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Pobreza infantil en Europa

España, segundo país europeo con más niños viviendo bajo el umbral de la pobreza

Ningún país europeo se encuentra libre de pobreza infantil. En toda Europa, más de 25 millones de niños están en riesgo de pobreza o exclusión social, una situación cuyos efectos pueden perdurar toda la vida, según datos de Eurostat, la oficina europea de estadística. En conjunto, estos niños conformarían el séptimo país más poblado de la Unión Europea.

La infancia está más expuesta al riesgo de pobreza o exclusión social que los adultos, y los efectos de la pobreza pueden perdurar toda la vida. Los niños y niñas nos cuentan que, para ellos, ser pobre consiste en ir al colegio con el estómago vacío, vivir preocupados porque su padre o madre no pueden pagar el alquiler, dormir con su padre, madre, hermanos y hermanas en una misma habitación, pasar el invierno en casas y colegios fríos, sin dinero para pagarse los libros y sin atreverse a albergar esperanzas ni sueños.

Ningún país europeo se encuentra libre de pobreza infantil.

Dormimos cuatro personas en la misma habitación, mi madre, mi padre, mi hermana y yo, porque tenemos una casa muy pequeña. Cuando llego a casa en invierno hace frío, y en verano hace demasiado calor.”

Niña, España

España se sitúa en la segunda posición de la lista de países europeos con mayor tasa de niños viviendo en hogares bajo el umbral de la pobreza, con un 29,6% (más de 2.460.000 millones de niños), solo por detrás de Rumanía y lejos de la media europea del 21,1%. Si además de los ingresos del hogar tenemos en cuenta si los padres trabajan o no y la capacidad para hacer frente a los gastos de alimentación, calefacción, ropa u ocio de los niños, España se sitúa en el quinto puesto del llamado índice AROPE, que mide la pobreza y también la exclusión social, con un 34,4% de los niños en esta situación.

La causa principal de la pobreza infantil y la exclusión social es la desigualdad, la brecha que existe entre ricos y pobres.  Los niños en familias monoparentales, familias numerosas donde los adultos no tienen, o apenas tienen trabajo, son más susceptibles de crecer en la pobreza. Incluso a los niños y niñas cuyos progenitores cuentan con un trabajo remunerado nada les garantiza estar libres de la pobreza.

Durante los últimos años, la desigualdad ha ido en aumento en toda Europa. El 10% de los hogares más ricos ganan ahora un 31% de los ingresos totales y poseen el 50% de la riqueza. España es uno de los países donde más han aumentado las desigualdades sociales desde el inicio de la crisis económica en 2008, según la OCDE. La desigualdad no es solo una de las causas de la pobreza, también es una de las consecuencias. Los niños nacidos en zonas económicas o socialmente desfavorecidas, los que tienen alguna discapacidad o los que provienen de alguna minoría o familia migrante tienen más posibilidades de vivir en situación de pobreza.

Pobreza educativa, un callejón sin salida

Sé que ir a la escuela es importante, pero para ello necesito mucho dinero. Si le pido dinero a mamá ella refunfuña y me dice que ahora que papá está en la cárcel no puede dármelo para comprar libretas, bolígrafos y libros. Pero si no los llevo a clase los profesores se enfadan y mis compañeros se ríen de mí, y yo así no quiero ir al colegio.”

Niño, Italia

Uno de los aspectos más demoledores de la pobreza infantil en Europa: la pobreza educativa. Desde el comienzo de la crisis económica en 2008 ha habido una disminución constante del gasto público en educación en Europa, con una caída media del 3% desde entonces. En el caso de España, esta reducción ha sido del 12%. Los niños y niñas cuyos progenitores tienen un nivel de educación bajo tienen más probabilidades de crecer en la pobreza y ser socialmente excluidos, al igual que los hijos e hijas de inmigrantes.

