La mitad de todos los niños refugiados están fueran del colegio, expuestos a la explotación y al abuso

INFORME (Inglés): “Nuevo acuerdo para todos los niños desplazados a la fuerza

17 de mayo de 2016. Actualmente 3,5 millones de niños refugiados en todo el mundo no van al colegio, lo que les expone cada vez más a sufrir discriminación, abusos, a ser víctimas de trata o ser forzados a contraer matrimonio infantil.

Los niños refugiados tienen cinco veces menos probabilidades de asistir al colegio que otros niños. El 50% de los niños refugiados en edad de cursar educación primaria y el 75% en edad de cursar educación secundaria están completamente fuera del sistema educativo, sin contar con ninguna de las protecciones que el ambiente escolar les ofrece. En 2015, 80 millones de niños vieron interrumpida su educación por crisis humanitarias.

“Es un escándalo que a los niños se les niegue la oportunidad de tener una vida mejor por estar fuera del sistema educativo. Sin una educación, se enfrentan a un futuro muy complicado. Además, son más propensos a emprender peligrosos viajes a Europa y a otras partes del mundo, y también tienen más probabilidades de contraer matrimonios forzosos, de ser explotados, de ser víctimas de trata y de ser obligados a trabajar”, explica Andrés Conde, director general de Save the Children. “Por ello, en la Cumbre Mundial Humanitaria, exigimos que ningún niño refugiado quede fuera del colegio más de 30 días después de haber sido desplazado. Actualmente el promedio de tiempo que se pasa siendo refugiado es de 17 años, lo que significa que millones de niños y jóvenes pierden años, a veces todos, de su educación, disminuyendo drásticamente sus oportunidades de tener un futuro mejor", añade Conde.

La educación ofrece a los niños oportunidades de éxito. Proporciona a los niños refugiados esperanza para su futuro, así como una sensación de estabilidad y normalidad a aquellos niños que han vivido situaciones traumáticas y estresantes. También enseña a los niños las habilidades básicas necesarias para contribuir en la reconstrucción y desarrollo de sus propios países, en el caso de que regresen.

Las principales barreras para acceder a la educación son los problemas económicos o con el idioma; la necesidad de muchos niños de trabajar para ayudar a sus familias; los largos procesos burocráticos y falta de documentación, las plazas escolares limitadas o el hecho de que los países en desarrollo albergan al 86% de los refugiados y, sin embargo, cada vez tienen menos capacidad de afrontar la situación de los mismos y sus necesidades.

Para Save the Children, la inauguración de la Cumbre Mundial Humanitaria en Estambul, que tendrá lugar los próximos 23 y 24 de mayo, es una gran oportunidad para cambiar esta situación y priorizar las necesidades de los niños más vulnerables del mundo.

“La educación en situaciones de emergencia y crisis prolongadas carece de los fondos necesarios, estimados en 4’8 millones de dólares en la actualidad, y no vamos a alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible a no ser que todos trabajemos juntos para eliminar las barreras que impiden a millones de niños refugiados acceder a una educación de calidad básica”, dice Andrés Conde. “En la Cumbre y en adelante, estamos pidiendo a los donantes y a los Estados miembros que proporcionen mayor apoyo financiero, legal y político a los gobiernos de los países receptores para asegurar que los niños refugiados tengan acceso a la educación”.

Los países receptores también tienen un papel que desempeñar. Deben comprometerse a garantizar que los niños refugiados que se encuentren en su país vayan al colegio, creando las infraestructuras necesarias y eliminando las barreras legales y financieras a las que se enfrentan estos niños.

La ONG también hará un llamamiento por el “Nuevo acuerdo para todos los niños desplazados a la fuerza”, que incluye a los desplazados internos, a los refugiados y a los solicitantes de asilo, todos extremadamente vulnerables a ser separados de sus familias, al abandono, a abusos físicos o sexuales, a la muerte o lesiones, a la trata y a la explotación económica. Los niños desplazados son los que más se exponen a estos riesgos.

“Creemos que todos los niños desplazados a la fuerza merecen un acuerdo que garantice sus derechos a una vida segura por lo que, además de nuestros compromisos en materia de educación, queremos establecer una protección nacional y transfronteriza para los niños que se desplazan entre los países de origen, de tránsito y de destino”, añade Conde. “También fomentamos la aplicación de las normas existentes a nivel internacional, incluida la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre los niños y los conflictos armados."