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Justicia por los crímenes contra los niños y niñas rohingya

El próximo 25 de agosto se cumple un año del comienzo de la escalada de violencia que tuvo lugar en Myanmar contra el pueblo rohingya. Como consecuencia de las persecuciones, asesinatos y violaciones que se produjeron, más de 700.000 rohingya, de los cuales la mitad son niños y niñas, han huido desde entonces a Bangladesh. Las condiciones de vida del campo de refugiados de Cox's Bazar, ya de por sí precarias, se han agravado con la llegada de las lluvias del monzón las últimas semanas y tampoco existen condiciones de seguridad que permitan a los rohingya regresar a sus poblaciones en Myanmar.

Un año junto a los niños y niñas rohingya

En la actualidad hay más de 6.000 niños y niñas rohingya no acompañados y separados que viven en Cox's Bazar, donde se enfrentan a una grave escasez de alimentos y corren un mayor riesgo de explotación y abuso.

Muchos niños y niñas han vivido en persona los horrores que se produjeron en aquellos días en Myanmar tanto con agresiones directas hacia ellos como siendo testigo de ataques y asesinatos de familiares y vecinos. Uno de cada dos niños rohingya que han llegado huyendo a Bangladesh sin sus padres quedó huérfano debido a la violencia brutal que se vivió en Myanmar. Durante aquellos días los soldados quemaron aldeas enteras, se produjeron masacres y mujeres y niñas fueron víctimas de violaciones.


  • «Nos dijeron que nos fuésemos a casa y nos quedásemos allí... luego le prendieron fuego con nosotros dentro.»

  • «Un soldado arrancó a un bebé de brazos de su madre y lo tiró al fuego. Se llamaba Sahab* y no tenía ni un año.»

 

Nuestros compañeros, responsables de protección infantil en los campamentos, pensaban que muchos de los niños y niñas se habían perdido en el caos del viaje, pero los datos indican que muchos de ellos han perdido a sus padres de manera definitiva (un 63% se separaron en ataques a las propias aldeas y un 9% mientras intentaban huir).

Hace un año nuestros equipos vieron a los niños y niñas llegar a Bangladesh solos, angustiados, hambrientos y tan exhaustos que no podían ni hablar. Establecimos espacios seguros para que pudieran recibir apoyo las 24h del día mientras buscábamos a sus familias. Un año después parece claro que, para muchos, esa reunificación familiar nunca tendrá lugar.

Estos niños son extremadamente vulnerables y han tenido que sobrevivir a la vida en los campamentos, sin su familia, en un lugar donde son corren riesgo de caer en redes de tráfico, matrimonio precoz y otras formas de explotación. Esta es la consecuencia de un sangriento conflicto donde los civiles han sido atacados y asesinados de forma masiva.

Nadie responde ante los crímenes

A pesar de la gravedad de lo sucedido, que ha llegado a describirse como limpieza étnica, crimen contra la humanidad e incluso como un posible genocidio, solo 7 soldados han sido llevados ante la justicia por los crímenes cometidos en Myanmar desde el 25 de agosto del pasado año.

Por eso en Save the Children pedimos que se lleve ante la justicia a través de la Corte Penal Internacional a los responsables de las atrocidades cometidas contra el pueblo rohingya que incluyen violaciones graves contra la infancia en conflicto armado.

Es necesario que la justicia actúe para enviar un mensaje al mundo que asegure que no volverán a repetirse crímenes tan graves como los que ha vivido el pueblo rohingya, especialmente los que han sufrido los niños y las niñas. 

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