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Voces desde las zonas de peligro en Siria

El próximo 15 de marzo se cumple el séptimo aniversario del conflicto en Siria, donde siete años después los niveles de violencia, lejos de reducirse, están aumentando de forma alarmante tras el fracaso absoluto de las denominadas “zonas de distensión” y de otras acciones internacionales, con el asesinato de al menos 37 civiles al día desde mediados de 2017 —lo que supone un aumento del 45 por ciento en toda Siria.

En Save the Children exigimos a la comunidad internacional que ponga fin a la impunidad, a ejercer presión para que se ponga fin de inmediato a la violencia y a aumentar el seguimiento y la rendición de cuentas de las violaciones del Derecho internacional humanitario.

Vivir en zona de guerra

En la región siria de Guta Oriental, donde cientos de personas han sido asesinadas tan solo en las últimas semanas, los niños se ven obligados a vivir en sótanos y refugios improvisados, donde, a pesar de todo, los bombardeos y el fuego de artillería los siguen matando, mueren por heridas no tratadas, enfermedades evitables y desnutrición, y continúan sufriendo estrés tóxico grave, que se define como la “forma más peligrosa de reacción al estrés" y que puede tener un impacto para toda la vida en su salud mental y física. Muchos de estos niños temen constantemente por su vida, huyen sin cesar y ven mermada sus oportunidades de futuro al verse obligados a abandonar su educación por los ataques constantes a los colegios.

Nos hemos puesto en contacto con decenas de trabajadores humanitarios, niños, padres, madres, personal médico y docente de la zona asediada de Guta Oriental y del noroeste de Siria para realizar nuestro nuevo informe: “Voces desde las zonas de peligro en Siria”.

Zonas de distensión

A mediados de 2017 se anunció en Siria la creación de cuatro zonas de distensión, que supuestamente proporcionan espacios para que la población civil pueda estar a salvo de ataques, lo que sugería que la crisis podría estar llegando a su fin. Sin embargo, los últimos acontecimientos muestran que, lejos de proteger a los civiles de los bombardeos, la situación está empeorando en algunas de estas zonas. Un análisis reciente revela que desde el anuncio de la creación de las zonas de distensión se han producido los siguientes hechos:

  • Máximos históricos de desplazamientos, en los que hasta 250 menores huyen cada hora, lo que supone un aumento del 60 % desde el anuncio de la creación de las zonas de distensión. En el último trimestre del año se produjo la mayor tasa de desplazamientos en Siria de los últimos cinco años, con más de un millón de personas que perdieron su hogar en tres meses.
  • Aumento en un 45 % de las víctimas civiles con, al menos, 37 personas civiles muertas al día en Siria a causa de armas explosivas, la tasa más elevada de los últimos años.
  • Crecientes ataques contra la educación: más de 60 escuelas de Guta Oriental han sido dañadas o destruidas por bombardeos en los primeros dos meses de 2018. Los colegios que reciben el apoyo de Save the Children en el noroeste de Siria informan que se ha multiplicado por cuatro el número de días que han tenido que cerrar debido a la violencia. Las evaluaciones educativas señalaron que las niñas y los niños están acumulando años de retraso en educación.
  • Un centro de salud atacado casi cada dos días, interrumpiendo los servicios vitales de miles de personas que necesitan atención sanitaria o intervenciones quirúrgicas o mujeres embarazadas a punto de dar a luz.
  • Negación sistemática de la ayuda humanitaria: se ha impedido que más de dos millones de personas, la mitad de ellas, niñas y niños, en áreas clasificadas por la ONU como “de difícil acceso” o “asediadas”, reciban un solo convoy de alimentos y medicinas vitales, lo que ha causado niveles históricos de desnutrición infantil y ha obligado al personal médico a reutilizar vendajes y agujas.

 

Hambre y desnutrición en ciudades sitiadas

Muchas niñas y niños pequeños han crecido en circunstancias traumáticas inimaginables, con un acceso insuficiente a alimentos y asistencia médica asequibles. El personal docente entrevistado en Guta Oriental nos ha informado de que los casos de desmayos de niños por hambre en plena clase suceden a diario.

Algunas familias señalan que solo pueden alimentar a sus hijos en días alternos debido a la falta de alimentos. En la asediada Guta Oriental, antes considerada uno de los “graneros” de Siria, el precio del pan es 16 veces superior al de los mercados de otras regiones de alrededor.  También explican que hay niñas y niños que no pueden dormir por la noche debido a las pesadillas y que sufren ataques de pánico cuando oyen ruidos fuertes.

Lo que nos da más miedo son los aviones de combate. Mi hija pequeña, en cuanto oye que se acerca un avión, sufre un ataque. Pasa de estar nerviosa a tener un ataque y se queda inconsciente”

Un trabajador humanitario cuenta el caso de un niño que no había visto nunca una manzana y que le daba miedo, y otro que al no haber visto antes un plátano se lo comió sin pelar, y que algunos niños y niñas esconden pan por si se acaba la comida. Las escuelas están siendo bombardeadas sin miramiento a si hay o no niños dentro, como nos cuenta Hany*, de 11 años, de cuando su colegio fue atacado en Idlib:

La profesora estaba de pie delante de la ventana y nos dijo que iba a buscar bolígrafos y papel. Antes de que pudiera salir sufrió una herida en la cabeza y vimos que estaba muerta”.

Hany*, de 11 años

El mundo lleva demasiado tiempo defraudando a la infancia de Siria. Casi tres millones de niñas y niños han crecido sin conocer otra cosa que la guerra. A pesar de las recientes promesas de un alto el fuego, se sigue bombardeando a los niños en sus casas, colegios y hospitales. Las familias se esconden en sótanos y llevan muchos meses sin tener acceso a lo más básico, como alimentos y suministros médicos. La ayuda humanitaria nunca debe utilizarse como arma de guerra.

Incluso los lugares creados para garantizar la seguridad de la población civil, las llamadas zonas de distensión, son ahora el centro de la violencia. Se debe poner fin de inmediato a esta violencia para que las organizaciones humanitarias como Save the Children podamos ayudar y salvar la vida de cientos de miles de niños atrapados en Guta Oriental y en otras zonas afectadas por el conflicto. La comunidad internacional no puede permanecer impasible ni permitir que toda una generación de menores sufra de este modo. Debe utilizar su influencia para garantizar un cese del fuego inmediato y lograr que las partes beligerantes se sienten a dialogar y se negocie, de una vez por todas, un fin duradero para esta violencia que ha destrozado tantas vidas.

Para evitar que la situación empeore, exigimos urgentemente a los Gobiernos a:

  • Presionar a todas las partes en conflicto para cumplir plena e inmediatamente la Resolución 2401 de las Naciones Unidas y poner fin de inmediato a la reciente escalada de violencia en la región de Idlib y de Guta Oriental, y permitir la distribución segura y sin obstáculos de ayuda y servicios humanitarios en Siria y facilitar la evacuación por razones médicas de las personas enfermas y heridas.
  • Poner de manifiesto el fracaso de las zonas de distensión a la hora de proteger a la población civil siria e instar a todas partes a buscar una solución política a la crisis.
  • Garantizar que se llevará ante la justicia a quienes violen los derechos de la infancia mediante investigaciones independientes sobre todos los ataques a colegios y hospitales y el resto de violaciones del Derecho humanitario internacional.

 

Descargar el informe en PDF (inglés) "Voices from Syria's danger zones"

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