La pobreza infantil, la ola invisible de la pandemia

  

La pobreza infantil, la ola invisible de la pandemia

Hace poco más de un año nuestras vidas dieron un vuelco inesperado. Muchos niños y niñas, que ya se encontraban en una situación de extrema vulnerabilidad, dejaron de ir al colegio y vieron como sus familias se quedaban sin empleo o caían enfermas por el coronavirus. 

Una situación que, lejos de mejorar, sigue arrojando datos aún más preocupantes ola tras ola –ya se avecina la cuarta- con una tasa de pobreza infantil que como consecuencia de la pandemia ha subido hasta el 33%, según nuestras estimaciones. Esta pobreza, de la que seguimos sin ser conscientes, marca la vida de miles de niños y niñas de nuestro país: es la ola invisible de la pandemia.

“Nuestra vida ha dado un giro de 360 grados en todos los aspectos. Mi marido cayó en paro y sigue sin trabajo. Está siendo complicado, cada día más oscuro. Si pago la factura de la luz, ¿dejo que mis hijas no coman?”, cuenta Andone de Barakaldo (Bilbao), que intenta sacar adelante a sus dos hijas de 11 y 5 años. Es una de las familias a las que Save the Children apoya para que puedan tener cubiertas sus necesidades de alimentación y sus hijas reciban el refuerzo educativo que necesitan, así como apoyo psicológico.

Desde el inicio de la pandemia, pusimos en marcha el programa A tu lado y gracias al apoyo de entidades como CaixaProinfancia hemos podido distribuir cheques de primera necesidad para comprar alimentos, material escolar, gafas y audífonos a más de 200 niños y niñas. Llevamos un año apoyando a las familias con menos recursos, pero la emergencia continúa y siguen necesitando ayuda. 

Así lo refleja nuestro último informe Aniversario Covid-19: ¿Qué nos cuentan las familias? : casi la mitad de las madres y padres a los que atendemos en nuestros programas han perdido el empleo por la pandemia, 6 de cada 10 familias tiene dificultades para hacer frente a la hipoteca o el alquiler y casi 7 de cada 10 tiene problemas para pagar los suministros básicos. “Me privo en poner la calefacción y en comer”, insiste María del Mar de Paterna (Valencia), madre sola con dos hijos de 19 y 12 años, que está en situación de ERTE y ve su futuro bastante complicado.

Nuestro informe, en el que hemos entrevistado a 1.290 familias vulnerables a las que apoyamos en diferentes comunidades autónomas, señala que esta emergencia económica y social está afectando especialmente a madres solas y a familias con dos o tres hijos a cargo, que ya se encontraban en una situación muy precaria. Es el caso de Jennifer que vive en Barcelona con su marido y sus dos hijos en una habitación en un piso compartido. Él, que se dedica a reformar viviendas, ha visto como el sector no terminar de reactivarse y ella trabaja en la limpieza tres horas a la semana para completar sus ingresos. 

Andone, María del Mar o Jennifer son solo algunos ejemplos de los impactos de #LaOlaInvisible de pobreza y desigualdad que no para de crecer, lastrando no solo el bienestar de los niños y las niñas de estos hogares, sino a la sociedad en su conjunto. Si no actuamos, el 80% de los niños y las niñas que viven en situación de pobreza hoy serán adultos pobres.

Debemos frenar la curva de pobreza infantil si no queremos que sea la nueva normalidad y para ellos los Fondos Europeos de recuperación deben jugar un papel clave. Es necesario garantizar la inclusión de la infancia en los Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia, tanto a nivel estatal como autonómico, para que se lleven a cabo las reformas e inversiones necesarias que garanticen que nadie se quede atrás.

Desde Save the Children continuaremos proporcionando a la infancia y a las familias con menos recursos transferencias de efectivo para comprar bienes de primera necesidad, apoyo psicológico y de acompañamiento, y clases de refuerzo educativo de manera presencial y online. Este apoyo no sería posible sin la implicación de la ciudadanía y de entidades como CaixaProInfancia que ayudan a financiar nuestros programas destinados a luchar contra la pobreza infantil.