MATERIALES PARA DESCARGAR: Vídeos, fotografías y audio
Madrid, 21 de octubre de 2016. Trabajadores humanitarios y profesionales médicos en el este de Alepo informan del uso generalizado de bombas de racimo en los últimos meses, armas prohibidas conforme el derecho internacional humanitario.
A pesar de la ''pausa humanitaria” de hoy en Alepo, crece la preocupación por el aumento del número de niños heridos por armas explosivas que están en estado demasiado crítico como para poder ser trasladados y además no pueden ser tratados en las instalaciones médicas existentes que han sido dañadas por los recientes bombardeos.
Un mes después del fin del alto el fuego en el este de Alepo, Save the Children advierte que las armas explosivas, incluyendo las bombas de racimo, han matado a más de 136 niños y 397 han resultado heridos desde el 23 de septiembre. [1]
El Centro de Documentación de Violaciones, que documenta las violaciones de los derechos humanos en Siria, registró 137 ataques con bombas de racimo en Alepo entre el 10 de septiembre y el 10 de octubre. Esto supone un aumento del 791% respecto a la media de los ocho meses anteriores. En 2015 en todo el país sirio murieron 130 niños por este tipo de bombas. La Defensa Civil Siria (“Cascos Blancos”) informa de que en septiembre hubo 163 ataques con bombas de racimo en Alepo.
Save the Children no puede verificar o confirmar de forma independiente estas cifras. Actualmente conseguir datos exactos es muy difícil en el este de Alepo. Otras fuentes en terreno informan del uso sostenido de bombas de racimo desde que el alto el fuego cesara el 18 de septiembre.
Las bombas de racimo son lanzadas desde el aire o disparadas desde tierra y esparcen múltiples submuniciones o "pequeñas bombas" indiscriminadamente sobre un área que podría cubrir el tamaño de un campo de fútbol. A menudo estas pequeñas bombas no explotan y los niños curiosos pueden llegar a cogerlas. Según el Cluster Munition Monitor, alrededor del 40 por ciento de las víctimas de las bombas de racimo en todo el mundo son niños.
El impacto de las municiones de racimo en el cuerpo de los niños puede ser devastador. Los cirujanos dicen que, a corta distancia, una pequeña bomba puede arrancar extremidades de un niño, cegarlos o fracturarles los huesos. Desde más lejos, los fragmentos pueden llegar a incrustarse en el cuerpo, generalmente en los músculos.
El jefe de la Organización para la Eliminación de Explosivos y Residuos de Guerra en el este de Alepo, que trabaja bajo el seudónimo “Firas”, por razones de seguridad, dijo: "No todas las bombas explotan, y por lo general parecen una pelota o algo con lo que un niño podría jugar. Son minas que podrían explotar en cualquier momento, incrustadas en techos y ventanas o en el suelo de parques o zonas infantiles. En Alepo hay muchos casos de amputación por culpa de estas bombas”.
El Dr. David Nott, cirujano de traumatología que ha trabajado en Siria y que ahora aconseja a los cirujanos en el este de Alepo a distancia, dijo: "A veces hasta 20-30 rodamientos de bolas pueden impactar en los niños, que les pueden arrancar los brazos y las piernas”.
Se estima que sólo quedan 35 médicos en el este de Alepo, lo que hace que solo tengan tiempo y recursos para tratar a los pacientes más críticos cuyas lesiones podrían llegar a ser mortales. Por lo cual se informa de que hay niños a los que no se les llega atender para quitarles los fragmentos que se les han incrustado en el cuerpo.
Dr. Nott añade: " En este momento en el este de Alepo no hay tiempo para quitarles los fragmentos, los médicos tienen que tomar decisiones racionales. Pero dejárselos en el cuerpo puede crearles graves infecciones y sepsis”.
Save the Children apoya la implementación global de la Convención de Municiones de Racimo del 2008, que prohíbe totalmente el uso de estas armas mortales. Sin embargo, las bombas de racimo han seguido utilizándose provocando efectos devastadores en Siria. Según Human Rights Watch, los ataques con municiones de racimo en Siria han aumentado significativamente desde septiembre de 2015.
Sonia Khush de Save the Children, explica: "Actualmente en Siria hay niños pequeños con extremidades amputadas o con rodamientos de bolas incrustadas en su tejido muscular debido al uso indiscriminado de estas armas terribles”.
"El derecho internacional humanitario ha sido violado de forma constante durante todo el conflicto sirio, desde los bombardeos a escuelas y hospitales a los ataques indiscriminados contra civiles. Tenemos que hacer más para proteger a los niños de la carnicería de esta guerra. Si hay una cosa que las partes en conflicto deben acordar de forma inmediata, debe ser poner fin al uso de las municiones de racimo y permitir el acceso a las organizaciones de ayuda humanitaria para que podamos evacuar a los niños heridos", añade Khush.
Además debe haber transparencia con lo que está sucediendo con los niños en Alepo. Save the Children pide que se creen de manera urgente investigaciones para establecer la verdadera escala de los horribles ataques perpetrados en Alepo y los ataques indiscriminados contra las infraestructuras civiles”,
Además de pedir el cese del uso de las municiones de racimo en cualquier zona y bajo cualquier circunstancia, Save the Children también está presionando para que se dejen de usar estas armas explosivas sobre la población civil.
[1] Estas cifras han sido tomadas del Aleppo Health Directorate del 23 de Septiembre al 17 de octubre. Se considera que estas cifras subestiman el número real de niños heridos y fallecidos ya que solo registran las incidencias referentes a niños que han sido tratados en hospitales.
Sobre Save the Children
Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja en más de 120 países salvando vidas, proporcionando seguridad y protección a los niños y las niñas y defendiendo sus derechos en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.
En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas en España, proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.