Save the Children señala que Bangladés hace frente al COVID-19 con menos de 1.800 respiradores para 165 millones de habitantes

  • La organización alerta de que no hay material sanitario de urgencia en el campamento de refugiados rohingya de Cox’s Bazar

Madrid, 6 de abril de 2020. Save the Children alerta de la urgencia de llevar ayuda sanitaria a Bangladés, fundamentalmente respiradores, para evitar un desastre humanitario en el país por el COVID-19. La mayor parte de las camas de Unidades de Cuidados Intensivos y de respiradores se concentran en la capital, Daca, y, por tanto, estos recursos no están disponibles para las comunidades más remotas. En este momento se contabilizan 1.769 respiradores para sus 165 millones de habitantes lo que supone que hay un ventilador para cada 93.273 personas. Hasta el pasado 2 de abril, Bangladesh registró 56 casos de contagio y seis muertes relacionadas con el virus. Según la Organización Mundial de la Salud, el COVID-19 es aún más letal en Bangladés: la tasa de mortalidad allí es del 9,8%.

Save the Children muestra su preocupación por los 3,3 millones de habitantes de la región de Cox’s Bazar. Entre ellos se contabiliza el millón de refugiados rohingya, quienes viven en condiciones de hacinamiento con acceso limitado a higiene y servicios de salud. La ausencia de respiradores allí significa que se perderán vidas cuando el coronavirus comience a extenderse entre la comunidad.

Save the Children hace un llamamiento a la comunidad internacional para que se haga un plan global de ayuda contra una de las mayores amenazas para la salud y la seguridad mundial de la historia moderna. Este plan debe incluir el alivio de la deuda, mayor financiación para los sistemas públicos de salud, una coordinación efectiva así como ofrecer liquidez y seguridad para las familias más vulnerables.

“Estamos juntos en esto: ningún país puede enfrentarse a COVID-19 solo, incluso los más ricos y poderosos. Por lo tanto, es esencial que los líderes mundiales, en particular los países del G20, se comprometan a un plan global coordinado respaldado por el alivio de la deuda. También instamos al gobierno de Bangladés a que involucre urgentemente a los sectores público y privado para asegurar los respiradores necesarios para los pacientes con virus”, señala Shamim Jahan, director adjunto de Save the Children en Bangladés.

Athena Rayburn, responsable de Incidencia política de Save the Children para la crisis rohingya sostiene que dado que no hay unidades de cuidados intensivos en Cox’s Bazar, quienes enfermen y estén en estado crítico tendrá que ser transportados al distrito de Chittagong, a 150 kilómetros de distancia, lo que aumenta aún más el riesgo para las personas infectadas. “Se necesitan urgentemente ventiladores y personas capacitadas para manipularlos si queremos evitar un desastre humanitario. Los niños y las niñas corren un grave riesgo de contraer el virus, pero también de quedar huérfanos o desprovistos de protección y cuidados si los miembros de su familia se infectan o mueren”, añade.

Save the Children ha incrementado su intervención en Bangladés. En los campamentos de refugiados rohingya, las comunidades de acogida y otros distritos, la organización está entregando suministros críticos al personal sanitario, rehabilitando instalaciones de higiene, entregando dinero en efectivo a hogares de bajos ingresos y brindando a las familias información sobre cómo protegerse del virus.

Sobre Save the Children

Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja desde hace más de 100 años para asegurar que todos los niños y niñas sobreviven, aprenden y están protegidos. Actualmente la organización opera en más de 120 países.

En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas en España, proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.