeos y el fuego de artillería son la principal causa de estrés psicológico en la vida cotidiana de los niños.

• El 50% de los niños nunca o rara vez se sienten seguros en el colegio y el 40% no se sienten seguros jugando al aire libre, incluso fuera de su propia casa.

• El 89% de los adultos alerta de que el comportamiento de los niños se ha vuelto más temeroso y nervioso a medida que la guerra continúa.

• Los niños sufren cada vez más de incontinencia urinaria.

• Los expertos señalan que estamos llegando a un punto crucial: Si la guerra no termina pronto y los niños no reciben el apoyo psicológico que necesitan, será mucho más difícil reparar el daño cuando lleguen a la edad adulta.

7 de marzo de 2017. Desde hace seis años millones de niños y niñas en Siria viven en el terror diario por culpa de la guerra, un impacto que afecta a su salud mental de forma severa y provoca daños psicológicos que podrían ser irreversibles si no reciben ayuda inmediata, advierte Save the Children en su último informe.

La organización entrevistó, entre diciembre de 2016 y febrero de 2017, a más de 450 niños, adolescentes y adultos en siete de las 14 gobernaciones o provincias de Siria para realizar "Heridas invisibles", el mayor estudio de este tipo hecho durante el conflicto. Este informe demuestra que muchos niños están viviendo en un estado casi constante de miedo, aterrorizados por bombardeos, ataques aéreos y la violencia en curso, con consecuencias psicológicas devastadoras.

Los expertos en salud mental explican que los niños sufren un estado de "estrés tóxico", que se define como la “forma más peligrosa de reacción al estrés". Éste se da cuando los niños experimentan el peligro de una forma tan dura, frecuente y prolongada, como la violencia extrema que se produce en el conflicto de Siria. La respuesta a este estrés tóxico puede tener un impacto para toda la vida sobre la salud mental y física.

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El informe revela cómo la guerra ha arruinado la infancia en Siria. Casi la mitad de los niños entrevistados dijeron que no se sienten seguros en el colegio o jugando al aire libre y el 78% de los niños sienten pena y extrema tristeza durante todo o casi todo el tiempo. Además, casi todos los adultos dijeron que los niños se han vuelto más nerviosos o temerosos a medida que la guerra parece no tener fin.

Zeinab tiene 12 años y ahora vive en un campamento para desplazados en la ciudad siria de Hassakeh: "Cuando llegó la guerra todos los niños sirios olvidamos todo lo aprendido y ahora no conocemos nada más que la guerra. Siento que he visto cosas terribles. Perdí dos años de colegio y mi hermano apenas ha estudiado. ¿Qué pasa si todos estos años pasan y no llego a ser nada en la vida?”.

La tensión psicológica constante en la infancia se manifiesta de diferente formas: aumento de casos de niños que mojan la cama, micción involuntaria en público, dificultades al hablar o pérdida total del habla, aumento de la agresividad, abuso de sustancias, autolesiones e intentos de suicidio entre menores de tan solo 12 años.

Mohammed, trabajador humanitario de Save the Children en Idlib, explica: "Estoy hablando desde una zona donde la gente podría morir en cualquier momento, y esta falta de seguridad es la que provoca problemas psicológicos en los niños. Nos hemos dado cuenta de que siempre están estresados y reaccionan a cualquier ruido desconocido, como si se mueve una silla o alguien golpea una puerta, debido a su miedo al sonido de aviones y cohetes. Los niños están cada vez más aislados y no les gusta participar en nuestras actividades y en los más pequeños estamos viendo muchos casos de micción involuntaria".

Para Alexandra Chen, especialista en protección y salud mental infantil, con base  en la Universidad de Harvard "la guerra tendrá un impacto devastador y prolongado en la salud mental y física de estos niños".  "La exposición prolongada al conflicto  puede afectar al desarrollo del cerebro y otros órganos y aumentar el riesgo de padecer en la edad adulta enfermedades cardíacas, abuso de sustancias, depresión y otros trastornos de salud mental”, agrega.

Con el fin de la violencia, el apoyo adecuado y las intervenciones tempranas, los niños pueden recuperarse de experiencias traumáticas. Sin embargo, uno de cada cuatro niños entrevistados dijo que rara vez o nunca tienen un lugar al que acudir o alguien con quien hablar cuando están asustados, tristes o enfadados.

Antes de la guerra solo existían 30 centros dedicados a la salud mental en todo el país. Actualmente, muchos médicos y profesionales sanitarios han sido asesinados o han huido de Siria. Esta escasez de clínicas y de profesionales formados, (se calcula que solo hay 70 psiquiatras trabajando en todo el país) implica que muchos niños que necesitan apoyo no reciben ningún tipo de ayuda y que la demanda de plazas está colapsando los centros. El informe también revela el estigma que existe sobre los problemas psicosociales que hace que los niños que sufren este tipo de problemas sientan vergüenza a la hora de buscar ayuda.

En última instancia, la única manera de comenzar a deshacer el daño causado en la infancia es detener el principal motivo de su angustia: la violencia en curso en Siria, particularmente los ataques aéreos y los bombardeos que este informe determina como la principal causa de los problemas de salud mental infantil.

"Este informe demuestra que estamos presenciando una grave crisis de salud mental entre los niños sirios provocada por seis años de guerra. Los niños se hacen sus necesidades encima cuando escuchan un ruido fuerte, jugar en la calle les aterroriza, tienen miedo de ir al colegio y temen que su futuro se arruine por no haber tenido una educación”, alerta Andrés Conde, director general de Save the Children en España. "Es una tragedia que no podemos permitir que continúe. Podemos terminar con el estrés tóxico que muchos niños están sufriendo si se detiene el bombardeo en áreas civiles y el apoyo psicológico llega a todos los niños que lo necesiten”, concluye.

Además de un alto el fuego inmediato y un acuerdo por el fin de la violencia, Save the Children exige:
• Que todas las partes dejen de usar armas explosivas contra la población civil y dejen de atacar infraestructuras civiles, como colegios y hospitales, ya que esto es la causa principal de la angustia y el miedo de los niños.
• El fin inmediato de las tácticas de asedio y el acceso humanitario sin restricciones a todas las áreas, para que organizaciones como Save the Children y sus socios puedan llegar a los más vulnerables.
• Un nuevo compromiso global de los donantes internacionales para invertir en programas de salud mental y en el bienestar de los niños en emergencias, incluyendo fondos suficientes para cubrir los servicios de salud mental y la programación psicosocial dentro de Siria.

Sobre Save the Children

Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja en más de 120 países salvando vidas, proporcionando seguridad y protección a los niños y las niñas y defendiendo sus derechos en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.

En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas en España, proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.