Aslı* tiene 9 años y cursa 3º de primaria. Aslı* y su familia, viven en un pueblo de la provincia de Adıyaman, pero vieron su casa destruida por los terremotos del 6 de febrero. Posteriormente, la familia empezó a vivir en una tienda de campaña. Cuando llegó el invierno, la familia se encontró con el equipo de Save the Children Türkiye que distribuía artículos domésticos de invierno en la región.

ESTAR PREPARADOS PARA SALVAR VIDAS: NUESTRO FONDO DE EMERGENCIAS

Cuando tiembla la tierra, cuando un ciclón destruye todo a su paso, cuando lo único que se escucha es el sonido del agua inundando las casas, cuando la infancia se encuentra en peligro por un conflicto. Siempre estamos preparados frente a una posible emergencia: somos los primeros en responder y los últimos en salir, permaneciendo todo el tiempo que sea necesario para ayudar a los niños, las niñas y las familias a recuperarse de sus pérdidas, restaurar sus vidas y desarrollar la capacidad de recuperación en los próximos años. Cuanto más rápido respondemos a la emergencia, más posibilidades tenemos de salvar la vida de los niños y las niñas y de ayudarles a recuperar sus vidas.

Cuando se produce una emergencia, lo más importante es garantizar la protección y seguridad de los niños y niñas afectados. A través de nuestros programas de reunificación, trabajamos para que los niños que se han visto separados de sus familias vuelvan a su lado lo antes posible. Desde un primer momento comenzamos a establecer espacios seguros donde los niños y niñas pueden jugar y donde reciben atención psicológica. Está demostrado que esto ayuda a minimizar traumas y otros efectos a largo plazo.

Paralelamente, nuestro trabajo se centra en asegurar que recuperan lo antes posible el acceso a derechos básicos como la educación, la atención sanitaria, el agua y la higiene. Tratamos de aprender juntos de la experiencia y, junto con las comunidades, ayudamos a generar capacidades locales para la preparación en desastres.

Actualmente, hay más niños y niñas con necesidades humanitarias que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial. En todo el mundo, los niños se enfrentan a una policrisis provocada por conflictos, la crisis climática y la inseguridad alimentaria.

¿CÓMO FUNCIONA EL FONDO DE EMERGENCIAS DE SAVE THE CHILDREN?

El Fondo de Emergencias es un instrumento que nos permite movilizar recursos de manera veloz, flexible y eficiente en situaciones de emergencia, como desastres naturales o conflictos armados. Así, podemos ayudar rápidamente a los niños y las niñas que quedan más desprotegidos, dando respuestas humanitarias y una asistencia integral, para ayudar a disminuir el impacto de las crisis.

Con el Fondo de Emergencias, los equipos pueden adaptar su respuesta y reorientar recursos a medida que cambia la situación. En un contexto marcado por crisis recurrentes y complejas, la financiación flexible facilita responder a las necesidades más críticas para activar rápidamente a las organizaciones socias y comunidades locales, e iniciar intervenciones salvando vidas.

En 2023, el Fondo de Emergencias ayudó a nuestros equipos a responder a los devastadores terremotos en Turquía y Siria, la crisis en Gaza, el ciclón en Myanmar, el conflicto en Sudán, el colapso económico en Afganistán y el aumento del hambre en el mundo. Gran parte de ese trabajo fue posible porque contábamos con fondos que nos permitieron actuar desde el primer día: estábamos preparados para ayudar.

Pero la falta crónica de financiación y los niveles récord de necesidad humanitaria significan que el Fondo es más importante ahora que nunca. Casi 300 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria en 2024, según cálculos de Save the Children. Este año, seguiremos apoyando a la infancia que vive en los contextos más peligrosos y se enfrentan a los retos más difíciles para sobrevivir, mantenerse a salvo y seguir aprendiendo.

Se necesita un pueblo para criar a un niño, pero hace falta una comunidad global preocupada para ayudar a salvarlos de situaciones que ponen en peligro sus vidas. Los niños y las niñas necesitan nuestro esfuerzo colectivo, de una comunidad global de donantes y una respuesta rápida para protegerlos de estos peligros a los que se enfrentan.