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Ni golpes ni humillaciones

Exploramos los contextos en que se dan el castigo físico y humillante contra la infancia y las mejores estrategias para combatirlas

A pesar de los logros, siempre quedan los retos. Aunque la Convención sobre los Derechos del Niño no ha dejado de traer avances, muchos niños rara vez gozan de la misma protección que los adultos.

El castigo físico y humillante es, desafortunadamente, un problema silencioso, continuo y común en diversos contextos culturales, económicos y sociales alrededor del mundo. La defensa del castigo razonable sigue siendo aceptada, en ciertos casos incluso dentro de las leyes nacionales. Una situación que no solo se opone a los principios de los Derechos Humanos y la Convención sino que abren una peligrosa puerta para otras formas de violencia en el hogar, en las escuelas y otras instituciones, y hacen que la separación entre violencia razonable y no razonable sea confusa y se preste a subjetividades.

A lo largo de muchos años de trabajo, hemos elaborado distintos manuales con los que queremos ayudar a entender el contexto en que se dan las muchas formas de castigo físico y humillante, y las mejores estrategias para combatirlas. El texto arroja algunos de los mejores instrumentos para implementar el proceso de cambio.

Hay varias razones que pueden explicar la violencia contra los niños, pero nunca justificarán esta realidad moralmente inaceptable.”

Una de las recomendaciones que insistimos en destacar es la de que los Estados Parte de la Convención sobre los Derechos del Niños prohíban por ley toda forma de violencia, incluso toda forma de castigo físico en los hogares e instituciones para niños, así como en las escuelas y dentro de la familia. ¿Por qué? Porque aunque las leyes no cambiarán el mundo por sí solas, esta prohibición reconoce al niño como sujeto de derechos y, al mismo tiempo, establece una base firme y un punto de partida para actuar.

Ninguna forma de violencia, incluyendo la violencia física, sexual o psicológica, puede ser justificada alegando que se hizo pensando en el Interés Superior del Niño.”

En la mayoría de los casos, el castigo se utiliza bajo el argumento de que sirve al interés superior del niño. Se trata de una confusión de base que merece una actuación profunda. Por ello, además de los cambios en la ley, se recomiendan diversas acciones como campañas de sensibilización y educación pública que se centren en los padres y otros tutores, así como la capacitación de profesores y otros profesionales que trabajen con niños en diversas técnicas para disciplinarlos, que no incluyan violencia.

Descarga en PDF el manual Fin al castigo físico y humillante contra la infancia

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Descarga en PDF el manual Tiempo de acción para acabar con la violencia contra la infancia

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