Abrir puertas y
levantar alfombras

  

Por Lucía Martínez, responsable de Incidencia Social de Save the Children y Cristina Sanjuan, técnica de Políticas de Infancia de Save the Children.

El 25 de abril se celebra el Día Mundial Contra el Maltrato Infantil. Es una fecha para visibilizar que muchos niños y niñas sufren esta realidad y concienciar sobre la importancia de mejorar su protección. Para ello es necesario que reflexionemos, como sociedad, sobre el trato que recibe la infancia. Es fundamental que hagamos un ejercicio de introspección y nos preguntemos, ¿estamos tratando y protegiendo a la infancia lo mejor que podemos? ¿La estamos teniendo en cuenta como sujeto de derechos?

Para dar respuesta a estas preguntas es importante que, en un primer lugar, tengamos claro qué es el maltrato infantil y cuál es su alcance real en nuestro país. El maltrato es toda acción u omisión no accidental ejercida por padres, madres o cuidadores principales que provoca un daño en el bienestar físico, emocional y psicológico de niños, niñas y adolescentes, perjudicando su desarrollo evolutivo. Uno de los muchos mitos que rodean la violencia contra la infancia es que el maltrato físico es más dañino que otros tipos de violencia. Sin embargo, se ha comprobado que el maltrato emocional y la negligencia pueden ser tan dañinos como el maltrato físico.

Desgraciadamente, sabemos que es una realidad que sufren demasiados niños y niñas, muchos más de los que se cree. En España se estima que más del 25% de los niños y niñas han sido víctimas de esta violencia. En 2019 se realizaron 5.411 denuncias que tenían como víctima a una persona menor de edad. Sin embargo, este número es solo la punta del iceberg, pues en la actualidad seguimos sin saber cuántos niños y niñas sufren maltrato, ya que la mayoría de casos permanecen ocultos y nunca llegan a notificarse. 

Pero si ha habido un momento en el que las entidades hemos estado especialmente preocupadas y alerta, ha sido durante los primeros meses de la pandemia, cuando todas las puertas y ventanas permanecieron cerradas. Imaginémonos por un momento que a una niña a la que una familiar (su tía, por ejemplo), que la cuida, le pega todos los días cuando llega del colegio si se porta mal. Ahora, imaginemos a esa niña, en confinamiento, encerrada con su tía las 24 horas del día, sin que ningún profesor o pediatra pueda darse cuenta y dar la voz de alarma. Cuando las puertas cierran, el maltrato y la desprotección se hacen más fuertes.

La realidad es que la pandemia ha empeorado la situación, pero, ¿por qué la mayoría de casos siguen sin notificarse? La respuesta la encontramos en que todavía no tratamos a la infancia como sujeto de pleno derecho. Desgraciadamente, un niño o una niña no tiene las mismas garantías que una persona adulta a la hora de ver cumplidos sus derechos. Si al andar por la calle vemos a un padre o a una madre gritando a un niño, zarandeándole con agresividad y humillándole mientras llora, lo más seguro es que, simplemente, no pase nada.

A pesar de todo, sin duda, estamos avanzando. Este mes hemos sido testigos de cómo España está a punto de convertirse en el país con la legislación más avanzada en protección a la infancia. El pasado día 15 de abril se aprobó, en el Pleno del Congreso de los Diputados, el dictamen del proyecto de ley que le pondrá nombre y apellidos a la violencia que sufre la infancia, a todos los tipos que existen y los que vendrán, incluido el maltrato infantil. 

Pero no solo le dará por fin un lugar propio a este tipo de violencia, sino que establecerá las bases necesarias para avanzar en su prevención, en la mejora de la detección y notificación de los casos y, por último, en su atención. La ley pone, sobre todo, un foco muy claro sobre la prevención y esto tiene una explicación clara: el maltrato y la violencia infantil son evitables.

El primer paso es el marco legal, un proyecto imprescindible en el que entidades como Save the Children hemos trabajado de manera incansable durante los últimos años. Pero cuando se apruebe definitivamente todavía tendremos mucho camino por delante. Para acabar con el maltrato infantil es necesario avanzar en la concienciación, en la pedagogía, en la construcción de una cultura basada en el buen trato a la infancia. 

En este sentido, debemos asegurarnos de que las familias y profesionales que trabajan con la infancia disponen de las herramientas necesarias para relacionarse con ellos y ellas de una manera adecuada. Apoyarles en la crianza con conocimientos de coeducación, diálogo, apego seguro, una manera diferente de entender las normas, límites y la disciplina. Debemos enseñar a niños y niñas a detectar y dar la voz de alarma si se encuentran ante la violencia. Además, necesitamos que todos los ámbitos profesionales y las familias, sepan cómo detectar y a quién notificar una sospecha de cualquier caso de violencia, incluido el maltrato.  

Es importante destacar que, cuando hablamos de derechos y protección de la infancia, cada uno de nosotros tiene su papel. Así, las plataformas digitales deben ofrecen contenidos positivos para familias y niños y niñas. La ciudadanía en general debe notificar a las autoridades si sospecha que un niño o una niña está sufriendo violencia. La administración debe garantizar el trabajo desde la prevención con las familias; así como un largo listado de roles. Solo así, habrá una verdadera co responsabilidad para hacer, de cualquier sociedad, un entorno seguro para niños, niñas y adolescentes. 

¿Y qué hacemos en Save the Children?

Las entidades de infancia y entre ellas Save the Children, trabajamos para que existan leyes que mejoren el bienestar y garanticen los derechos de los niños y niñas, así como en otras iniciativas que buscan concienciar, formar y ofrecer herramientas a niños y niñas, a las familias y profesionales del ámbito de la infancia. La escuela de madres y padres es un ejemplo de espacio que se creó con este objetivo, con el de aportar en la construcción de una cultura de buen trato a la infancia mediante el apoyo a familias en su labor de educadores y cuidadores. 

En esto estamos todos, solo juntos y desde la co-responsabilidad seremos capaces de acabar con el maltrato. El 25 de abril es un buen día para que abramos puertas y levantemos alfombras.