18N: Save the Children alerta de la magnitud de la violencia sexual contra la infancia y reclama una justicia más rápida y especializada

  • Uno de cada cinco niñas, niños y adolescentes de 18 años en Euskadi puede haber sufrido violencia sexual a lo largo de su vida, según los estudios de prevalencia internacional. 

  • Save the Children alerta del aumento de la violencia sexual digital, en la que más del 78% de las víctimas son menores de edad. 

  • Los procesos judiciales siguen siendo demasiado largos, el 61% de las sentencias por abusos sexuales en la comunidad tardan más de dos años en resolverse.

Bilbao, 18 de noviembre de 2025. En el Día Mundial para Prevenir la Explotación, los Abusos y la Violencia Sexual, Save the Children recuerda que la violencia sexual contra la infancia sigue siendo una realidad en Euskadi, y que puede tener un impacto devastador en la vida de los niños, niñas y adolescentes.  La organización alerta también del fuerte incremento de la violencia sexual el ámbito digital, y advierte que los niños, niñas y adolescentes continúan sin recibir una protección efectiva, y que el sistema aún no está respondiendo con la rapidez ni con los recursos especializados que requiere su recuperación.
 

Los últimos datos del Ministerio del Interior indican que, en 2024, en el conjunto del Estado, hubo 9.393 delitos contra la libertad sexual de niños, niñas y adolescentes. En Euskadi, se contabilizaron 448 casos en 2024. Los datos muestran una alta prevalencia de víctimas de edades comprendidas entre 14 y 17 años, que agrupa el 53% de los casos, con una victimización femenina de alcanza casi el 87%. Por su parte, los casos de delitos contra la libertad sexual de niños, niñas y adolescentes de 0 a 13 años supusieron cerca del 47% del total, donde las niñas fueron las víctimas en más del 78% de las ocasiones.
 

“Estas cifras, sin embargo, son solo la punta del iceberg. Estamos ante un problema de unas dimensiones y alcance absolutamente inaceptables. La violencia sexual infantil sigue siendo una realidad oculta y normalizada que exige una respuesta urgente y coordinada”, afirma Charo Arranz, directora de Save the Children Euskadi.


La organización recuerda que la violencia sexual es una de las formas más graves de violencia que puede sufrir un niño o niña, con consecuencias que afectan su bienestar físico, psicológico y social. Las víctimas pueden desarrollar ansiedad, depresión, autolesiones, aislamiento, dificultades de aprendizaje y relaciones, además de una pérdida prolongada de confianza y seguridad.  Save the Children advierte de que los largos procesos judiciales y los circuitos de atención fragmentados agravan aún más el trauma y dificultan la recuperación de las víctimas.


La violencia sexual digital, un riesgo creciente e invisibilizado
Save the Children destaca que los niños, niñas y adolescentes se desarrollan también en Internet, por lo que su protección debe garantizarse también en este entorno. 


La explotación y el abuso sexual en Internet ha aumentado de forma alarmante: el 78,82% de las víctimas de violencia sexual digital en 2023 eran menores de edad, y casi la totalidad (97%) de jóvenes encuestados en el informe de Save the Children “Por una justicia a la altura” afirmó haber sufrido algún tipo de violencia sexual digital durante su adolescencia. En 2024, la Ertzaintza registró en Euskadi 295 denuncias por delitos informáticos hacia la infancia (4,4 veces más que en 2023), de las cuales 52 correspondieron a delitos contra la libertad sexual.


La violencia sexual digital incluye conductas como el grooming, sextorsión, difusión de contenidos íntimos sin consentimiento y el uso de la inteligencia artificial para crear imágenes sexuales falsas de niños, niñas y adolescentes, prácticas que dejan una huella emocional profunda y que se amplifican por la viralidad y permanencia en la red. Estas formas de violencia se interrelacionan en el entorno digital. Según la encuesta del informe de Save the Children “Redes que atrapan”, 1 de cada 5 jóvenes afirma que alguien creó o difundió imágenes suyas manipuladas con IA cuando eran menores y sin su consentimiento. 


Procesos judiciales lentos y revictimización
La infancia víctima de abusos sexuales sigue enfrentándose a un sistema de justicia lento y poco adaptado:  el 61% de las sentencias analizadas en Euskadi tardan más dos años en resolverse, y el proceso obliga a las y los menores a revivir su relato en múltiples ocasiones. Esta lentitud de los procesos y la falta de formación especializada en infancia contribuyen a la victimización secundaria, dificultan la recuperación de las víctimas y debilitan la eficacia de las condenas.


