MÁS DE 300 NIÑAS EN ANDALUCÍA MENORES DE 14 AÑOS ESTÁN EN RIESGO DE SUFRIR MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

  • En España los esfuerzos están centrados en la prevención, detección y protección de niñas en riesgo de sufrir mutilación genital

Sevilla, 04 de febrero de 2022. Con motivo del 6 de febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, Save the Children alerta de que, de las 1.700 niñas menores de 14 años residentes en Andalucía que proceden de países donde se practica la Mutilación Genital Femenina (MGF), más de 300 están en riesgo de sufrirla (3.652 niñas en España), según los últimos datos de 2020 del Ministerio de Igualdad. Por provincias, Almería es la que cuenta con más niñas en riesgo de sufrir esta práctica (123), seguida de Málaga (66) y Sevilla (30).

Trabajo Save the Children

La mutilación genital femenina (MGF) hace referencia a “todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos"”, según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

 La organización ha estudiado la prevalencia de prácticas nocivas en España, entre las que se encuentra la mutilación genital femenina. El análisis se ha basado en el estudio de la información ya existente y en entrevistar a profesionales de distintos sectores: administración pública, ONG, sanitario, policial, mediación cultural y género. Javier Cabrera, responsable de Incidencia Política de Save the Children en Andalucía, celebra que el riesgo de mutilación de una niña que ya haya nacido en España se haya reducido notablemente debido a la activación de mecanismos de detección en los servicios sanitarios y en el ámbito educativo. Sin embargo, lamenta que las niñas nacidas en los países que practican la mutilación genital femenina y llegan a España corren más riesgo de sufrirla. 

Tanto a nivel nacional como andaluz, los esfuerzos están más centrados en la prevención, detección y protección de niñas en riesgo de sufrir mutilación genital y en la atención a aquellas que llegaron a España ya mutiladas. Una de las claves está en la detección temprana en las consultas pediátricas, ya que las niñas y adolescentes hasta los 14 años acuden regularmente a las citas. Además, es importante establecer un vínculo de confianza con las familias para tratar el tema sin criminalizar, pero con el objetivo de prevenirlo. Save the Children considera que es clave que los protocolos sean conocidos y participativos en la elaboración y que no solo cuenten con la participación del ámbito sanitario.

Protocolos participativos e inclusivos

A nivel nacional, existe un protocolo de actuación contra esta práctica que fue aprobado en 2015. Además, cada comunidad autónoma activa su propio protocolo cuando se identifica un posible caso de mutilación genital femenina. En el caso de Andalucía, se trata del Protocolo Andaluz para la Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género, en el que se incluye un apartado específico (pero muy breve) sobre mutilación genital femenina. Además, la comunidad cuenta con un manual para profesionales para el abordaje de esta práctica (última edición 2018), en la que se resaltan los siguientes puntos:

  • El enfoque de género e interculturalidad para abordar cualquier tipo de intervención que implique el trabajo con comunidades migrantes “promoviendo el entendimiento, el diálogo y la convivencia, en un contexto de diversidad como el de Andalucía”.
  • Que uno de los objetivos del manual sea convertirse en una herramienta útil “para reforzar el enfoque preventivo de la MGF, considerada no como un problema puntual de salud, sino como un asunto comunitario donde las y los profesionales en contacto con las familias africanas tienen un rol fundamental”.

Cabrera asegura que, a pesar de que, en España, la mutilación genital femenina es un problema con una incidencia baja y prevalencia desconocida, “la realidad es que afecta a miles de niñas y adolescentes. Aunque sigue siendo un tema tabú, no solo en las instituciones públicas sino en el propio ámbito familiar, la mutilación genital femenina es un asunto que cuenta con una trayectoria de años de investigación e intervención, así como de debate público a nivel internacional”. 

Las mediadoras culturales entrevistadas en este análisis aseguran que la existencia de protocolos, la prohibición de la práctica en algunos países en los que no estaba penada –como Nigeria y Senegal- y el hecho de que en España la mutilación sea constitutiva de delito, “ha facilitado en cierta forma el tratamiento de la mutilación con las familias y las madres”.

Datos oficiales para atajar el problema

Uno de los principales obstáculos para atajar el problema de la mutilación genital femenina en España es la falta de datos, porque los números son estimaciones, pero también la manera en la que se utilizan y analizan. “Actualmente, los registros administrativos no se emplean de forma eficaz; la recopilación de los datos no se hace de forma sistemática; existe una falta de desglose en los registros; apenas se realiza una centralización de los datos; y los profesionales que codifican y evalúan la mutilación genital femenina no cuentan con toda la formación”, apunta Cabrera.

Como en cualquier tipo de violencia, “necesitamos un diagnóstico válido y una recopilación de datos tal y como prevé la Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la violencia”, aprobada la pasada primavera. Además, la recopilación de información y de datos estadísticos “nos aproximarán aún más a la realidad para adaptar las políticas, incluyendo el seguimiento y evaluación de los protocolos según se vaya viendo la evolución de esta violencia en nuestro país”, continúa Cabrera.

La crisis COVID-19 acentuó la desprotección

La crisis sanitaria y social por la pandemia ha acentuado la inseguridad y desprotección que viven muchas personas vulnerables y, por tanto, muchas y muchos menores. La obligatoriedad de permanecer en los hogares durante los primeros meses de la pandemia aumentó la exposición de menores y adolescentes a situaciones de riesgo que ya se daban en el ámbito familiar. 

Sin tener datos oficiales, si se cree que, debido a la delicada y estresante situación en los centros hospitalarios, “ha habido más dificultad para controlar casos de mujeres ya mutiladas que han tenido hijas durante este tiempo, sobre todo, durante los primeros meses de 2020”, señala Cabera.

Recomendaciones para erradicar esta practica

Para Save the Children, la mutilación genital femenina es una práctica más dentro del paraguas de la violencia de género. Es un acto de violencia contra niñas y mujeres sin ningún tipo de beneficio en la salud, sino todo lo contrario, con graves consecuencias a nivel físico, mental, sexual y de salud reproductiva y que, incluso, puede provocar la muerte. 

“Se han realizado avances, pero debemos seguir trabajando y no olvidar todos los tipos de violencia. Es fundamental que en el marco de intervención participen los distintos agentes implicados, como el educativo, sanitario y servicios sociales, incluir la perspectiva intercultural y de género -una visión constructiva, de respeto y comprensión mutua-, la incorporación de mediadores culturales, y un trabajo previo con las familias para la sensibilización y formación entre todos los profesionales”, aclara Cabrera.

La propia Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la violencia recoge herramientas para actuar frente a esta y en la Estrategia Nacional para la Erradicación de la Violencia contra la Infancia se especifica que aterrice a nivel autonómico y local. En ese sentido, en Andalucía, tras la aprobación el año pasado de la Ley de Infancia y Adolescencia andaluza, se debe desarrollar la Estrategia Autonómica de Erradicación de la Violencia contra la Infancia que contemple medidas orientadas a la sensibilización, prevención, detección y atención de todos los tipos de violencia contra la infancia, entre la que se encuentra la mutilación genital femenina.