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Un año del acuerdo UE-Turquía

Las autolesiones y la depresión aumentan entre los niños refugiados

Las degradantes condiciones en las islas griegas, resultado del acuerdo firmado hace un año entre la Unión Europea y Turquía, han llevado a un aumento alarmante de las autolesiones, agresiones, ansiedad y depresión entre los niños refugiados, según revela último informe que presentamos en Save the Children

Una marea de autolesiones y depresión detalla el impacto de las terribles condiciones que el acuerdo ha creado y que han forzado a miles de familias y a más de 5.000 niños a vivir en centros similares a los de detención. El informe dibuja un panorama inquietante sobre cómo esas condiciones están minando la salud mental y el bienestar general de los niños.

Beyar* está a punto de echarse a llorar mientras nos cuenta su historia. Él, su mujer y sus cuatro hijos huyeron de Sinjar, en Irak en 2014 cuando los grupos armados atacaron la ciudad en la que vivían. Llevan más de seis meses viviendo en la isla de Leros, en Grecia. Beyar nos dice que las condiciones del campo son tan malas que están pensando en volver a Irak aún sabiendo el peligro que les espera al volver a casa.

Aquí la situación es tan mala que están dando puntos a los enfermos sin anestesia. Vi cómo a un niño de cuatro años le daban puntos de sutura en un labio sin anestesia. La situación es muy mala. He visto cosas horribles aquí y no hay ayuda"

Beyar*, padre de cuatro hijos

Sus hijas, Mina* y Nebez*, están asistiendo al espacio seguro de Save the Children en el campo. Beyar* dice que cuando sus hijas están con nuestro personal en el campo es cuando se sienten seguras.

No hay nada bonito en mi día. Este sitio es como una cárcel, solo quiero volver a casa. No quiero estar aquí. Me gusta ir a la escuela. Creo que el colegio es bueno para mi. Cuando sea mayor quiero ser policía"

Mina*, niña de Irak viviendo en Leros

Están aumentando las autolesiones en niños de tan solo nueve años. Son sus madres quienes, al bañarlos, encuentran heridas en las manos de sus hijos, que se han causado ellos mismos. Niños de tan solo 12 años han intentado suicidarse porque han visto a otros hacer lo mismo. También se ha registrado un aumento en los casos de drogadicción y alcoholismo entre adolescentes que viven en campos de refugiados y que intentan escapar así de su dolorosa realidad, una vulnerabilidad que los traficantes están explotando. 

Los niños se han visto atrapados en protestas violentas, han visto cadáveres en los campos de refugiados, han pasado el invierno en endebles tiendas de campaña y algunos incluso han dormido en aparcamientos, se les ha negado la educación y han perdido todas sus posesiones en incendios.

Babak*, es refugiado que se vio atrapado junto con su hijo de 12 años en un incendio que hace un año destruyó parte del campo en el que vivían en la isla de Quíos. El comportamiento de su hijo ha cambiado desde entonces.

Está muy asustado. Desde que el campo se incendió no duerme bien y tiene pesadillas. Yo tengo los mismos síntomas. A nadie le gusta vivir en estas condiciones. Me odio a mí mismo y a Europa."

Babak* refugiado en la isla de Quíos

Algunas familias tienen demasiado miedo de dejar a sus hijos salir a jugar lejos de su tienda, porque podrían sufrir abusos o daños. Los niños suelen contar que les aterroriza vivir en los campos donde hay poca seguridad y donde se encuentran cercados por alambre de espino.

Nuestro personal en terreno también ha informado de que algunos menores no acompañados viven en "modo de supervivencia las 24 horas" y duermen por turnos para intentar mantenerse seguros. También han desaparecido muchos niños no acompañados, que abandonaron la Isla con contrabandistas o por sí mismos.

El acuerdo entre la UE y Turquía debía parar el flujo de "migrantes irregulares" a Grecia, pero ¿a qué precio?"

Andreas Ring, Representante Humanitario de Save the Children en Grecia

Nuestros equipos en terreno están presenciando un alarmante deterioro en la salud mental de los niños y temen que una generación de jóvenes esté desarrollando trastornos a largo plazo, como depresión, ansiedad por separación, ansiedad excesiva y estrés postraumático, también asociados a enfermedades físicas como la diabetes o enfermedades cardíacas.

Muchos de esos niños han escapado de la guerra y el conflicto para terminar en campos que muchos de ellos llaman "el infierno" y donde dicen que les hacen sentirse más como animales que como seres humanos. Si las condiciones no cambian, acabaremos con una generación de niños insensibilizados que piensan que la violencia es lo normal. La investigación, no obstante, muestra que aún pueden reponerse y que cuanto antes les empecemos a ayudar, antes se recuperarán.

Nuestros espacios seguros dan a los niños y jóvenes algo que hacer y un lugar donde estar todos los días. Pero esto se acaba aquí. Porque intentar estabilizar y reducir los problemas psicosociales que afrontan es una batalla perdida mientras que sigan viviendo en ambientes inseguros e inestables.

Qué estamos pidiendo

En Save the Children hacemos un llamamiento a la Unión Europea y al Gobierno griego para que actúen de inmediato y pongan fin a la detención ilegal e injustificada de niños refugiados y migrantes; alivien la presión sobre las islas y trasladen a los niños y a las familias a entornos seguros; creen más opciones de alojamiento para los 2.100 menores no acompañados y especialmente vulnerables y transfieran a los niños con problemas de salud mental a lugares donde puedan recibir apoyo y cuidados especializados.

 

Descargar el informe "A tide of self-harm and depression" en inglés en formato PDF

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