Memoria anual 2017

Mirar atrás y repasar lo avanzado en 2017 produce sentimientos encontrados.

Por un lado, trae a la memoria de nuevo los grandes desafíos que nos vimos obligados a enfrentar:

En el Cuerno de África, la sequía extrema volvió a poner al límite la capacidad de supervivencia de las comunidades. Pude vivirlo directamente en Somalia, donde el hambre y la violencia armada segaron las vidas de miles de niños y niñas.

En Myanmar la violencia genocida del ejército provocó miles de muertos y el éxodo acelerado de 650.000 rohingyas a Bangladés - más de la mitad niños-, donde continúan viviendo bajo enormes privaciones.

En España vivimos la llegada de más de 2.000 menores extranjeros no acompañados a nuestras costas que viven en situación de extraordinaria vulnerabilidad.

1,4 millones de niños y niñas vivieron en situación de pobreza severa en nuestro país y se produjeron nuevas y numerosas víctimas infantiles de acoso, abuso, maltrato y negligencia.

Pero 2017 es también recordar a los millones de niños, niñas y familias a los que llegamos a través de programas de Save the Children. Niños y niñas salvados de morir por desnutrición, por naufragar en el mar, a los que facilitamos educación, y a los que pudimos proteger de la violencia y la explotación.

Miles de profesionales de Save the Children han puesto toda su entrega para salvar vidas, aliviar el sufrimiento, generar oportunidades y proporcionar dignidad a los niños y niñas víctimas de las mayores injusticias.

Los desafíos siguen siendo enormes, pero unidos a todas las personas que creen y apoyan nuestra causa, seguimos comprometidos y determinados en la lucha por desencadenar grandes avances en el modo en que el mundo trata a los niños y las niñas.