Los conflictos han condenado al hambre a 63 millones de niños y niñas en 2025

Londres, 16 de octubre. De los cerca de 118 millones de niños y niñas que sufren hambre en lo que va de 2025, alrededor de 63 millones -más de la mitad- se vieron forzados a esta situación por conflictos, según un nuevo análisis de datos realizado por Save the Children con motivo del Día Mundial de la Alimentación. [1]    

Save the Children ha analizado los datos de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases (CIF), la principal autoridad mundial en el seguimiento del hambre, y ha descubierto que los conflictos eran la causa principal de las formas más graves del hambre en las niñas y niños en 2025.  

De los 18 millones de niños y niñas empujados a niveles de hambre de emergencia en más de 35 crisis (nivel 4+ de la CIF), 11 millones, o más de seis de cada diez (61%), se encontraban en países donde el conflicto es el principal impulsor del hambre, lo que pone de relieve el papel de la violencia y la guerra en las peores crisis alimentarias del mundo. [2]   

Aunque la CIF no analiza todos los países ni los incluye en su Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias, los datos abarcan la mayoría de las peores crisis alimentarias del mundo.    

En todo el mundo, uno de cada seis niños y niñas vive en una zona afectada por un conflicto, frente al 10% de hace una década[3]. Los conflictos siguen siendo la principal causa del hambre en el mundo y tienen efectos devastadores en la capacidad de las personas para cultivar o comprar alimentos, obligan a las familias a abandonar sus hogares y destruyen tierras de cultivo e infraestructuras. En algunos de los peores casos, el hambre se utiliza como método de guerra.    

En Sudán y Gaza, el conflicto, unido a un acceso muy restringido y a la denegación de ayuda humanitaria, provocó que se clasificaran como hambrunas en 2024 y 2025 respectivamente, obligando a los niños y niñas a padecer las formas más extremas de hambre. Más de medio millón de personas en Gaza y 638.000 en Sudán -la mitad de las cuales son niños y niñas en ambos lugares- se enfrentan a un hambre catastrófica y a un mayor riesgo de muerte, mientras que alrededor de medio millón más de niños y niñas en Gaza y 3,8 millones en Sudán se encontraban a un paso de la catástrofe en la CIP4. [4]  

Hannah Stephenson, responsable de Save the Children para la lucha contra el hambre y la nutrición, explica que "2025 ha sido un año devastador para los niños y niñas que viven en las peores zonas de conflicto del mundo. En el siglo XXI, la hambruna está provocada por el hombre y se puede prevenir. Ningún niño debería morir hoy de hambre”. 

Save the Children pide a la comunidad internacional poner fin a las crisis del hambre buscando el fin de los conflictos que las provocan, protegiendo a la infancia e invirtiendo en los primeros 1.000 días, donde la acción puede marcar la diferencia, y construyendo sistemas alimentarios y sanitarios más resistentes. “Acabar con el hambre requiere soluciones políticas urgentes para resolver estos conflictos y garantizar un acceso humanitario sin restricciones", declara Stephenson. 

Save the Children lleva más de 100 años proporcionando a la infancia apoyo nutricional que salva vidas, incluidas transferencias de efectivo para incrementar las redes de seguridad disponibles para las familias en situación de emergencia. Entre 2022 y 2024, Save the Children apoyó a 43,5 millones de niños, niñas y sus familias en todo el mundo con el objetivo de prevenir la desnutrición. 

Notas:

[1] Metodología: Save the Children utilizó los últimos datos de inseguridad alimentaria aguda de la CIF según la actualización de mitad de año del Informe Global sobre Crisis Alimentarias (GRFC) de septiembre de 2025 (y cualquier evaluación posterior de la CIF disponible desde entonces) y consideró los países en los que el conflicto fue el principal impulsor según el informe GRFC de 2025 y actualizó utilizando el informe Hunger Hotspots de 2025 y las evaluaciones posteriores de la CIF disponibles aquí. En los casos en que se disponía tanto de una cifra actual como de una cifra prevista de personas en situación de inseguridad alimentaria para 2025, se tomó la cifra más alta. En una minoría de casos (sobre todo cuando los datos sobre seguridad alimentaria de la GRFC proceden de los Planes de Respuesta Humanitaria de las Naciones Unidas para 2025), los datos más recientes corresponden a 2024.  

Los porcentajes de niños y niñas se basaron en datos de las Perspectivas de la Población Mundial de la ONU y se aplicaron al número de personas que se enfrentan a la CIF3, CIF4 y CIF5 para estimar los niños en cada fase por país. El número de niños y niñas afectados es una estimación, ya que es probable que sea mayor en los hogares más pobres o en los que corren mayor riesgo de padecer hambre.  

[2] Según la escala de la CIF, un sistema de seguimiento para evaluar las emergencias relacionadas con el hambre, la fase 3 es una crisis, la fase 4 es una emergencia y la fase 5 se utiliza cuando la situación es catastrófica, que es el peor escenario categorizado por inanición, muerte, niveles de desnutrición aguda extremadamente críticos y, en algunos casos, hambruna. La indignación internacional suele desatarse cuando se alcanza la fase 5, pero la realidad es que incluso en la fase 3, las familias se ven obligadas a tomar decisiones imposibles, con la desnutrición y el hambre ya en niveles inaceptablemente altos.