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En un lugar seguro

Ocho prioridades para abordar la protección de los niños en situaciones de emergencia

Entre 250 y 300 millones de niños en el mundo viven hoy en medio de crisis humanitarias y desastres. Sufren sus consecuencias. Frente a la imposibilidad -o las limitaciones- para que evitar que las emergencias ocurran, la única opción que nos queda es asegurar la protección de los niños. Es su derecho y es nuestra obligación.

El informe Protección en emergencias, ofrece recomendaciones para proteger a la infancia en cada una de las situaciones de vulnerabilidad que genera un desastre natural o un conflicto. Además, se centra en el papel de la educación como herramienta clave en la reconstrucción de la paz.

1. Los niños, cada vez más, víctimas de la violencia física.

 

Con la evolución del carácter de los conflictos y emergencias, los ciudadanos, incluido los niños, se están convirtiendo cada vez más en objeto de la violencia física. Las situaciones donde los niños son blancos directos deben estar vigiladas, documentadas y llevadas a la atención de una gama de responsables, incluyendo el Consejo de Seguridad, los representantes especiales de la ONU, los gobiernos nacionales etc.

2. La violencia sexual como amenaza crónica.

En cualquier emergencia, la violencia de género es una de las amenazas contantes a la que se enfrentan los niños y, especialmente, las niñas. Las organizaciones deben reconocer que los menores son muy vulnerables a los abusos tal como la violación, el incesto y el acoso durante períodos de conflicto armado y desplazamiento, cuando sus estructuras de apoyo y protección son limitadas o inexistentes.

3. El apoyo psicológico a los niños debe ser una prioridad.

 

Durante los períodos de crisis, los menores se ven expuestos a una serie de circunstancias extremas. Además de satisfacer las necesidades básicas como la alimentación y el cobijo debe darse prioridad al apoyo emocional y evolutivo de los niños. La experiencia nos demuestraque los niños tienden a recuperarse más rápidamente de las experiencias traumáticas si son apoyados por su familia y su comunidad. La recuperación de la sensación de normalidad es clave y puede lograrse a través del establecimiento de espacios de juego seguro y de la educación informal.

4. El reclutamiento de los niños como soldados.

Actualmente hay más de 300.000 niños luchando como soldados con las fuerzas armadas del gobierno o grupos armados de oposición en todo el mundo. En medio de situaciones en conflicto, los menores son reclutados de manera forzada o voluntaria y obligados a protagonizar terribles situaciones como el combate o la explotación sexual.

Los responsables de las organizaciones y organismos deben comprometerse con la programación de campo y la denuncia, que priorizan la prevención del reclutamiento, como la liberación de los menores de las fuerzas armadas de una manera permanente, seguida por la rehabilitación y la reintegración.

5. Los niños, forzados a separarse de sus familias.

Actualmente hay más de un millón de niños huérfanos o forzados a la separación de sus familias, una situación que siempre es probable en las situaciones de emergencia.

Las intervenciones de protección en estos contextos exigen urgentemente la identificación de los niños que han sido separados, la prestación de cuidados y protección inmediatos, la prevención de más separaciones y el apoyo con soluciones a largo plazo para los niños que han sido separados de sus cuidadores inmediatos.

6. Forzados al desplazamiento, los niños se exponen al abuso.

Se calcula que más de 17 millones de niños han sido forzados al desplazamiento tanto dentro como fuera de sus países. Aunque ambas situaciones suponen siempre un estado de desprotección para la infancia, los niños desplazados son más vulnerables que los niños refugiados pues no están protegidos por la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados.

En medio de este tipo de contextos, tanto en los campos de desplazados dentro del país como en los campos de refugiados en países extranjeros, se hace imprescindible diseñar programas específicos , mejorando tanto el acceso a los servicios básicos de salud y educación, como el seguimiento de la protección.

7. Las emergencias impiden a los niños el acceso a una educación de calidad.

Está demostrado, la educación en situaciones de conflicto o en medio de un desastre, ayuda a proteger a los niños. Les protege física, psicológica y cognitivamente. La educación ofrece un lugar seguro para los niños más vulnerables, les ayuda a recuperar un sentido de la normalidad después del trauma y les brinda una oportunidad para aprender las habilidades esenciales para hacer frente a la emergencia.

8.  Los conflictos pueden hacer sentir a los niños aislados.

 

En los períodos de conflicto es común que los niños se sientan aislados, furiosos, marginados y estigmatizados, sobre todo si han sido víctimas o autores reclutados de la violencia. El reconocimiento de la importancia de la integración social y la reconciliación en el proceso social de la curación de una comunidad afectada por la violencia sigue siendo vital y, por lo tanto es esencial dar apoyo a los programas que incorporan estos mecanismos de protección en sus actividades en la comunidad.  

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