Te contamos qué se juegan en las elecciones las casi 400 mil personas que no votarán el próximo domingo en Euskadi

Elecciones 28M: no aptas para niñas y niños

A nivel estatal niñas, niños y adolescentes sin derecho a voto suman 8 millones de personas

Material audiovisual: (mira aquí lo que piden niños y niñas de Barakaldo, Madrid, Sevilla y Leganés): https://stces.me/3IAYEIf 

 

Bilbao/Madrid, 25 de mayo de 2023. El próximo domingo un colectivo de más de ocho millones de personas, casi 400 mil sólo en Euskadi, no van a votar con toda seguridad: son los niños y niñas que viven en España. Sin embargo, a pesar de que no se manifiesten en las urnas, en Save the Children sí hemos identificado los temas que más les afectan o les preocupan y que han estado casi ausentes en esta campaña electoral poco apta para menores de 18 años.

Y es que muchas de las competencias en políticas que afectan de forma directa a los niños y niñas son de los ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas. Estos son los 5 retos clave a los que se enfrenta la infancia en la próxima legislatura. 

1. Lo primero, protegerles ante la violencia 

Cuando un niño o niña ha sido víctima de violencia, hemos llegado tarde como sociedad. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, en 2021 se presentaron en España más de 55.000 denuncias por delitos violentos que tenían como víctima a un niño, niña o adolescente. De ellas, 8.317 denuncias fueron por delitos contra la libertad sexual y 7.508 denuncias fueron por maltrato dentro del ámbito familiar. 

¿Cómo evitar llegar hasta aquí? Mediante la prevención, invirtiendo todos los recursos posibles para que esta violencia no suceda. Sin embargo, cuando ya hemos llegado tarde, tenemos que ofrecer la mejor atención al niño o niña víctima, evitando su revictimización y hacerlo de una forma amable en un entorno seguro.  

Por eso Save the Children impulsa junto al Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y gobiernos autonómicos y en concreto el Gobierno Vasco, el modelo Barnahus. Se trata de un sistema para atender los niños y niñas que han sido víctimas de violencia sexual, donde todos los servicios que intervienen en un caso de abuso sexual infantil se coordinan y trabajan bajo el mismo techo para evitar que la víctima se tenga de desplazar a los diferentes recursos y repetir su historia en cada lugar. Una casa, lejos de comisarías y hospitales, con decoración adaptada a su edad y profesionales formados y especializados en violencia infantil.   

Desde la apertura de la primera Barnahus en 2020 en Tarragona, diversas comunidades autónomas como Andalucía, Cantabria, Comunitat Valenciana, Comunidad de Madrid, Euskadi, Islas Baleares o Navarra están siguiendo el mismo camino. Es fundamental que los partidos políticos se comprometan a continuar impulsando el modelo sea cual sea el resultado electoral del próximo domingo y que no quede todo en papel mojado. 

2. Que crezcan con buena salud física y mental 

Las listas de espera, las elevadas ratios de niño/niña por pediatra o la falta de recursos en la sanidad pública para acceder a profesionales de la salud mental son prueba de que un derecho tan fundamental como el de la salud, a veces se olvida, también para los más pequeños.  

Según nuestro informe Crecer saludable(mente), los niños y niñas que viven en familias con bajos ingresos tienen una probabilidad 4 veces mayor de sufrir trastornos mentales y/o de conducta que los que viven en hogares de renta alta.  

Por ello, es necesario que los diferentes gobiernos autonómicos que salgan de las urnas el próximo 28 de mayo apuesten de forma decidida por aumentar los recursos públicos destinados a la salud mental. A nuestros hijos e hijas les va la vida en ello.  

3. Que tengan un lugar seguro al que llamar hogar 

Desde 2008, se han producido a nivel estatal cerca de 700.000 desahucios y se estima que entre el 70% y el 80% afectan a familias con niños, niñas y adolescentes, según datos de Naciones Unidas. En Euskadi la mayor incidencia se concentra en Álava, con 1,4 lanzamientos por cada 1.000 hogares, seguida de Bizkaia (1,1) y Gipuzkoa (0,4) (CGPJ, 2021). La vivienda es el espacio donde más seguros deberían estar los niños y niñas, pero a menudo, sus malas condiciones o las amenazas para abandonarla hacen que no puedan llamar hogar al lugar que habitan. 

La recientemente aprobada Ley de Vivienda supone un avance, pero no les protege lo suficiente frente a los desahucios. Por tanto, es el momento de que tanto las comunidades autónomas como los municipios pongan en marcha políticas de vivienda relacionadas con ampliar el parque de vivienda social a través de nuevas fórmulas y alianzas eficaces de proveedores, dotando de recursos a los Ayuntamientos para su intermediación o simplificar el acceso a las ayudas de vivienda, adecuando las cuantías al precio del mercado y al coste de la crianza, priorizando a las familias monomarentales, entre otras recomendaciones recogidas en nuestro informe Aquí no hay quien viva.

4. Que tengan garantizada al menos una buena comida al día 

Con la subida de la inflación, comer productos frescos se ha vuelto imposible para muchas familias. La alimentación saludable es uno de los derechos recogidos en la Convención de los Derechos del Niño, y no hay mejor manera de garantizarlo que a través del comedor escolar para todos.  

Sin embargo, más de un millón de niños y niñas sin recursos en España se quedan sin beca de comedor. Es imprescindible asegurar una plaza de comedor escolar gratuita a cada niña y niño en situación de pobreza, que incluya no solo alimentación saludable sino refuerzo educativo y ocio extraescolar, como hacen otros países europeos. De esta forma, podrán contar con, al menos, una buena comida al día. Lo defendimos en nuestro informe Adiós a la dieta mediterránea

5. Que puedan vivir en una casa donde no pasen frío ni calor extremo 

No, ducharse en invierno con agua fría o hacer los deberes en casa con el abrigo puesto no debería ser normal. Y ahora, con la emergencia climática, aprender a hacer divisiones a más de cuarenta grados tampoco debería de serlo. La pobreza energética es una de las formas más duras de pobreza en la infancia, que afecta por completo al desarrollo de niños, niñas y adolescentes. 

Un 6% de hogares vascos con presencia infantil no puede mantener una temperatura adecuada en su vivienda, un dato por detrás de países como Irlanda, Bélgica, Dinamarca, Austria o Países Bajos. Esto puede provocar enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como a síntomas de ansiedad, depresión y estrés también en niños y niñas (ECV, 2021).

Para combatir este tipo de pobreza son necesarias políticas de vayan en la línea de prohibir los cortes de suministro a las familias con hijos e hijas a cargo en riesgo de pobreza o exclusión social, o el establecimiento de oficinas de asesoramiento energético a escala municipal.

Sobre Save the Children 

Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja desde hace más de 100 años para asegurar que todos los niños y niñas sobreviven, aprenden y están protegidos. Actualmente la organización opera en más de 120 países y en Euskadi está presente desde hace casi 20 años, realizando una intensa actividad de incidencia política y social, y proporcionando apoyo educativo y actividades de ocio y tiempo libre a más de 500 niños y niñas en riesgo de pobreza o exclusión social en Bilbao, Barakaldo y Vitoria-Gasteiz.

En el Estado trabaja desde hace más de 30 años con programas de atención a los niños y niñas más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de sus programas en España, proporcionan una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven los niños no les impida disfrutar plenamente de sus derechos y puedan alcanzar el máximo de sus capacidades.