A los niños y niñas con una educación deficiente también se les niega la oportunidad de desarrollar las habilidades no cognitivas que les permitan crecer emocionalmente, establecer relaciones y tener una finalidad dentro de la sociedad a la que creen pertenecer. Disponen de menos oportunidades para participar en actividades culturales, deportivas y sociales, para desarrollarse emocionalmente y para ser conscientes de su potencial. Conforme crecen, se enfrentarán a retos mayores para convertirse en miembros activos de la sociedad y para encontrar trabajos estables y de calidad.

Es un círculo vicioso: la privación material deriva en pobreza educativa y viceversa. Esta transmisión intergeneracional de desigualdades no es justa y es costosa, tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto. Si los países europeos no consiguen llegar a los niños que se quedan atrás, nos arriesgamos a que la división social vaya a peor en el futuro.

La pobreza educativa tiende a transmitirse entre generaciones, pero también es un proceso que puede y debe de ser cambiado.

La inversión en infancia, la clave para romper el círculo de la pobreza

La política y los responsables políticos deberían de abordar la pobreza infantil y la exclusión social desde un enfoque intersectorial. Asimismo, deberían de facilitarse unos fondos adecuados para invertir en educación y cuidados durante la primera infancia y asegurarse de que los sistemas de educación estatales ofrecen una educación de calidad y equitativa.

Nuestro país está a la cola de Europa en tasas de pobreza infantil porque las ayudas sociales, de acceso restringido y condicionadas a que los padres trabajen, son claramente insuficientes para reducirla. El porcentaje de niños en riesgo de pobreza antes de recibir las ayudas sociales es de 37,5% y después de las ayudas se queda en un 29,6%. Es decir, las ayudas reducen la pobreza en 7,9 puntos porcentuales. Si nos comparamos con Irlanda, un país que ha sufrido una crisis económica similar a la nuestra, sus ayudas sociales han sido capaces de reducir la pobreza infantil en 27,3 puntos, pasando de un 44,3% de niños en riesgo de pobreza a un 17% después de las prestaciones. España tan solo invierte el 1,3% del PIB en protección social a la infancia, lejos de la media europea del 2,3%, una cifra inaceptable para nuestro país.

En Save the Children creemos que la mejor forma de proteger y empoderar a los niños y niñas es invirtiendo en ellos. Si bien no hay políticas uniformes para todos los países europeos, sí que existen varias medidas políticas que han demostrado ser eficaces en la lucha contra la pobreza infantil y la exclusión social. Estas incluyen: proporcionar protección para niños y niñas y apoyo para las familias; invertir en educación y cuidados durante la primera infancia; asegurar oportunidades educativas de calidad para todos los niños y niñas y garantizar trabajos de calidad para sus progenitores. Solo hay que ver cómo los países que más invierten en infancia, más reducen su tasa de pobreza infantil.

Porcentaje de niños y niñas en riesgo de pobreza antes y después de las transferencias sociales 2015

Significativamente, la Recomendación Invertir en la infancia coloca a la infancia y a la ayuda a los niños y niñas más desfavorecidos en el centro de los esfuerzos para combatir la pobreza infantil y la exclusión social y resalta que los primeros años de un niño o niña son una etapa crucial para su desarrollo.

Por eso en Save the Children pedimos al gobierno que:

  • En este momento de elaboración de presupuestos para 2017, aumente la inversión en políticas de protección social de la infancia y educación hasta alcanzar los niveles europeos.
  • Que amplíe hasta los 100 euros mensuales la prestación por hijo a cargo, con una bonificación adicional de un 50% para familias monoparentales.

Con una inversión adecuada y la implantación de unas políticas efectivas por parte de los Estados miembros de la UE, se conseguiría que millones de niños y niñas desfavorecidos se convirtiesen en miembros activos y empoderados de la sociedad. Invirtiendo en infancia invertimos en una Europa más justa e igualitaria. Todos ganamos.

 

Pide al Gobierno que aumente su inversión en infancia

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