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Infancia bajo asedio

Vivir y morir en las zonas asediadas de Siria

Cuando oigo el ruido de una bomba o de un avión, me da mucho miedo y corro a escapar y a esconderme debajo de mi cama."

Ahmed, un niño de Douma

Nos acercamos a su quinto año desde que comenzó el conflicto en Siria, la mayor crisis humanitaria de nuestro tiempo. La brutal violencia contra los civiles y la dificultad que existe para hacer llegar ayuda humanitaria, ha forzado a huir de sus hogares a la mitad de la población, 6,6 millones de personas desplazadas dentro del territorio sirio y otros 4,7 millones de refugiadas que buscan seguridad y asistencia en los países vecinos y, cada vez más, en Europa.

Entre 250.000 y 470.000 personas han muerto, y para los que se quedan dentro del país la situación cada vez es peor. Al menos 250.000 niños y niñas sirios vive bajo asedio, en cárceles al aire libre.

Hay francotiradores que disparan a todo el mundo en la carretera, y minas en el campo. Los puestos de control paran todo lo que entra: alimentos, medicinas, combustible; todo lo que se necesita para vivir. Paran a la gente que se va, incluso a los niños enfermos que necesitan ayuda médica. Las casas y los colegios están en ruinas debido a los bombardeos. Los niños se mueren de hambre y los mercados están vacíos. Aunque estemos en el siglo XXI, aquí es como cientos de años atrás. Eso es lo que significa vivir bajo asedio."

Trabajador sirio, enero de 2016

Ellos y sus familias han sido asilados del mundo exterior, rodeados de grupos de combatientes que utilizan el asedio de forma ilegal contra la población civil como arma de guerra, impidiendo que entren alimentos, medicinas, combustible y otros suministros esenciales. En medio de la espiral de atrocidades en Siria, estos niños están entre los más vulnerables. Quieren que el mundo escuche su historia.

 

La imagen que se dibuja sobre las ciudades sitiadas es la del enorme sufrimiento e injusticia. Niños enfermos muriendo mientras que los medicamentos que necesitan están al otro lado del puesto de control. Niños y niñas forzados a comer hojas o comida para animales a tan solo unos kilómetros de los almacenes de comida. Familias que se congelan de frío incapaces de encontrar combustible, rasgan el relleno de los colchones en busca de algo que quemar, mientras que los niños se esconden por miedo a los bombardeos que siguen cayendo sobre una población atrapada.

Los niños viven al borde la muerte. Se ven forzados a comer hojas, está prohibido entrar incluso harina y leche."

Ra’ed, trabajador humanitario en Moadamiyeh

Más del 22% de los bombardeos aéreos en Siria durante 2015 se produjeron en zonas que ahora Naciones Unidas clasifica como asediadas. Los médicos operan sin electricidad ni equipamiento básico, y los colegios se refugian bajo tierra en un intento desesperado de mantener a los niños y niñas a salvo de las explosiones.

A los heridos se les deja morir porque no hay medicamentos para salvar sus vidas"

Haya, madre en Ghouta oriental 

 



En Save the Children publicamos el informe "Infancia bajo asedio" con el objetivo de arrojar luz sobre la aterradora realidad de las personas que malviven en las zonas asediadas de Siria. Este informe muestra la urgente necesidad de que la comunidad internacional adopte medidas. Después de cinco años de conflicto, el sufrimiento de las comunidades asediadas, algunas llamadas "campos de las muerte”,  es la prueba más impactante del fracaso de la comunidad internacional.





Desde 2014 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado cinco resoluciones – una cada cuatro meses y medio– exigiendo un acceso libre humanitario, a pesar de lo cual el asedio a pueblos y ciudades en toda Siria es más contundente que nunca. El número de personas bajo asedio aumentó más del doble durante el año pasado.

 

El acceso a estas zonas por parte de organizaciones humanitarias es prácticamente inexistente y se redujo aún más durante el pasado año. Menos del 1% de las personas bajo asedio recibió ayuda alimentaria de la ONU en 2015 y solo alrededor del 3% obtuvo asistencia médica. A pesar de los peligros y dificultades, las agencias de ayuda sirias colaboran estrechamente con las comunidades locales y con la sociedad civil para obtener ayuda donde sea y siempre que sea posible: muchas lo hacen poniendo sus vidas en riesgo por hacerlo por vías no oficiales.

Morir porque no consigues medicamentos o cuidados médicos, recortar el número de comidas diarias a la mitad o más. Ver morir a niños por falta de alimentos, vivir atemorizados por los incesantes bombardeos y fuego de artillería o no poder asistir a clase, especialmente por miedo a los bombardeos, son algunas de las consecuencias a estos horribles asedios que están viviendo muchos niños y niñas en Siria.



Ningún niño debería tener que vivir bajo estas condiciones. Las partes en el conflicto tienen la obligación, en virtud de la legislación internacional, de permitir que la ayuda humanitaria llegue a las zonas sitiadas. A los niños y al resto de civiles se les han negado sus derechos en estas zonas durante demasiado tiempo, con consecuencias desastrosas. No puede permitirse que continúe esta intolerable situación.

 

Desde Save the Children pedimos que con urgencia las partes en conflicto levanten los asedios de forma inmediata y garanticen el paso seguro de las agencias humanitarias para distribuir ayuda entre la población necesitada. También deben dejar de atacar colegios, hospitales y otras infraestructuras civiles críticas. La ayuda humanitaria no es una baza en las negociaciones políticas, son un derecho de la población.

Ayúdanos a llegar a las personas que más lo necesitan en Siria

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Descargar el informe "Infancia bajo asedio" en castellano en PDF

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