Estas cifras evidencian la urgente necesidad de adaptar el sistema judicial para garantizar que los niños y niñas víctimas de violencia sexual reciban una respuesta rápida, especializada y protectora. 


“La violencia sexual sigue siendo una realidad que atraviesa la vida de muchos niños, niñas y adolescentes en Euskadi. Las víctimas deben enfrentarse además a unos procesos judiciales confusos y largos, que los obligan a revivir su experiencia y les causan un sufrimiento añadido. No podemos permitir que la infancia siga pagando el precio de una protección insuficiente y de procesos judiciales que llegan tarde”, afirma Arranz. 


Prevención, formación y justicia especializada 
Desde Save the Children llevamos años impulsando y recomendando una especialización de la justicia en violencia contra la infancia y adolescencia. Esta especialización debe tener como objetivo una atención adecuada, eficaz y centrada en los derechos de la infancia y la adolescencia, conforme al mandato y los derechos recogidos en la LOPIVI, a nivel estatal y, la Ley de infancia y adolescencia 02/2024 (LIA), a nivel autonómico.


La organización reconoce los avances de la LIA, pero alerta de que la protección de los niños y niñas frente a la violencia sexual sigue siendo insuficiente, y que es preciso seguir avanzando. 

  • Entre las medidas prioritarias, Save the Children insta a las instituciones vascas a trabajar en las áreas de prevención, formación de profesionales, y creación de órganos de justicia especializada:
    Impartir educación afectivo-sexual desde edades tempranas en ámbitos educativos, familiares y sanitarios, como herramienta clave para la prevención de la violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes.
  • Garantizar formación obligatoria y continuada para profesionales de los ámbitos en contacto con NNA en materia de violencia sexual infantil.
  • Sensibilizar a la población, a las familias y a los entornos de infancia sobre la violencia sexual infantil y sus dinámicas de ocultamiento.
  • Asegurar la implementación del modelo Barnahus en Euskadi, incluyendo recursos humanos y materiales adecuados.
  • Impulsar la creación juzgados especializadas en violencia contra la infancia, para que los procesos respondan a la realidad de los niñas, niños y adolescentes.

Barnahus: un modelo que demuestra eficacia
El modelo, que ya opera en Cataluña, ha demostrado una eficacia incuestionable. Solo en 2024, las Barnahus de Cataluña atendieron cerca de 3.000 casos de violencia sexual infantil. Los resultados del proyecto piloto en Tarragona muestran que este modelo reduce la duración de los procesos judiciales de casi tres años a poco más de un año, aumenta las condenas (del 65,9% al 84,5%) y mejora la experiencia de las víctimas, que deben repetir menos veces su testimonio. En Euskadi, la ley de infancia y adolescencia 02/2024 lo recoge como el modelo de referencia en el que se basarán sus recursos de atención a la infancia y adolescencia víctima de abusos sexuales con el fin de proporcionarles una atención integral y coordinada, donde tendrán lugar todas las medidas de acogida, apoyo, protección y recuperación a las víctimas. Su implementación es urgente, dada la magnitud del problema que estos delitos suponen en términos de impacto social, sanitario, educativo, judicial y de seguridad.  


La validez del modelo reside en sus diez estándares de calidad que asegurar la prevalencia de su esencia y objetivos fundacionales. Estos persiguen: poner el interés superior del niño y niña en el centro de la intervención, trabajar desde un marco regulador formal multidisciplinario e interdepartamental, incluir a todos los niños y niñas como posibles usuarios del centro, proporcionar un entorno amigable para niños, niñas y adolescentes, gestión holística e interdepartamental del caso, entrevista forense utilizando protocolos de entrevista basados en la evidencia, examen médico siguiendo recomendaciones y disponible, servicios terapéuticos para la niña y el niño y su familia, formación continuada y desarrollo de competencias de los profesionales, prevención: compartir información, sensibilizar y construir competencia externa. 
 

Los estándares establecidos hacen del modelo Barnahus la solución más apropiada para abordar la violencia sexual infantil. La clave de este cambio de paradigma, inspirado en el modelo islandés, reside en la formación especializada y permanente de todos los profesionales implicados.