rs57839_mg_1534-lpr.jpg

El último de la fila, el último de la clase

Uno de cada tres niños en países en conflicto no recibe educación

Los conflictos siguen causando el mismo sufrimiento que hace noventa años. 

Desde 1990, el 80% de las víctimas civiles de guerras han sido mujeres y niños. Durante la última década, dos millones de niños fueron asesinados en conflictos armados, seis millones resultaron heridos y otros 20 millones se vieron obligados a abandonar sus casas. Teniendo en cuenta que la mayoría de los conflictos tienen una duración superior a diez años, esos niños viven toda su infancia con un miedo constante y sin acceso a la educación. 

Según denunciamos en nuestro informe El último de la fila, el último de la clase, 39 millones de niños y niñas no van a la escuela por culpa los conflictos armados, más de la mitad de los 75 millones de niños que no van a la escuela en el mundo.

Cuando se produce una guerra, una de las primeras víctimas suele ser el sistema educativo. Los gastos estatales destinados a la educación se desvían para la financiación de acciones militares, los sueldos de los profesores dejan de llegar y las escuelas a menudo son tomadas por las fuerzas armadas o destruidas” 

Los libros contra las balas

Entre 2005 y 2007, los países frágiles afectados por conflicto recibieron apenas un cuarto de la ayuda total dada a la educación básica, a pesar de albergar a más de la mitad de los niños y niñas sin escolarizar en el mundo. Estos niños son los grandes olvidados de la ayuda internacional a pesar de que la educación es un medio fundamental tanto para su protección como para contribuir a la paz y reconciliación en sus países.

La educación es el único medio capaz de romper el círculo de la pobreza y ofrecer a estos niños y niñas una oportunidad de futuro. Cada año de escolarización de los varones puede reducir el riesgo en verse involucrados en el conflicto hasta en un 20 por ciento. Además, cada año de escolarización supone un aumento de los salarios de hombres y mujeres de un 10 por ciento en el promedio mundial. La educación de las niñas es una medida especialmente potente para generar prosperidad social. La educación de una madre puede tener influencias significativas sobre la supervivencia de sus hijos e incrementar la probabilidad de que sigan recibiendo educación.

Descarga en PDF el informe El último de la fila, el último de la clase

DESCARGAR