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Hambruna, petroleo e independencia en Sudán del Sur

Artículo escrito por David del Campo, Director de Cooperación y Ayuda Humanitaria de Save the Children y publicado originalmente en elperiodico.com

419 puntos lleva esta temporada Loul Deng, alero del equipo de baloncesto de Los Angeles Lakers. Loul Deng nació en lo que hoy es Sudán del Sur. Hace tres años nos contaba en Save the Children su historia: “Sé lo que significa que la guerra te robe tu infancia. Cuando tenía cinco años y estalló el conflicto en Sudán, mi familia y yo fuimos de los afortunados que pudieron huir a Egipto. Cuatro años después, conseguimos asilo en Reino Unido. El día en que Sudán del Sur consiguió la independencia fue probablemente uno de los más felices de mi vida. La nación más joven de África – mi hogar – rebosaba optimismo y esperanza. Yo estaba allí, en Freedom Square, en la capital, Juba.  Pero en el tercer aniversario del país, la realidad de un conflicto cada vez más arraigado ha convertido el optimismo y la esperanza en desesperación y miedo. Sabía que el camino que teníamos por delante no sería fácil tras décadas de guerra, pero nunca imaginé que sería así”.

Deng hablaba así en 2014. Ahora, en febrero de 2017, se ha declarado la situación de hambruna en Sudán del Sur, en el estado de Unity. En los próximos dos meses, 4,9 millones de personas, casi la mitad de la población del país, se verán sumidos en una crisis alimentaria. La población que ha pasado a estar en situación de riesgo extremo ha crecido un 36%. En términos de infancia más del 40% de los niños sufren desnutrición aguda. Esta realidad provoca un tránsito rápido hacia la muerte. Cualquier enfermedad leve, como una diarrea o el sarampión acompañada de desnutrición aguda se convierte en mortal.

Sumemos a este panorama la realidad de un país en conflicto permanente y con una escalada de los precios brutal. Más de un tercio del país es inaccesible para organizaciones humanitarias como Save the Children y los precios de los alimentos básicos como arroz, aceite o harina se han multiplicado por diez. Ayer pagué en una tienda de Madrid 1,70 euros por un kilo de arroz. ¿Nos imaginamos pagar por lo mismo 17 euros? Eso está pasando en Sudán del Sur, un país con 658 euros de renta por persona al año. En España tenemos una renta por persona al año de 23.290 euros. En Sudán, con una renta 35 veces inferior, sus habitantes pagan 17 veces más por un kilo de arroz. Este relato se acompaña de dos sequías extremas que han devastado su frágil sistema productivo.

Declarar la hambruna en una parte del país es un grito dentro de un proceso de agonía. Lo que denunciamos hoy no es nuevo, salvo una nota de la Oficina Nacional de Estadística del país que dota de oficialidad la cruel realidad de que 100.000 personas están en altísimo riesgo de muerte. De ellos, la mitad son niños. Ocurre en un país con capacidad para producir 380.000 barriles de petróleo al día que representa el 90% de los ingresos del país.

Se pueden salvar vidas, podemos salvar muchas. Save the Children y otras organizaciones que trabajamos sobre el terreno desde hace mucho tiempo lo seguiremos intentando. Podemos seguir denunciando, también lo haremos. Ahora bien, mientras no haya paz y estabilidad en Sudán del Sur que permita que la riqueza que tienen bajo sus pies sea una oportunidad y no una amenaza mortal, nada cambiará. Mientras las economías de muchos países sigan basando parte de su estabilidad y prosperidad en la inestabilidad de otros, seguiremos en el mismo relato, gritos agónicos por la hambruna que salvarán algunas vidas pero que no cambiarán nada.

 

Respondemos vuestras preguntas sobre la emergencia provocada por la crisis alimentaria

 

El pasado viernes 3 estuve respondiendo muchas de vuestras preguntas y hablando de la situación que enfrentan muchos países de África. Podéis ver aquí el vídeo y si tenéis cualquier pregunta podéis preguntarnos en Facebook o Twitter.

 

 

1,4 millones de niños en riesgo de morir de hambre en Sudán del Sur, Somalia, Nigeria y Yemen

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