Save the Children condena tajantemente el ataque aéreo que se produjo ayer a un hospital en Alepo. Esta agresión forma parte del aumento en los últimos días de la violencia en el norte de Siria que ha dejado decenas de víctimas.
En el ataque al hospital Al Quds, apoyado por Médicos Sin Fronteras, han muerto 14 personas, entre ellas niños y personal médico, entre los que estaba el último pediatra de la zona. El hospital tiene una las mayores unidades de pediatría de la ciudad y como resultado de este ataque muchos niños pueden quedarse sin atención médica.
El bombardeo deja en evidencia la desintegración de la última ronda de conversaciones de paz y el cese de hostilidades acordadas el pasado febrero. Los trabajadores de Save the Children en el terreno denuncian que los bombardeos han sido constantes durante la última semana y que hay que actuar de manera urgente para salvar a los niños que viven en la zona.
“El bombardeo a un hospital que está tratando a niños enfermos es un acto despreciable. Este útlimo ataque privará a miles de personas de la asistencia sanitaria básica en un momento en el que sus casa y barrios están siendo destruidos por una nueva oleada de ataques y bombardeos”, denuncia Sonia Khush, directora de Save the Children en Siria.
Los hospitales y centros de salud se han convertido en objetivo principal de los ataques en Siria. A principios de esta semana otro hospital cerca de Al Atareb, a las afueras de Aleppo, también fue bombardeado.
La organización hace un llamamiento por el fin de los ataques contra hospitales y centros de salud y otras infraestructuras como los colegios. Save the Children exige a la comunidad internacional y a las partes en conflicto que la actual ronda de conversaciones de paz no falle y el cese total de las hostilidades.
Save the Children trabaja con organizaciones locales para llevar a cabo los programas sanitarios en todo el norte de Siria, incluyendo el apoyo a siete centros de salud. En el último mes, Save the Children ha promovido campañas de vacunación contra la poliomielitis y el sarampión para más de 280.000 niños.