declaraciones-justicia-espana-ninos.jpg

"Sé perfectamente que es lo primero que voy a hacer al cumplir los 18"

Cristina*, 17 años. El suyo, así como el resto de testimonios a los que hemos tenido acceso, muestran actuaciones en el ámbito judicial que suponen una negación de los derechos de los niños y pueden considerarse violencia institucional. 

Ella nos cuenta su historia de maltrato físico y psicológico y cómo han actuado jueces y psicologos con ella. 

Mis padres se divorciaron cuando yo era muy pequeña, tendría unos 5-6 años por lo cual no recuerdo mucho de todo aquello, muchas broncas, muchos juicios y nada de caso desde el punto de vista judicial.

Pero realmente la situación se empezó a poner difícil unos tres o cuatro años después cuando yo iba a 3º de primaria por lo cual calculo que tendría unos 8-9 años, que es cuando ya no es que escuches campanas, si no que empiezas a saber de donde suenan.

Por petición judicial he ido a innumerables psicólogos y parecidos, y si, te escuchan, pero luego hacen lo que les da la gana, cuando te preguntan qué quieres, en realidad les da igual, ya tienen la decisión tomada, no les influye en absoluto, pero lo hacen o por quedar bien o por que no les puedas echar en cara que no te han preguntado.

A mi, mi madre me ha maltratado tanto psicológicamente como físicamente, me ha insultado y me ha amenazado, ¿y con cuantos años? ¿Unos 12? Ya hay que tener la sangre fría para hacer eso a una niña, que no le he hecho ningún mal a nadie. Cuando dormía en casa de mi madre, realmente lo pasaba mal, nunca estaba y cuando lo estaba era para mal, había días que llegaba de madrugada, e iba al cuarto de mi hermana o al mío y nos despertaba de un bofetón, y se iba tan contenta, muchas veces llegaba borracha o a saber en qué situación, y nunca nadie la dijo nada, mi hermana que es un año y medio mayor que yo se comportaba como una madre para mi, me cocinaba todos los días, me ayudaba con los deberes, y me ayudaba a hacer todo, y ahora tengo peleas con ella porque me sigue protegiendo, sigue haciendo muchas veces del papel de madre.

No es normal que una niña de 12 años tenga que dormir con el móvil y algo de dinero debajo de la almohada por si pasaba algo y tenía que salir corriendo, no es normal que no pudiese dormir, ni que tuviese pesadillas todos los días, se puede ser adulto durante mucho tiempo, pero no se puede ser niño más que una vez, y a mi no me han dejado serlo.

He tenido que aguantar que una jueza literalmente me llamase "bicho raro" por no querer estar con mi madre, y no es que no quiera, es que soy incapaz, me dan ataques de ansiedad en cuanto sé que está cerca y que está en la misma habitación que yo, me falta el aire, y no sé cuantos casos de ataques de ansiedad he sufrido pero en uno de ellos he terminado en el hospital, y eso no es un berrinche, eso es miedo, es odio y es desesperación, y a la única que le importa eso es a mi, nadie fuera de mi familia se ha preocupado por mi, ni cuando me agrede en la puerta del instituto hizo el año pasado.

A mi aún a mi edad, que me queda poco más me medio año para los 18 años siguen sin hacerme caso, siguen sin escucharme, ni tenerme en cuenta.

Hace no mucho tuve un juicio, y cuando pregunté si podía hablar me dijeron que no, que ya había hablado mi padre por mi, eso no puede ser, cualquier persona con dos dedos de frente sabe que no coinciden dos personas, ni dos mentes, mi padre no soy yo, mi padre puede decir algo, que aún que se parezca, no tiene que ser lo que yo quiero decir, quiero decir mil cosas y no me dejan decir ninguna, por el simple hecho de que soy menor, como si eso fuera una excusa válida, no voy a ser más madura en unos meses, ni van a cambiar los hechos, ni nada por el estilo.

No es que las personas no entiendan, es que no quieren entender directamente. No les interesa o no les beneficia hacerlo, o cualquier cosa.

Yo he tenido que rechazar a mi sueño de estudiar en EEUU por la simple razón de que mi madre no firmó mi autorización, y porque un juez, que ni siquiera me conocía, dijo que no.
Aunque días atrás dijese que si, y el último día, hayan arrancado la primera hoja, y sustituido por otra diciendo que no podía ir, que era más importante la relación con mi madre.
¿En serio es más importante una relación con cualquier persona que un sueño, que mis estudios y que mi propia felicidad? Yo no lo creo y hay que ser muy estúpido para creer que si lo es.

Y por último, no es que no se estén cumpliendo los derechos de los niños, pero tampoco es que se estén violando, es que sencillamente no hay, son inexistentes.

Sé perfectamente que es lo primero que voy a hacer al cumplir los 18: ponerme a llorar. Porque será la primera vez que me podrán tomar en serio, que si quiero que me escuchen lo van a hacer, por las buenas o por las malas, no tengo por qué sentirme mal o sentir que no me escuchan, o que no importo porque en España parece que judicialmente hablando es lo que significa.

Y ahora veo a muchos abogados, jueces e incluso personas quejándose de la subida de tasas, pero aún sigo esperando a que solamente una se queje de la justicia inexistente española.

 

Es urgente proteger a los niños de todos los tipos de violencia a través de la prevención y la sensibilización y poner al servicio de los niños víctimas de violencia mecanismos de denuncia y reparación de los daños ocasionados.

FIRMA AHORA