Una persona muere de hambre cada cuatro segundos, según organizaciones humanitarias de todo el mundo

Mientras los líderes mundiales se reúnen en la Asamblea General de las Naciones Unidas, 238 organizaciones de la sociedad civil exigen una acción urgente para salvar vidas ahora

Nueva York, 20 de septiembre de 2022- Cuando se calcula que una persona muere de hambre cada cuatro segundos, 238 organizaciones no gubernamentales locales e internacionales piden a los líderes reunidos en la 77ª Asamblea General de la ONU que tomen medidas decisivas para poner fin a la creciente crisis mundial del hambre.  

Organizaciones de 75 países han firmado una carta abierta en la que expresan su indignación por el aumento vertiginoso de los niveles de hambre y recomiendan que se actúe cuanto antes. Se ha alcanzado ya la asombrosa cifra de 345 millones de personas que padecen actualmente hambre aguda, un número que se ha duplicado con creces desde 2019, cuando eran 135 millones. 

A pesar de las promesas de los líderes mundiales de no volver a permitir la hambruna en el siglo XXI, esta es una vez más inminente en Somalia. En todo el mundo, 50 millones de personas están al borde de la inanición en 45 países. 

Mohanna Ahmed Ali Eljabaly, de la organización Yemen Family Care Association, una de las firmantes de la carta, dijo: "Es terrible que con toda la tecnología aplicada a la agricultura y las técnicas de cosecha actuales sigamos hablando de hambruna en el siglo XXI. No se trata de un país o de un continente, y el hambre nunca tiene una sola causa. Se trata de la injusticia de toda la humanidad. Es extremadamente difícil ver a personas sufriendo mientras otras que comparten el mismo planeta tienen comida en abundancia. No debemos esperar ni un momento más para centrarnos tanto en el suministro inmediato de alimentos que salven vidas como en el apoyo a más largo plazo para que la gente pueda hacerse cargo de su futuro y mantenerse a sí misma y a sus familias." 

Sumaya, una madre de 32 años que vive con sus cuatro hijos en un campo de desplazados en la región somalí de Etiopía, es una de los millones de personas que se enfrentan a niveles catastróficos de hambre: "Sin agua, sin comida, una vida sin esperanza", dijo. "Mis hijos se están muriendo de hambre. Están al borde de la muerte. Si no consiguen comida, temo que mueran". 

La crisis mundial del hambre se ha visto alimentada por una mezcla mortal de pobreza, injusticia social, desigualdad de género, conflictos, cambio climático y choques económicos, con los efectos persistentes de la pandemia del COVID-19 y la crisis de Ucrania, que han hecho subir aún más los precios de los alimentos y el coste de la vida.  

Quienes tienen el poder y el dinero para cambiar esta situación deben unirse para responder mejor a las crisis actuales y prevenir y prepararse para las futuras.